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Jamón tradicional, la preparación

El jamón de Navidad sigue siendo el plato favorito de Nochebuena. Tiene un sabor característico. Se importa de América, se ahúma y se sala mucho para conservarlo, y siempre requiere una larga fase de preparación en la que se remoja en agua (durante 3 o 4 días).

Se cuece el jamón con leña de la India, laurel y otras hojas, se desecha el agua y se repite el proceso. Antes de meterlo en el horno, se le quita la corteza (que se guardará para el kalalou), se parte la carne, se le añade azúcar para caramelizarla y se decora con rodajas de piña antes de meterlo en el horno. Los jamones comerciales no tienen en absoluto el mismo sabor.

La costumbre del jamón navideño es una tradición inglesa; en todas las antiguas colonias británicas, e incluso en Estados Unidos, se come carne de cerdo en Navidad. Martinica fue colonia británica de 1762 a 1763, de 1794 a 1802 y de 1808 a 1815.

Navidad: villancicos y fiestas

La Navidad, como en todas partes, es un día de júbilo. Está marcada por los himnos y los ritornellos. Los villancicos son en francés, mientras que los ritornellos son en criollo y muy paganos. En contraste con los cantos religiosos, relatan la vida de Michaud en un estilo bastante libertino, en el que se burlan de él a voz en grito cantando que "atrapado por el alcohol, revela falsamente que José no es el padre de Jesús".

El cerdo está en la mesa en todas sus formas, patés salados, morcilla roja, schrubb, el licor casero de cáscara de cítricos que se deja macerar en ron, azúcar y especias, entregado a la generosidad del sol, un número suficiente de veces para que se convierta en licor. El inevitable jamón ocupa un lugar de honor, y una vez entregados los juguetes a los niños... " La Navidad había volado de repente en el frou-frou púrpura de sus grandes alas de alegría", dice Césaire con asombro.

La fiesta de los Santos Inocentes, que se celebra el 28 de diciembre, será honrada tanto desde el punto de vista religioso como mágico. Es una buena ocasión para hacer bendecir en misa el regalo recibido, ¡nunca se sabe!