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Una monarquía más equilibrada

Como monarquía constitucional, Marruecos se rige por los tres poderes existentes, el ejecutivo, el legislativo y el judicial, que son equilibrados y gozan de total independencia. En la práctica, sin embargo, el Rey tiene un poder casi absoluto, siendo al mismo tiempo el líder religioso, el jefe supremo de los ejércitos y el Presidente del Consejo de Ministros. Tras las protestas del Movimiento 20 de Febrero de 2011, el Rey Mohammed VI convocó un referéndum constitucional, en el que el voto del "sí" ganó casi por unanimidad. La nueva constitución trabaja para una mejor separación de poderes, un aumento de los poderes del gobierno y del primer ministro, y la creación de un tribunal constitucional. Afirma el principio de no discriminación por motivos de raza, sexo o religión e introduce una perspectiva de género. Sin embargo, el rey sigue conservando un lugar preponderante y las libertades fundamentales reivindicadas (de expresión, de prensa, entre otras) siguen sin estar garantizadas. En el aspecto administrativo, desde 2015, el reino ha establecido una nueva división más práctica y lógica de las regiones, al tiempo que ha descentralizado el poder para lograr una mayor autonomía regional. Esta nueva organización permite ahora acelerar las reformas. Desde las elecciones legislativas de 2016, en la política marroquí se ha instaurado un sistema bipartidista, compartido por el partido islamista, el Partido de la Justicia y el Desarrollo, y el Partido de la Autenticidad y la Modernidad, de centro izquierda. Un balance positivo que debería permitir detener el ascenso del Islam radical.

La industria, un sector que da trabajo

Desde la Segunda Guerra Mundial, la industria ha crecido considerablemente en Marruecos, representando más del 30% del PIB y más del 20% del empleo. Aunque el país sigue siendo extremadamente dependiente del exterior, se han realizado numerosos esfuerzos para diversificar la industria marroquí y hacer más eficaces los distintos sectores. Hoy en día, los principales sectores de producción son el fosfato, el textil, la electromecánica, la metalurgia y la agroalimentación, este último con más de una cuarta parte de la producción total. Con el 85% de las reservas mundiales de fosfato, Marruecos es el primer exportador mundial. Aunque este comercio contribuye a la salud del tráfico ferroviario, los precios mundiales se hunden y, contrariamente a lo esperado, las exportaciones no aportan divisas a las arcas del país. Marruecos es también conocido como el primer exportador mundial de hachís, con 100.000 toneladas anuales. Aunque está prohibido, el cultivo de kif es el segundo recurso del país, y la mayor parte de la producción tiene lugar en la región montañosa del Rif. El tráfico implica a Europa, con cerca del 30% del consumo, y a Estados Unidos, con hasta 2.000 millones de dólares. La presencia de la droga en Marruecos plantea ciertos problemas a Occidente, ya que si el país quiere establecerse económicamente, tendrá que renunciar a este comercio ilegal. En cuanto a la automoción, el sector ha emergido en los últimos años gracias a un plan de acción gubernamental que ha permitido la instalación de varios inversores, como PSA, que inauguró su nueva planta cerca de Kénitra en junio de 2019. Desde 2014, la industria del automóvil ha crecido casi un 14% anual y ha generado desde entonces casi 120.000 puestos de trabajo. Aunque los trabajadores marroquíes están considerados como los mejores del norte de África, aún queda trabajo por hacer en cuanto a la falta de cualificación, precisión y puntualidad de la mano de obra, verdaderos hándicaps para el desarrollo industrial del país.

El turismo como motor del crecimiento económico

Con un récord de 13 millones de visitantes en 2019, el sector turístico iba bastante bien antes de la crisis del Covid-19. Durante dos años, se vio gravemente afectado por las restricciones de viaje y los repentinos cierres de fronteras. En 2022, sin embargo, la recuperación estaba muy avanzada, con más de 4 millones de llegadas al país entre mayo y julio de 2022. El turismo es uno de los motores del desarrollo económico, social y cultural del país ( ) y un importante generador de ingresos, ya que representa el 11% de su PIB. Cerca de 550.000 empleos directos se generaron en este sector en 2018, lo que corresponde a casi el 5% del empleo de la economía marroquí. Aunque el Gobierno ha invertido varios millones en la promoción del turismo y el apoyo al sector, tiene que reducir sus ambiciones, reconstruir el país tras el terrible terremoto de septiembre de 2023 y elaborar un nuevo plan de acción. No obstante, Marruecos sigue siendo uno de los tres primeros destinos del continente africano y atrae a la gran mayoría de los turistas franceses (más del 60%). Pero al Gobierno le gustaría centrar sus esfuerzos en el mercado emisor chino, que crece a pasos agigantados. Mientras que en 2015 solo había 10.000 turistas chinos, ahora son más de 130.000 los que visitan el reino, con exención de visado para viajar por todo el país desde 2016. Incluso se ha firmado un acuerdo con la mayor agencia de viajes en línea de China, Ctrip, para dar a conocer el país, con el objetivo de llegar a 500.000 turistas chinos al año.

