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El Dikté Kréyol en Martinica

Octubre es el mes en el que los dictados del 28 de octubre cobran todo su sentido. Para algunos, el día está reservado a esta lengua, para otros a una parte de nuestro patrimonio: la lengua criolla. Al igual que la lengua francesa en su día, la lengua criolla espera hoy un gran esfuerzo por parte de todos, que reconozca sin complejos su riqueza. Ya es hora de que se acepte sin complejos de inferioridad ni de superioridad y se hable de verdad, como se habla de verdad el francés, para hacer bueno el proverbio que dice: "lè milat rivé i ka bliyé sé nègres ki manman'y ", que también puede entenderse de esta forma: "Lè neg rivé i ka bliyé manman'y palé kréyol ba'y! (El advenedizo olvida sus orígenes).

El sábado 9 de mayo de 1998 se celebró en el auditorio principal de la Universidad Antillas-Guayana el primer Dikté kréyol de Martinica, retransmitido en directo por las televisiones públicas de Martinica, Guadalupe y Guayana Francesa. El texto fue tomado de una entrevista con el narrador samaritano Martin-Valet, y leído por el escritor Térèz Léotin bajo el título Man Doudou épi bèlè-a. El acto fue organizado por RFO-Martinique y el escritor Nady Nelzy, GEREC y miembros de la asociación Bannzil kréyol Matinik. Participaron principalmente alumnos de primaria y secundaria, así como personalidades del mundo de la cultura y la educación, como la consejera pedagógica de lengua criolla Josette Burlet-Miatékéla, que coordinó la corrección. El acto fue presentado en criollo por Flyy, de RFO-Martinique.

Este primer acto iba a dar lugar a una tradición de Dikté kréyol en Martinica, en torno al 28 de octubre, Día Internacional de la Lengua Criolla (una celebración organizada por primera vez en Dominica y adoptada después en todas las zonas criollohablantes del mundo). Además del valor de practicar la ortografía criolla, el Dikté incluía preguntas sobre la historia, la literatura y la cultura de Martinica en general. La escritura no puede salvar las lenguas, pero la tradición del Dikté kréyol, que ofrece a los participantes obras de autores consagrados cuyo criollo se ha trabajado mediante la escritura, puede ser un elemento importante para preservar el criollo auténtico.

Siguiendo la estela de este Dikté "histórico" se han puesto en marcha otras manifestaciones:

El Dikté de la asociación L.L.K. M.(Liannaj pou Lanng Kréyol Matinik). LLKM es un grupo de asociaciones del mundo de la educación, la literatura y el bèlè, cuyo punto en común es la lengua criolla.

El Dikté de laasociación Dinamik Jenn Matnik de Foyal, con sus 3 niveles de dificultad: Mapipi (practicantes avanzados de la escritura criolla), Manmay nef (principiantes), Timanmay (niños).

Sanblaj pou fè kréyol lékol,asociación de profesores de lengua criolla, organiza actos Dikté en colaboración con las autoridades locales, que no se limitan al periodo del 28 de octubre. Los ganadores reciben libros en criollo.

También existe el concurso Dikté kréyol, organizado por la ciudad de Trinité, y una original iniciativa de la asociación KM2 y la biblioteca municipal de Le François, que repite el ejercicio proponiendo una traducción del francés al criollo o un ensayo sobre un tema en criollo.

Del folclorismo y el doudouismo a las reivindicaciones identitarias

La sociedad esclavista, como cabe imaginar, dejaba poco espacio para las belles lettres. Durante todo el siglo XIX y la primera mitad del XX, la producción de textos literarios en lengua criolla fue obra de colonos blancos. La ideología que brillaba era la de los amos: negrofobia, incluso apología de la esclavitud, nostalgia más o menos claramente declarada de aquel sistema. Les Bambous, fables de La Fontaine travesties en patois martiniquais par un vieux commandeur, de François Marbot, publicada poco antes de la revolución antiesclavista del 22 de mayo de 1848, es una obra reveladora a este respecto. A partir de mediados delsiglo XX, empezó a surgir una forma más auténtica de literatura en lengua criolla, con autores como Gilbert Gratiant(Fab Konpè Zikak, 1958), Marie-Thérèse Julien-Lung Fou y Georges Éleuthère Mauvois, este último quien, con Agénor Cacoul en 1966, inauguró en Martinica un teatro político bilingüe criollo-francés que daba voz a las clases trabajadoras. En su teatro, Mauvois mostró cómo la lengua ("grand français") podía ser un instrumento de dominación, en el contexto de la diglosia. De forma más general, en el último tercio del siglo XX en Martinica, se consideró que el criollo tenía el potencial de convertirse, en la política y la literatura, en un instrumento para la búsqueda de la identidad y la emancipación. Los boletines de las distintas secciones de la AGEM (Association Générale des Étudiants Martiniquais) llevaban nombres en criollo, aunque la mayor parte de su contenido estaba escrito en francés.

