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Tradición oral y teatro

Como el resto de la India, Kerala ha sido testigo, por supuesto, de la difusión del Ramayana y el Mahabharata, las dos epopeyas mitológicas más importantes del hinduismo, ambas anteriores a nuestra era. Sin embargo, también ha desarrollado su propia cultura reutilizando la herencia de la tradición oral en el escenario, e incluso innovando. Por eso no es de extrañar que el Kutiyattam, interpretado normalmente por actores de la casta Chakiar y músicos de la casta Nambiar (¡así como mujeres Nambiar!), sea hoy Patrimonio Mundial de la UNESCO: este género teatral altamente codificado ha mantenido intactas sus costumbres durante más de 2.000 años. El kathakali es una forma de teatro más reciente, pero igual de exigente tanto en la práctica como en el respeto de los rituales. Utiliza un maquillaje sublime y otras máscaras impresionantes para encarnar a los personajes de las 101 historias del repertorio clásico, así como obras más modernas inspiradas en Shakespeare o... la Biblia. En el estado costero de Kerala, el comercio fomentaba el contacto con territorios a veces muy lejanos Sin ánimo de ser exhaustivos en cuanto a las artes tradicionales, podríamos mencionar también el Mohiniattam, danza interpretada por mujeres en homenaje al dios Visnú, o el teatro de sombras Tolpava Koothu, que utiliza la versión tamil del Râmâyana de Kamban, autor de finales del siglo XII procedente del vecino estado de Tamil Nadu.

Sin embargo, fue el malayalam el que llegó a dominar en Kerala, gracias a tres precursores - Cherusseri Namboothiri, Thunchaththu Ramanujan Ezhuthachan y Kunchan Nambiar - nacidos respectivamente en los siglos XV, XVI y XVIII. Poeta cortesano, el primero compuso Krishna Gadha, considerada la obra inaugural en malayalam. El segundo modernizó la lengua, añadiendo un alfabeto y ofreciendo una traducción del Ramayana, escrito originalmente en sánscrito. Aunque se le considera el padre de la literatura malayalam, a su sucesor se le atribuye haber añadido un toque más subjetivo: los escritos de Kunchan Nambiar, muy difundidos en los espectáculos de thullal (danza tradicional), no carecían de humor ni de espíritu crítico. Pero un género que nos resulta mucho más familiar, la novela, ya estaba en ciernes.

Del malayalam al inglés

En 1887, Appu Nedungadi (1863-1933) publicó Kundalatha, la primera novela en malayalam, aunque algunos consideran que Indulekha, publicada dos años más tarde, es muy superior. Como prueba, ¡este título se ha reeditado una y otra vez durante más de 130 años! Sea como fuere, Indulekha es innegablemente el símbolo de una época: en este retrato de una mujer culta que rechaza al hombre al que está destinada para casarse con su pretendiente de corazón, de otra casta, es difícil no discernir más en general el cuestionamiento de un país enfrentado a un verdadero choque de culturas, que opone las tradiciones ancestrales a las modernas costumbres occidentales. El autor, O. Chandu Menon (1847-1899), osciló entre estas dos influencias: tras recibir una educación clásica india, pasó a trabajar para el gobierno británico. Once años más joven que él, C.V. Raman Pillai fue también un pionero -literaria y políticamente hablando- porque, aunque le gustaba ahondar en la vena histórica en sus novelas (entre ellas Marthandavarma), también fue un periodista incisivo, creando el periódico The Kerala Patriot en 1882, y un crítico social en sus farsas satíricas(Dharma Raja, Doctorkku Kittiya Micham, etc.).

El siglo XX se abrió con fuerza con el nacimiento en 1908 de Vaikom Muhammad Basheer, escritor comprometido a partes iguales - hizo campaña por la independencia - y célebre - está disponible en francés en la magnífica editorial Zulma(Grand-père avait un éléphant, Les Murs et autres histoires (d'amour), Le Talisman), e innovador, ya que añadió un fuerte acento autobiográfico a sus obras evocando sus amores... tanto como sus estancias en prisión. A partir de entonces, los autores de Kerala adquirieron realmente una dimensión internacional, como lo demuestra el aumento del número de traducciones, que confirmó su influencia. La primera novela de O.V. Vijayan (1930-2005), aunque escrita en malayalam, marcó un verdadero punto de inflexión en la literatura india: publicada en 1968 y aún disponible en Fayard con el título Les Légendes de Khasak, está ambientada en un pueblo imaginario de Kerala, pero pretende ser un fresco realista de las consecuencias del comunismo. Vijayan poseía no sólo una pluma afilada, sino también un lápiz afilado, que puso a buen uso convirtiéndose en caricaturista de prensa, al tiempo que continuaba con su escritura ecléctica (ensayos, relatos cortos, memorias, etc.). Kamala Surayya (1934-2009) se implicó en la defensa de los derechos de la mujer, escribiendo editoriales, poemas(Summer in Calcutta, The Descendants) y novelas(Le Témoin, Syros jeunesse), antes de dedicarse a la autobiografía(L'Histoire de ma vie, publicada por Kailash, desgraciadamente agotada), todo ello en inglés y malayalam.

Aunque Maniyambath Mukundan y Khadija Mumtaz siguieron revolucionando la literatura en malayalam -el primero recurriendo a la corriente posmodernista para sus numerosas novelas, que le gustaba ambientar en Mahé, en el enclave de Pondicherry, y la segunda destacando por el enfoque psicológico de sus personajes-, cada vez son más los escritores que utilizan el inglés, segunda lengua oficial del país después del hindi. Es una elección natural para Shashi Tharoor, nacido en Londres de padres de Kerala en 1956, pero menos esperada de Arundhati Roy, que se ha mudado mucho pero nunca ha abandonado la India, donde empezó a trabajar en la industria cinematográfica. Su primera novela, El dios de las pequeñas cosas, fue galardonada con el Premio Booker en 1997 y celebrada por el New York Times, antes de ser traducida al francés por Gallimard al año siguiente. A este bestseller internacional, la historia de dos gemelos separados por la tragedia e inspirada en su propia infancia, le siguió otra obra de ficción, El Ministerio de la Suprema Felicidad, y sobre todo numerosos ensayos(El escritor-militante, Mi corazón sedicioso, Azadi, etc.). Anita Nair(Compartiment pour dames, Dans les jardins du Malabar, L'Abécédaire des sentiments) y Anees Salim(Vanity bagh, Les Descendants de la dame aveugle) también se decantan por la lengua internacional, pero el malayalam no ha dicho su última palabra, si se tiene en cuenta la popularidad de los títulos publicados por K. R. Meera, nacido en 1970 en Sasthamkotta.