Tahar Ben Jelloun © Markus Wissmann - shutterstock.com.jpg
Liseuse marocaine © Marko Rupena - iStockphoto.com(1).jpg
Leila Slimani © Markus Wissmann - shutterstock.com.jpg

La novela marroquí en francés

Tras la independencia del Magreb, muchos escritores magrebíes que escribían en francés, culpabilizados por utilizar la lengua del colonizador, se encontraron ante un dilema: continuar o renunciar a escribir en la lengua de Molière. Algunos intelectuales llegaron a pensar que la literatura francófona del Magreb no tardaría en desaparecer. Los novelistas, como todos los escritores marroquíes francófonos, son al menos bilingües: la lengua en la que escriben sirve sobre todo para expresar el aspecto multidimensional de su patrimonio cultural y lingüístico. La visión de sí mismo y del mundo que traduce al francés pasa por el filtro de las lenguas que ha aprendido. La pluralidad lingüística no siempre se ha vivido en armonía y serenidad, dado el desigual estatus de las lenguas en Marruecos: históricamente, el conflicto se ha reflejado en diferentes actitudes por parte de los escritores y, estéticamente, en diferentes estrategias de escritura.

Los escritores marroquíes francófonos, lejos de abandonar su pluma francófona, crearon una corriente de pensamiento que no rechazaba la herencia cultural francesa, sino que la consideraba en función del futuro nacional. La revista Souffles, fundada en 1966, desempeñó un papel clave en este debate. En relación con la cultura, el grupo de acción de la revista (ARC: Association de recherche culturelle) planteó el problema de la lengua y la literatura en Marruecos: la literatura marroquí francófona se juzgaba en función de su contribución al patrimonio nacional; la elección de la lengua per se no se consideraba prioritaria; se trataba sobre todo de definir las opciones ideológicas y literarias de una población durante mucho tiempo alienada y marginada. Lejos de desaparecer, la literatura marroquí en francés se desarrolló y se legitimó ideológicamente. Hay que decir que los principales protagonistas, directos o indirectos, del debate de Souffles fueron los propios escritores: Abdellatif Laâbi, Tahar Ben Jelloun, Mourad Khireddine... Esta posición permitió a la literatura marroquí francófona tomar nuevas direcciones lingüísticas y estéticas, ya que los escritores trataron de hacer su lengua más accesible a un mundo imaginario que se nutría tanto de la herencia nacional como de la occidental. Así pues, se han dejado influir por los modelos literarios europeos de pensamiento y escritura (simbolismo, surrealismo, filosofía de Marx, Derrida, etc.). Sin embargo, algunos intentan una "guerra de guerrillas" lingüística (Khaïr-Eddine), mientras que otros reflexionan sobre una lengua "dialógica" que podría expresar la lengua materna en francés (A. Khatibi). A pesar de la juventud de esta literatura - unos cuarenta años - los temas y la estética son variados.

Los lectores, tanto occidentales como norteafricanos, pueden sentirse incómodos con la actual literatura marroquí en lengua francesa: a menudo se sienten extraviados, no tanto por las referencias entrelazadas a elementos biculturales como por el uso confuso del lenguaje. Desde la importante obra de Souffles, no se ha teorizado en profundidad la cultura marroquí, sobre todo en su expresión literaria (especialmente en lengua francesa). De ahí que estas preguntas sigan sin respuesta. No obstante, una respuesta parcial -e individual- merece atención: la de Khatibi. Aparece en su obra teórica, pero también en su creación literaria. Pero el deber del escritor es establecer "el Magreb como horizonte de pensamiento" y trabajar para construirlo, a su propio nivel, el de la escritura y el pensamiento. Esto es lo que intenta hacer Khatibi desde hace al menos diez años, rechazando el "pensamiento salvaje" de los etnocentrismos, tanto occidentales como musulmanes, y explorando la "intersemiosis de lo bilingüe", el territorio de la salvación. Para él, es una ilusión escribir en francés como un francés o en árabe como un árabe. Por lo tanto, es necesario ir más allá del antagonismo entre la lengua árabe y la lengua francesa para reflexionar y crear un nuevo territorio que ofrezca la posibilidad de conocer y aceptar el propio ser tal y como se construye históricamente: sólo así el escritor puede lograr una liberación -relativa- del fascismo y el racismo de la lengua (y el pensamiento) únicos. Todos los escritores francófonos del Magreb se enfrentan aún hoy a estas cuestiones.

Desde 1980, cada uno de ellos ha intentado dar una respuesta a partir de las cuestiones que le preocupan. Novelistas marroquíes como Driss Chraïbi y Tahar Ben Jelloun están más interesados en cuestionar la herencia nacional: reactivan la novela a la luz de formas tradicionales como la epopeya, el cuento y la leyenda. Los novelistas de la nueva generación, la de los años ochenta, toman decisiones relativamente diferentes: El principal objetivo de Abdelhak Serhane era describir la realidad individual y social a través de noticias y escenas de la vida cotidiana, pero desde una perspectiva crítica. Mediante la introducción de modismos populares (proverbios, refranes, palabrotas), pretende subvertir el discurso dominante y la violencia sociopolítica a través de la parodia, la ironía, el pastiche y la traducción del lenguaje prohibido. Los textos pretenden ser una revuelta contra la historia de una alienación que no está del todo agotada. Otro ejemplo es Edmond Amrane el-Maleh, quien, antes de su muerte en noviembre de 2010, se volcó en la meditación y la expresión íntima: el escritor privilegiaba el monólogo interior, el ensueño y la memoria. Su objetivo era reconstruir una historia reprimida (la del hombre y la sociedad marroquí de origen judío) y reactivar el imaginario asociado a ella.