El periódico criollo Grif an tè (1977-1982)

Cabe destacar el papel desempeñado por el periódico Grif an tè en la promoción del criollo escrito al nivel más amplio posible, en conjunción con la labor académica del GEREC (Groupe d'Études et de Recherches en Espace Créolophone) bajo la dirección del profesor Jean Bernabé, en la Université Antilles-Guyane.

Para el equipo de Grif an , el criollo debía ser un instrumento para compartir experiencias entre personas de toda condición, un elemento que refuerza la solidaridad y la unidad popular. En Grif an , el criollo era también el medio que permitía contar la historia a partir de las personas directamente implicadas o testigos del acontecimiento, o del testimonio oral de padres o abuelos (aunque la memoria individual o la transmisión oral no sean una fuente de verdad incuestionable). De este modo, el periódico ha podido cubrir, en criollo, acontecimientos de la historia de Martinica como la Insurrección del Sur de 1870, la vida cotidiana bajo el almirante Robert - durante la Segunda Guerra Mundial, el Affaire des 16 de Basse-Pointe (1948), o el Grand Marronnage de René Beauregard (1942-1949).

El equipo de Grif an tè estaba formado por intelectuales y profesores (Serge Domi, Serge Harpin, Térèz y Georges-Henri Léotin, Marie-Denise Padra-Léotin, Raphaël Confiant, Monchoachi, etc.), así como por militantes sindicales y anticoloniales (Lucienne Chéry-Zékoté, Lucien Padra, Claude Clairicia, Claude Larcher, Franck Zaïre, Fred Dubousquet, etc.).

Desde un punto de vista más estrictamente literario,Grif an tè fue también un lugar de expresión de jóvenes escritores martiniqueses como Monchoachi, Raphaël Confiant, Djanma (seudónimo de Patrick Cadrot), Jonas (seudónimo de Georges-Henri Léotin) y Adolfin (seudónimo de Térèz Léotin).

La lucha por la lengua criolla en la actualidad

El criollo es algo más que un patrimonio vivo de Martinica, es una parte esencial de su identidad: está presente en sus tradiciones artesanales, agrícolas e industriales (azúcar, ron), en su música (bèlè, kalennda, danmié, pero también en el zouk , e incluso en las letras de los Commandeurs de la Haute-taille, un baile originario de Europa pero fuertemente criollizado). Ya no nos preguntamos si es una lengua o un patois. Pero es indispensable recordar la observación de Jean Bernabé en su Fondal Natal (L'Harmattan, tomo 1, p. 108): "Pero la afirmación del estatuto de lengua sigue siendo estéril si no se ponen en marcha al mismo tiempo los mecanismos y equipamientos institucionales que permitan al criollo participar en el desarrollo real de las comunidades que invierten en él".

En este frente, la enseñanza y la literatura desempeñan un papel decisivo. Asociaciones como Sanblaj pou fè kréyol lékol trabajan para promover la enseñanza del criollo (lo que, conviene recordarlo, no puede considerarse en modo alguno una guerra contra la lengua y la cultura francesas, que también forman parte del patrimonio de Martinica). La asociación de escritores en lengua criolla de Martinica(Krey Matjè Kréyol Matnik, KM2), creada en 2009 por iniciativa del escritor Daniel Boukman, también debe desempeñar un papel decisivo: la literatura como lugar de regeneración y revitalización del criollo.

Existen numerosos ejemplos de cómo revitalizar la lengua criolla en Martinica, en el ámbito literario y artístico en general. El mundo entero conoce al grupo Kassav, embajador criollohablante del zouk, una música que ha conquistado el mundo en criollo. Nos gustaría mencionar otros dos ejemplos de la nueva visión martiniquesa de la lengua criolla: el poeta y letrista Joby Bernabé y el cantante y compositor Kolo Barst. El primero es especialmente famoso por una de sus canciones: Fanm. ¡Partiendo de lo que podría llamarse una "herencia aliterativa martinicana", bastante misógina(Fout fant fes fanm Fodfrans fann fon: "¡Foutre! que la fente des fesses des femmes de Fort-de-France est profonde!"), Joby Bernabé le da, en buen criollo, un nuevo contenido infinitamente más noble, a cien leguas de distancia de la primera versión: ¡Fout fanm fò, lè fanm fè tan fè fos pou fò! ("Qué fuertes son las mujeres cuando se toman el tiempo de hacerlo").

Kolo Barst, por su parte, pone el criollo en primer plano y al servicio de la causa popular, evocando sus sufrimientos y luchas. Uno de sus mayores éxitos es la conmovedora evocación de la huelga de los campesinos del norte de Martinica y su sangrienta represión en Chalvet en febrero de 1974.