La evolución de las estructuras políticas desde 1946
La departamentalización fue en su día tan importante para la isla como la abolición de la esclavitud. Aimé Césaire defendió enérgicamente esta esperada ley de asimilación, que transformaba las antiguas colonias (Martinica, Guadalupe, Guayana y Reunión) en departamentos franceses. Sin embargo, la difícil situación económica y social, así como la represión de ciertos movimientos políticos, obstaculizaron su aplicación efectiva. Hubo que esperar hasta 1996 y la aprobación de la ley de igualdad social entre la Francia metropolitana y los departamentos de ultramar para que los martiniqueses se beneficiaran realmente de los mismos regímenes de asistencia social (subsidios, equiparación del salario mínimo de ultramar con el de la Francia metropolitana) y de igualdad jurídica, política y social con sus homólogos de la Francia metropolitana.
Este nuevo estatus fue importante desde el punto de vista legislativo, pero los verdaderos cambios sociales no se produjeron hasta 1950. Durante este periodo, el Caribe experimentó una importante emigración a la Francia continental. En 1963, el gobierno del General de Gaulle creó el Bumidom (Bureau des migrations des départements d'outre-mer). Durante veinte años, este organismo organizó la salida de miles de trabajadores de las Antillas y La Reunión hacia Francia. Cerca de 160.000 martiniqueses abandonaron la isla para trabajar o estudiar en la Francia continental. Esto privó a Martinica de una gran parte de sus jóvenes, acelerando progresivamente el envejecimiento demográfico de la isla.
Una autoridad local única.
En enero de 2010 se celebró un referéndum sobre el estatuto de la isla. El referéndum debía determinar si Martinica debía conservar su estatus de departamento (en virtud del artículo 73 de la Constitución) o convertirse en una colectividad de ultramar con mayor autonomía al margen de los poderes soberanos del Estado (artículo 74 de la Constitución). Los resultados del escrutinio fueron muy claros: el 79,3% de los votantes dijeron "no" a la transformación de los DOM en colectividad. El pueblo de Martinica votó a favor de la creación de una autoridad local única que ejerza las competencias transferidas al departamento y a la región. El objetivo de esta reforma constitucional es racionalizar las tareas evitando la duplicación y el inevitable solapamiento de competencias entre instituciones. Ello debería suponer un importante ahorro por jubilación.
Para Alfred Marie-Jeanne, presidente del antiguo Mouvement Indépendantiste Martiniquais y partidario del "sí", la derrota fue aplastante, y el candidato independentista perdió frente a la lista encabezada por Serge Letchimy, firme partidario del artículo 73. Letchimy se convirtió entonces en el nuevo presidente del Consejo Regional de Martinica. En noviembre de 2015, sin embargo, la situación se invirtió: el pueblo de Martinica, llamado a las urnas para unificar el Conseil Général y el Conseil Régional de la isla en una única autoridad territorial, depositó esta vez su confianza en Alfred Marie-Jeanne, que fue elegido presidente de la Collectivité Territoriale de Martinique. Alfred Marie-Jeanne se convirtió así en el primer Presidente del Consejo Ejecutivo de la Colectividad Territorial de Martinica (de 2015 a 2021). Finalmente, la Collectivité Territoriale de Martinique (CTM) se convirtió en una sola entidad territorial, sucediendo al departamento y a la región de ultramar de Martinica en todos sus derechos y obligaciones el1 de enero de 2016.
En la actualidad, Serge Letchimy ha vuelto al poder y ocupa el cargo de Presidente. En marzo de 2025, se reunió con el ministro de Ultramar para tratar temas prioritarios: la lucha contra la carestía de la vida, la autosuficiencia alimentaria, la seguridad, el empleo y el desarrollo local. Aunque esta reunión no dio lugar a compromisos concretos, Martinica sigue estando en el centro de la agenda política. En su búsqueda de la integración regional, la isla se convirtió en febrero de 2025 en miembro asociado de la Comunidad del Caribe (CARICOM), lo que abre nuevas perspectivas de desarrollo y refuerza su implantación regional. La CARICOM está formada por 15 Estados caribeños y seis territorios británicos y holandeses de ultramar.
Un claro progreso económico y social
La economía de Martinica se caracteriza por un sector público muy desarrollado, con el mayor nivel de administración pública de Francia. El turismo, que atrae a más de un millón de visitantes al año, sigue siendo el principal sector de empleo, aunque actualmente atraviesa un periodo de incertidumbre. El número de turistas se ha beneficiado en los últimos diez años del renovado interés por los cruceros. En la temporada 2024-2025, Martinica recibió 450.000 cruceristas, un 11% más que el año anterior.
En comparación con sus vecinos caribeños, Martinica disfruta de un alto nivel de vida. La ley de asimilación de 1946 reforzó el marco democrático y proporcionó la estabilidad necesaria para el progreso social de la isla. El sistema sanitario es uno de los mejores de la región. La esperanza de vida en Martinica ha aumentado (75 años para los hombres, 81 años para las mujeres), acercándose a la de la Francia continental. En cuanto a la educación, la tasa de alfabetización supera el 90%.
