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Las carreras de "yawl"..

En Martinica, las regatas de yawl son algo más que un acontecimiento deportivo: "Es el oficio de todo un pueblo", decía Aimé Césaire. Utilizado en Martinica para la pesca desde hace más de tres siglos, el yawl ha evolucionado con el tiempo hasta convertirse en una canoa muy popular, rápida y elegante, gracias a las regatas de yawl. El Tour de la Martinica, gran acontecimiento deportivo y cultural de la isla, se celebra todos los años en julio desde 1985. Una decena de barcos compiten en aguas martiniqueñas durante cinco a siete días, en etapas que rodean la isla. Se trata del Tour de la Martinique des yoles rondes.

El legado de una tradición ancestral

La historia de esta embarcación se remonta al siglo XVII, a la época de los primeros navegantes amerindios que surcaban las islas del arco caribeño para viajar y, sobre todo, pescar. Utilizaban embarcaciones de vela ligera, heredadas de las piraguas africanas y fabricadas con árboles del caucho. El yawl se inspiró en este árbol típico del Caribe conocido como "bwa fouyé" (ahuecado). Se ahuecó el tronco y se talló en forma de canoa ligera y rápida.

Pero los pescadores se dieron cuenta de que el árbol del chicle era bastante inestable y, sobre todo, de que cada vez era más escaso en la isla, así que empezaron a construir otro tipo de embarcación: una canoa de pesca, al principio con fondo plano para mayor estabilidad y para aumentar la superficie vélica y poder navegar más lejos. Luego, con el tiempo, la técnica mejoró y estas embarcaciones se convirtieron en yawls, el resultado de una mezcla de técnicas navales de diferentes componentes, dando lugar a un barco de pesca de unos 6,50 metros de eslora, estrecho, ligero y... redondo para una mayor estabilidad en el agua. ¡Un barco sin quilla ni timón! Auténtica proeza técnica, el yawl se mantiene en el agua gracias únicamente a la madera erguida.

Por supuesto, no todo el mundo puede construir un yawl. Requiere un saber hacer único, fruto de una tradición heredada de los carpinteros de ribera. El yawl se diseña ensamblando tablones, o "bordés", fijados horizontalmente a un armazón de madera para formar la estructura transversal del casco.

La técnica de construcción de un yawl no se improvisa. Procede de un saber hacer ancestral que se transmite oralmente por unos pocos iniciados a través de un aprendizaje similar al de un oficial, a menudo en el seno de la familia, sin ayuda de planos ni modelos: todo está en la cabeza de estos carpinteros de ribera, ¡los únicos que conocen los secretos bien guardados de la fabricación del yawl! Estos artesanos del mar necesitan todo el saber hacer heredado de sus antepasados para crear, en pocas mareas, un casco de líneas puras y una gran vela cuadrada sin lastre.

La madera se corta según el ciclo lunar, que tiene una influencia probada en el recorrido de la savia. Así que hay que esperar a que baje la savia para cortar la madera con la que se fabrica el yawl. En total, se tarda al menos dos o tres meses en construir un yawl Y todo sin un plan.

Símbolo del saber hacer de Martinica

Con el tiempo, el casco del yawl se modificó para hacerlo aún más rápido. No era raro que los pescadores organizaran competiciones amistosas entre ellos de camino a casa tras la captura diaria, retándose para ver quién llegaba antes. De medio de transporte puramente utilitario, el yawl se convirtió en objeto de competición, un deporte único en el mundo, típico de Martinica. Así nació, en 1985, el Tour de la Martinique des Yoles Rondes, único espectáculo mundial de barcos con velas de colores que se batían en el gran azul en los distintos puertos de la isla. El acontecimiento se convirtió en un objeto simbólico, un momento intenso que hoy moviliza a decenas de miles de martiniqueses.

Al mismo tiempo, el yawl se profesionaliza. Dejó de ser completamente redondo y se hizo un poco más plano y ligeramente elevado en los bordes, para combinar estabilidad y velocidad. Durante mucho tiempo, los yawls se fabricaron con madera de Martinica (el único material autorizado para construir un yawl es la madera maciza), sobre todo de peral. Hoy en día, los yawls se fabrican principalmente con caoba blanca o madera de la Guayana Francesa. La mayoría de las veces, la madera es importada, ya tratada y, sobre todo, ligera, porque cuanto más pesada sea la madera, más lento irá el yawl. En cuanto al mástil, existen dos tipos: mástil costero o mástil de carbono, más caro que el costero.

Además de su proceso de construcción único, el yawl requiere técnicas de navegación especiales, basadas en un espíritu de asociación y colaboración.

La tripulación a bordo incluye al capitán del barco o "patrón", que es el único capitán a bordo. Está rodeado de patrones ayudantes y de un escotero, encargado de los cabos atados a los extremos de la vela. Es él quien afloja o tensa la vela. A continuación vienen los "bwa dressés" o tripulación de entrenamiento. Son una decena y se encargan de equilibrar el yawl en función de la fuerza del viento.

Todas estas especificidades llevaron al Comité del Yole, la Fédération des Yoles Rondes de la Martinique, encargada de proteger y promover el yole martiniqués, a buscar el reconocimiento del yawl redondo de Martinica, que se ha convertido en un fuerte símbolo de la isla.

La iniciativa ha dado sus frutos: el yole ha sido reconocido como disciplina deportiva, incluido en el inventario nacional del patrimonio cultural inmaterial francés en 2017 y, en enero de 2021, inscrito en el registro de "buenas prácticas de salvaguardia del patrimonio inmaterial" de la UNESCO.

Más que una simple acreditación, este reconocimiento es un recordatorio del inestimable saber hacer de los martiniqueses, para que pueda salvaguardarse y transmitirse a las generaciones futuras.