La práctica de la narración

Hoy en día, los cuentos populares han perdido parte de su vigor original. Durante mucho tiempo, la narración de cuentos era una de las partes favoritas de los velatorios, cuando el narrador contaba su historia a su público, preferiblemente por la noche, sin miedo a ser convertido en una botella o una cesta, el destino que le aguardaba si se permitía romper la leyenda y contar el cuento durante el día. El pobre narrador estaba convencido de que sería condenado a esta "modision" o maldición en francés. Era una artimaña maquiavélica, que jugaba con las creencias, a menudo irracionales, de los esclavizados. Era una manera indirecta del amo de hacer comprender a los esclavos que el día estaba reservado al trabajo y que no debían entregarse a ninguna ociosidad, como contar historias en lugar de trabajar.

En Le Conteur, la nuit et le panier (El contador de cuentos, la noche y el cesto ), Patrick Chamoiseau nos dice: "El cuento movilizará todos los recursos de la risa; los vericuetos de la ligereza, de lo cómico y de lo grotesco; pasará sin temblar de lo sublime a lo grosero; será amoral, no inmoral, sino el paladín de un ingenio que se abstiene de todo lo que pueda apoyar la moral dominante. El narrador recurrirá a todos los mundos imaginarios y lenguas que le rodean -lenguas criollas, francés, vestigios de lenguas amerindias y africanas, un puñado de lenguas asiáticas- para componer no sólo un estilo (que le habría asignado al orden de las plantaciones), sino una lengua -quiero decir : un gran temblor relacional que mezcla lengua dominante, lengua dominada, y que suscita (como diría Segalen) un vasto deseo-imaginación... Y, no quiero dar lástima, pero se me ocurrió imaginar, escuchando nuestros viejos cuentos, que este querido Rabelais, este padre de la lengua, este surgimiento de una catástrofe estética extrema, provenía con toda seguridad de una plantación de Martinica. Creo que Rabelais es un cuentista criollo.

Cultivo oral

La cultura oral ha perdurado a través de la narración de cuentos en las Antillas. Derivado del cuento africano original, el cuento antillano permitió a los esclavos obligados a abandonar sus hogares, y más tarde a sus descendientes, expresar sus sentimientos y su rebelión contra la sociedad colonial. Esta tradición ha perdurado, pero en los últimos años ha sufrido un notable descenso en el número de velatorios, que ya no son reuniones familiares, debido a que un evangelismo condescendiente ha llevado a algunas personas a creer que kont sé bagay vié neg (contar cuentos es para gente de baja condición), devaluándolas a los ojos de sus familias.

Los cuentos son una forma de literatura oral. A diferencia de los cuentos occidentales, el cuento criollo está impregnado del contexto sociohistórico en el que se desarrolla, por lo que el final no es feliz, incluso se podría decir que el cuento antillano es amoral. El objetivo era educar y proteger al público, formado por personas esclavizadas, de los peligros cotidianos que les aguardaban. Las creencias y el sistema social, en este caso el modelo de la vivienda, tejen una red en la que la interpretación permitirá, en este contexto, captar el cuento y descodificar los mensajes subyacentes. El cuento antillano y su sistema simbólico aportan conocimientos, a menudo a través de parábolas que son el medio mismo de las enseñanzas transmitidas de generación en generación.

Una estela

Es poco frecuente, pero se sigue haciendo, durante las vigilias fúnebres, se expone el cadáver y los familiares cercanos y amigos del difunto se reúnen en el interior, cerca y alrededor de la casa. Tras las oraciones, que duran hasta bastante tarde, los narradores se turnan para contar a niños y adultos historias y anécdotas sobre la vida del difunto. Entre estas historias en criollo, se lanzan adivinanzas llamadas Titim en criollo. El velatorio no dura hasta el amanecer, y todos se retiran tras una breve visita al difunto.

Para mantener la atención del público, el narrador comienza con un estruendoso "¡yé krik!", al que el público interceptado responde "¡yé krak!", y luego, aún invitador, pregunta en francés: "Est-ce que la cour dort? "¡Non la cour ne dort pas" fue la respuesta del coro, lo que le llevó a decir en un tono cantarín y descarado: "Si la cour ne dort pas, réveillesz-vous pour entendre la suite de mon histoire! ¡Yé krik! Y el narrador continúa su actuación en criollo. Interrumpe su relato con un sonoro "¡yé krik! "yé krak!" y "yé mistikrik! "¡yé mistikrak!" y así sucesivamente, durante todo el cuento, en un juego constante de estas interjecciones a las que el público sigue respondiendo, porque la fuerza del narrador reside en la atención que su público le presta "¡yé mistikrik!" La narración criolla es interdependiente y demuestra que la inteligencia no reside en un lugar concreto, ni sólo donde se espera.

Los personajes de la historia

El narrador utiliza personajes y animales locales y africanos, como Compère Macaque, Compère Léphant le balourd (el elefante), el astuto e ingenioso conejo y Tigre l'idiot de service, para parodiar a los personajes humanos en relación con la sociedad esclavista y, sobre todo, con el amo. También conocemos a la Diablesa, dotada de poderes sobrenaturales. Se nos presenta como una mujer muy bella que representa el peligro y una trampa que hay que evitar. Por muy bella que sea, todos sabemos que con su pata de cabra y de caballo también puede transformarse en un caballo de tres patas, pero a pesar de la posibilidad de hacerla salir y desviar su presa, el miedo nos posee. Representa al antagonista al que debemos enfrentarnos obstáculo tras obstáculo para convertirnos en el héroe que lo supera.