El sector de la vivienda ha mejorado considerablemente, con una reducción significativa de las infraviviendas, sobre todo en los barrios populares de Fort-de-France. La ordenación del territorio garantiza infraestructuras modernas en los ámbitos de la sanidad, la distribución de electricidad y agua, así como las comunicaciones (aeropuerto, puerto, carreteras).
Para estimular el desarrollo de los departamentos y territorios de ultramar, el gobierno ha introducido una serie de medidas. Además de las subvenciones de la Unión Europea a través del Fondo Europeo de Desarrollo Económico y Regional (FEDER) y el Fondo Social Europeo (FSE), Martinica se beneficia de medidas específicas como una política aduanera, comercial y fiscal ventajosa, así como zonas francas. La política de exención fiscal (Loi Pinel), destinada a fomentar las inversiones en ultramar y compensar el coste más elevado de los equipos y las dificultades de acceso al crédito en estos territorios, fue derogada el 31 de marzo de 2025.
La agricultura en Martinica
La economía de Martinica está profundamente arraigada en su pasado agrícola colonial. Históricamente, la isla producía una gran variedad de cultivos: algodón, tabaco, índigo, especias (canela, pimienta), café, cacao, así como diversos cultivos hortofrutícolas (dachine o taro, guindillas, ñame, mandioca) y hortalizas (tomates, melones, pepinos). Heredera de este pasado, la isla se encuentra hoy en una situación bastante paradójica: su sector agrícola, aunque desarrollado, sigue siendo frágil. A pesar de la importancia de la agricultura en los ingresos de exportación, las tierras agrícolas no dejan de disminuir. Esta situación ha hecho que Martinica dependa en un 80% de las importaciones para satisfacer las necesidades locales. La producción agrícola actual se basa esencialmente en dos cultivos principales para la exportación: el plátano y la caña de azúcar.
El plátano es el principal producto de exportación de la isla, con fuertes raíces históricas y culturales. Sin embargo, los productores de la isla se han visto debilitados por la competencia de los plátanos de otros países como Colombia y Guatemala, que se benefician de costes laborales más bajos, y por la escasez de lluvias en los últimos años. La agricultura isleña también tiene que lidiar con el escándalo que rodea a la clordecona, un insecticida utilizado para combatir los gorgojos en las plantaciones de plátanos. Prohibido en Estados Unidos desde 1977 y en Francia desde 1989 por su toxicidad demostrada, el gobierno francés autorizó sin embargo su uso en Martinica y Guadalupe hasta 1993, provocando la contaminación de un tercio de las tierras agrícolas de Martinica, sobre todo en el noreste de la isla, y de las aguas subterráneas durante miles de años. Esta molécula, muy persistente en el medio ambiente, podría ser la principal causa del cáncer de próstata en Martinica. La isla registra la mayor incidencia anual de cáncer de próstata del mundo. Por ello, los productores decidieron orientarse hacia el cultivo sostenible del plátano, con el objetivo de reducir el impacto de este cultivo en otros ecosistemas. En diez años, la industria bananera de Martinica ha conseguido reducir en un 75% el uso de productos fitosanitarios.
La caña de azúcar es el segundo cultivo más importante de Martinica. el 80% de su producción se destina a la fabricación de ron AOC, y el 20% restante, a la de azúcar. La necesidad de caña de las destilerías para producir ron agrícola AOC es más fuerte que nunca, lo que pone en dificultades a la única refinería de azúcar de la isla, cuyo abastecimiento de caña y producción de azúcar han disminuido más de un 40% en 10 años. Las destilerías se han convertido en verdaderos centros de promoción del patrimonio de Martinica.
Nuevas vías. Cada vez se alzan más voces contra el monopolio del plátano y la caña de azúcar. Para diversificar su producción, los agricultores de Martinica exploran ahora métodos más respetuosos y sostenibles, como la permacultura, la agrosilvicultura y la agroecología. Las tecnologías modernas -objetos conectados, drones e inteligencia artificial- también les están permitiendo supervisar y optimizar sus cultivos en tiempo real, mejorando la productividad de sus explotaciones.
Aumentan las iniciativas que promueven circuitos cortos de "lokalvores" (cestas, mercados locales), animando a los martiniquenses a dar prioridad a los productos locales. Estos canales reducen el número de intermediarios y fomentan el contacto directo con los productores.
Los cultivos de alto valor añadido, como el cacao, la vainilla y el café, también están resurgiendo. Estos sectores emergentes ofrecen un considerable potencial de crecimiento para la región, impulsados por la fuerte demanda internacional.
La agricultura de Martinica se beneficia del programa europeo POSEI (Programa de Opciones Específicas por la Lejanía y la Insularidad), que apoya a las regiones ultraperiféricas. Este programa tiene dos vertientes principales: el Régimen Específico de Abastecimiento (RSA), que reduce el coste de los insumos, y las Medidas de Fomento de la Producción Agrícola Local (MFPAL), que apoyan a cuatro sectores clave: el plátano, el sector de la caña de azúcar-azúcar-ron, la ganadería y la diversificación de la producción vegetal.