Zonas protegidas

Pionera en el país, Lombardía ha creado una red ecológica regional. Se trata de corredores ecológicos que favorecen la movilidad de las especies y mantienen la dinámica evolutiva de los organismos vivos. La región cuenta también con varias zonas protegidas y reservas naturales europeas. Entre ellas figura la reserva natural de la turbera de Sebina. Situada en la orilla sur del lago de Iseo, protege una zona húmeda rica en biodiversidad y hogar de numerosas aves. La reserva está salpicada de puestos de observación de aves y ofrece una gran oportunidad para descubrir la avifauna.

Para los que buscan un paseo por la naturaleza, están el jardín botánico deIsola Madre y el jardín Alpinia de Stresa.

Múltiples contaminaciones

La región está especialmente afectada por la contaminación procedente de las actividades industriales, el transporte y la ganadería intensiva. Lombardía, sede de la industria y la ganadería intensiva en la llanura del Po, es una de las regiones más contaminadas de Italia. La situación geográfica de las ciudades y el tráfico por carretera agravan la contaminación. Un estudio publicado en 2021 en The Lancet Planetary Health destacaba las altas concentraciones de partículas finas en Breschia y Bérgamo. Milán es también una de las ciudades más contaminadas de Europa, por sus niveles de dióxido de nitrógeno. En febrero de 2024, para combatir esta contaminación -agravada por la falta de lluvia y viento-, las autoridades lombardas decidieron introducir estrictas medidas contra la niebla tóxica (entre ellas, la prohibición del tráfico de vehículos pesados durante el día y la limitación de la calefacción y de las actividades agrícolas industriales).

En cuanto a los lagos, las actividades humanas amenazan los ecosistemas acuáticos y toda la cadena alimentaria. En los años 70, estaba prohibido bañarse en el lago de Lugano y sufría el vertido de efluentes industriales, a falta de instalaciones de tratamiento de aguas residuales. La introducción gradual de instalaciones de tratamiento de aguas residuales -con filtración de fósforo- ha mejorado notablemente la calidad del agua. El lago de Orta, en la región italiana de Piamonte, ha sufrido el vertido de efluentes de las industrias textil y electrogalvánica, agravando su acidificación y generando contaminación por metales pesados. También en este caso, la instalación de infraestructuras de recogida y tratamiento de aguas ha contribuido a restaurar el medio ambiente. La contaminación por plásticos es otro motivo de preocupación, como demuestran los altos niveles de microplásticos medidos en el lago de Garda en el marco de un estudio publicado en la revista Current Biology en 2013. Las depuradoras de aguas residuales, cuando existen, no están diseñadas para filtrar las micropartículas y nanopartículas de plástico de las aguas residuales. Sí existen medidas preventivas, como reducir el plástico en origen (normativa europea, planteamiento de residuo cero) o instalar filtros de microplásticos en las lavadoras.

Para un viaje slowlife

Para un viaje lento y auténtico, la región es accesible en tren y bicicleta. Las rutas ciclistas atraviesan la región. En Milán, más de la mitad de los desplazamientos urbanos se realizan sin emisiones de carbono, y el tráfico de automóviles ha disminuido considerablemente pese al aumento del número de habitantes. Este es el resultado de una política proactiva encaminada a facilitar el uso de la movilidad blanda (caminar, bicicleta, transporte público) y desincentivar el uso del coche (zonas de tráfico limitado, peajes urbanos). La ciudad también se propone plantar 3 millones de árboles de aquí a 2030. El movimiento Slowfood promueve una alimentación "limpia, justa y buena". No dude en conocer a sus miembros para saber cómo conciliar el placer del gusto con el respeto por el mundo vivo. La red de agriturismos reúne granjas ecológicas que acogen a visitantes.