El Padre, la Madre y la Hija son personajes con sus propias especificidades. Marie-Louise Mongis, en Un conte de tradition orale antillaise, señala que "en el cuento antillano, la figura femenina se reduce a menudo a su dimensión física. Muchos cuentos hacen hincapié en el carácter estético de la belleza femenina como uno de los principales motivos que permiten que la acción tome forma y se desarrolle, proporcionando un punto de partida para las aventuras del protagonista... Junto a las dos figuras mencionadas, la figura de la madre en el cuento criollo no se define por sus rasgos físicos, sino por la función natural de toda mujer, la de dar a luz. En consecuencia, sólo se la considera en este paradigma, el de la procreación; es la madre del héroe que sólo es importante por haberlo parido... No tiene existencia propia y, en este sentido, ocupa un papel secundario de facto. " El narrador Duverger, por su parte, afirma que la mujer está ahí, muy presente, y que es a la vez fuerza, poder e inteligencia, porque desempeña un papel importante en su familia, a la que protege.

El cuento criollo forma parte del patrimonio cultural inmaterial del mismo modo que la música, la danza, el carnaval, el lasotè, etc. Para los esclavizados, era un medio de superar sus sufrimientos, una resistencia permanente al opresor, una forma indirecta de enseñar prudencia, otra manera de expresar su tenacidad y de demostrar que eran seres humanos y no muebles.

El narrador de hoy

Para Jean-Claude Duverger, el narrador moderno es también un combatiente de la Resistencia. Cada vez acuden menos a los velatorios, donde casi nunca se les espera. Ciertas posturas religiosas los han expulsado de los velatorios, donde los cuentacuentos han sido sustituidos por oraciones, cantos y letanías. Hoy en día, los cuentacuentos se escuchan en el velatorio de una persona consciente de su valor patrimonial.

Dados los cambios en nuestra sociedad (nuevos diseños arquitectónicos, velatorios en tanatorios), hemos tenido que buscar espacios distintos a la sombra de los árboles de mango en el campo para evitar que el cuento muera. Al reunir a narradores de todas las edades, la desaparecida asociación Kontè Sanblé se trasladó a nuevos espacios. Permitió que los cuentacuentos se adaptaran a su nuevo entorno, no sólo encontrando nuevos espacios para ellos, sino también fomentando otras formas de agrupación y encuentros con nuevos públicos. El cuentacuentos moderno acude a bodas, cumpleaños, celebraciones familiares, se sube a un escenario, es invitado a escuelas donde cuenta historias incluso durante el día, sin convertirse en una botella o una cesta... La mentalidad ha cambiado mucho desde entonces.

Proverbios, acertijos y maravillas

El proverbio criollo. Un proverbio es una frase corta y pintoresca que no tiene autor. De uso común, expresan una verdad de la experiencia o una sabiduría a la que se refiere el hablante. Diferentes culturas han creado proverbios de forma casi similar, o simplemente los han adaptado, a menudo prácticamente con el mismo énfasis. En criollo, por ejemplo, "Pa jenmen filé kouto avan ou tjenbé kabrit la" ("No afiles el cuchillo antes de haber sujetado la cabra") tiene el equivalente francés "Il ne faut pas vendre la peau de l'ours avant de l'avoir tué" ("No vendas la piel del oso antes de haberlo matado"). Sin embargo, la diversidad de los diferentes refranes es una rica fuente que muestra la abundancia del pensamiento humano: Pa ba woch kou sé lanmen'w ki kay pran fè ("El dolor nos enseña a conocer mejor la vida"). Es vital que este conocimiento se recoja y se escriba para las generaciones futuras.

"En las lenguas y culturas de la humanidad, los proverbios acompañan, refuerzan e iluminan el habla cotidiana. En criollo se encuentran temas universales como el amor, la amistad, la muerte, la justicia, el trabajo y el dinero, con una impronta particular ligada a la historia que ha marcado a estos pueblos, como la esclavitud y la dominación, pero también la aspiración a la justicia y la libertad", señala Georges-Henri Léotin en su libro 850 proverbes créoles traduits et adaptées, coproducido con Térèz Léotin. Los proverbios están agrupados por temas: animales, frutas y verduras, naturaleza, vida, movimiento y sentimientos. Muchos de los proverbios están en criollo martiniqués, pero también figuran sus equivalentes en otras zonas criollohablantes del Caribe.

Adivinanzas. Las adivinanzas, conocidas como Titim o Tim tim en criollo, son acertijos cortos, pequeños rompecabezas que hay que resolver. El narrador las utiliza como exclamaciones para enganchar al público, que inevitablemente responde: ¡bwa sek ! Es la expresión mágica, una frase introductoria esencial para arrancar la historia. Tim tim son en su mayoría clásicos que todo el mundo conoce: "¡Toupiti man toupiti man ka fè zot dansé! " o "¡Por pequeño que sea, os haré bailar a todos!" Respuesta: la hormiga.

Mervey criollo (maravillas). Se trata de una forma poética y musical de repetir una y otra vez el mismo sonido, sólo por la rima. En criollo, estos efectos sonoros de ciertos narradores se llaman mervey (maravillas). Fueron recogidos por Marie-Thérèse Julien Lung-Fou en su libro Contes créoles: Contes animaux. Proverbios. Titimes o adivinanzas. He aquí un ejemplo:

Pol alé lékol san fè wol fol (sonido ol): "Paul fue a la escuela sin hacer el tonto". Un equivalente francés: "Ernestine la coquine dessine avec Jacqueline une christophine" (sonido ine).