Marruecos lidera las energías renovables

Consciente de su dependencia energética (el 20% de la electricidad de Marruecos es suministrada por España) y de la debilidad de sus recursos petroleros, el reino ha decidido adoptar una estrategia ambiciosa para alcanzar el objetivo del 52% de producción de energía renovable para 2030. Desde 2009, se han puesto en marcha varios programas y planes de acción, entre ellos la apertura en 2014 de un gigantesco parque eólico, a 20 km de Tarfaya, con una capacidad anual de 301 MW. Cuatro años más tarde, se está desarrollando otro gran proyecto en Tánger, el parque eólico Khalladi, que puede abastecer hasta 400.000 habitantes durante todo el año! En cuanto a la energía solar, el gobierno tampoco ha escatimado en medios. Con la construcción del mayor complejo solar termodinámico cerca de Ouarzazate, Marruecos se está posicionando como el líder de las energías renovables en África. Con una capacidad de 580 MW hoy en día, el complejo solar, cuando esté terminado en 2050, debería proporcionar más del doble de esta potencia, lo que representará el 11% de la producción mundial de electricidad! Si bien Marruecos importa actualmente el 93% de su energía, se prevé que esta tendencia continúe a la baja hasta que se invierta la situación.

La agricultura, un sector en buena forma

La agricultura es el pilar de la economía marroquí, y proporciona medios de subsistencia a casi el 40% de la población activa del país. Los cereales, como el maíz y la cebada, ocupan el 80% de las tierras cultivadas, mientras que las legumbres, como las alubias y las lentejas, apenas cubren el 5%. Las frutas (naranjas, clementinas, uvas) y hortalizas maduran muy rápidamente en Marruecos, sobre todo en la costa, donde el agua y el clima permiten este tipo de cultivos. Se calcula que cada año se producen casi 3 millones de toneladas de frutas y 6 millones de toneladas de hortalizas en Marruecos, que es uno de los mayores productores de cítricos del Mediterráneo. La producción global representa actualmente el 30% del comercio internacional, siendo la Unión Europea su principal cliente. Se han firmado varios acuerdos de libre comercio con determinados países, entre ellos Túnez (1999), Egipto (1999) y Estados Unidos (2006), que reducen los derechos de aduana sobre los productos marroquíes de bajo coste. En 2008, el Gobierno puso en marcha el Plan Verde Marroquí, destinado a hacer de la agricultura la principal palanca de desarrollo, aumentando la inversión en el sector en 10.000 millones de DH al año, creando empleo, haciendo más competitivo el sector a través de las exportaciones y desarrollando las zonas rurales. Desde la puesta en marcha de esta estrategia se han creado más de 340.000 puestos de trabajo. El otro gran objetivo del reino para los próximos años es impulsar la agricultura ecológica, en particular con la reciente creación de un logotipo de certificación que aún debe ser reconocido por Europa. Aunque el Gobierno aspiraba a tener 40.000 hectáreas cultivadas de aquí a 2020, aún queda mucho camino por recorrer, ya que en la actualidad hay poco menos de 18.000 hectáreas dedicadas a la agricultura ecológica.

Temas de actualidad

El principal problema de Marruecos es reducir su déficit: su deuda pública global es de 951.800 millones de dirhams, es decir, alrededor del 71% del PIB en 2022, frente al 82% en 2017. El país también debe luchar contra el desempleo, que afecta principalmente a los jóvenes, cuya tasa se acerca al 23% según el Alto Comisionado para la Planificación. Hay más de 770.000 jóvenes desempleados de entre 15 y 29 años, y el mercado es incapaz de absorber las decenas de miles de titulados cada año. Consciente de los bajos salarios en los sectores público y privado, el Gobierno ha firmado un acuerdo con los principales sindicatos para aumentarlos un 5% en septiembre de 2022 y 2023. De este modo, los asalariados verán aumentar progresivamente su nivel de vida. Pero aunque la tasa de marroquíes que viven por debajo del umbral de la pobreza ha descendido, según los criterios del Banco Mundial, la oposición señala que la brecha entre ricos y pobres sigue aumentando. Sin embargo, la Iniciativa Nacional para el Desarrollo Humano (INDH), dirigida por el propio Rey, está dando resultados positivos en las zonas rurales y los barrios desfavorecidos, situando a Marruecos enel 3er puesto mundial en cuanto a mejores programas sociales. En el frente geopolítico, el reino tendrá que encontrar un terreno común con el Frente Polisario sobre el estatuto del Sáhara Occidental. Aunque el mandato de la Misión de Naciones Unidas en El Aaiún, un grupo de civiles, militares y policías de la ONU, sigue vigente, la organización de un referéndum sobre la autodeterminación del pueblo saharaui está en discusión desde 1991, y el Consejo de Seguridad renueva cada año su misión con la esperanza de que este conflicto pueda resolverse sin armas.