Tahar Ben Jelloun

¿Quién no conoce Le racisme expliqué à ma fille? Publicado por primera vez en 1998 y traducido a una veintena de idiomas, este libro es un auténtico panfleto por el respeto y la tolerancia. ¿Pero quién es Tahar Ben Jelloun? Nacido en Fez en 1947, este escritor y poeta fue a una escuela primaria bilingüe y luego al instituto francés de Tánger. Tras estudiar filosofía, de la que fue profesor durante un tiempo, se trasladó a París y estudió psicología. Se doctoró en 1975. Aunque ya había publicado una colección de poesía en 1971(Hommes sous linceul de silence) y novelas(Hourrada, 1973; L'Écrivain public, 1983), fue en 1985 cuando alcanzó el verdadero éxito con su novela L'Enfant de sable. Dos años más tarde, recibió el Premio Goncourt por La Nuit sacrée. Tahar Ben Jelloun publicó muchas otras obras. Pensemos, por ejemplo, en La Nuit de l'erreur (1997), L'Ablation (2014) o su reescritura de cuentos con Mes contes de Perrault (2014) y Le Mariage de plaisir (2016).

La década de 2000

La década de 2000 fue testigo de la aparición de jóvenes escritores que desafiaron la censura revelando un país perdido entre tabúes y religión. Abdellah Taïa y Rachid O no dudaron en hablar de su homosexualidad, un tema sensible y vergonzoso en Marruecos... Nacido en 1973, Abdellah Taïa es escritor y cineasta, además de doctor en literatura. Publicó su primera colección de relatos, Mon Maroc, en 2001. Le siguieron Le Rouge du tarbouche (2004), L'Armée du salut (2006) y Le Jour du roi (2010), que obtuvo el Prix de Flore. En 2007, también escribió un artículo para un periódico marroquí titulado "L'Homosexualité expliquée à ma mère" ("La homosexualidad explicada a mi madre"). En 2012, adaptó su tercera novela, L'Armée du salut, que obtuvo el Gran Premio del Jurado en el Festival Premiers Plans d'Angers (2014). Rachid O (nacido en 1970) también escribe sobre las experiencias de los homosexuales musulmanes en el norte de África. Sus cinco novelas publicadas por Gallimard han cosechado un gran éxito(L'Enfant ébloui, 1995; Plusieurs vies, 1996; Chocolat chaud, 1998; Ce qui reste, 2003; Analphabètes, 2013).

El escritor Mohamed Choukri (1935-2003) vio cómo su novela autobiográfica Le Pain nu (publicada por primera vez en 1973 en inglés y después en francés en 1980) fue prohibida en Marruecos entre 1983 y 2000. En ella relata su adolescencia durante su éxodo del Rif a Tánger. Evoca la violencia, la política y los tabúes, lo que la convierte en una obra controvertida en Marruecos. Desde entonces, se ha convertido en uno de los símbolos de la literatura marroquí. Mohamed Choukri también ha escrito una colección de cuentos, La Tente (1985), Jean Genet y Tennessee Williams à T anger (1992), Paul Bowles. Le Reclus de Tanger (1997).

Otra figura clave de la literatura contemporánea es Leïla Slimani. Nacida en Meknes en 1981, esta mujer de letras creció en una familia donde se hablaba francés. Estudió en la universidad de París y se hizo periodista. Publicó su primera novela, Dans le jardin de l'ogre, en 2014 y fue finalista del Prix de Flore en su momento. Dos años más tarde, recibió el Premio Goncourt por su novela Chanson douce, que, escrita en forma de analepsis -flashback-, narra el destino de dos niños pequeños asesinados por su niñera. Esta apasionante novela la convirtió en una de las autoras más populares de su generación. Otras de sus obras son Le Diable est dans les détails (2016) y Le Pays des autres (2020), primer volumen de una trilogía.

Fouad Laroui vive en los Países Bajos. Nacido en Oujda en 1958, Fouad Laroui escribe principalmente en neerlandés y francés. Doctor en Ciencias Económicas, es autor de numerosos libros y ha ganado numerosos premios. Entre ellos destacan De quel amour blessé (1998), sobre el amor imposible entre un magrebí y una judía; Une année chez les Français (2010) y Les Tribulations du dernier Sijilmassi (2014); Ce vain combat que tu livres au monde (2016) y L'insoumise de la Porte de Flandre (2017). Su colección de relatos, L'Étrange Affaire du pantalon de Dassoukine, publicada en 2012, obtuvo el Premio Goncourt de relatos. Mezcla perfecta de comedia y psicología, la autora traza un retrato de la sociedad contemporánea.