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Un poco de historia

Con sus ritmos latinos, coloridos desfiles, comparsas, murgas y un sinfín de espectáculos, el carnaval de Santa Cruz atrae cada año a miles de personas a principios de febrero. Se ha convertido en una cita ineludible, considerado por algunos el segundo carnaval más importante del mundo después del de Río de Janeiro, que combina la elegancia veneciana con la fiebre brasileña y sigue una única pauta: divertirse. Aunque es casi seguro que su llegada a Canarias fue posterior a la de los primeros europeos, no fue hasta el siglo XVIII cuando aparecieron sus primeras referencias literarias, cuando el diario de Lope Antonio de la Guerra y Peña, escritor canario, menciona la existencia de un baile celebrado en Santa Cruz de Tenerife en el que ya actuaban comparsas, grupos de cantantes, músicos y bailarines que participaban en un carnaval. A lo largo del siglo XX se siguió celebrando, pero bajo las dictaduras de Primo de Rivera y del general Franco se denominó "Fiesta de Invierno", para evitar posibles prohibiciones, antes de volver a su denominación carnavalesca en 1976.

Una reputación en constante crecimiento

La popularidad de la fiesta se acentuó en la década de los sesenta, y en 1962 se diseñó el cartel anual que acompañaba a cada edición de la fiesta, con obras de artistas de renombre como Javier Mariscal y César Manrique. A partir de 2009, el cartel fue objeto de un concurso abierto a todos. La década de los ochenta también fue propicia para el festival, que fue declarado Fiesta de Interés Turístico Internacional el 18 de enero de 1980 y tematizado por primera vez en 1987. Ese año también se batió un récord Guinness: 250.000 personas asistieron al concierto al aire libre de la famosa cantante cubana Celia Cruz. El año 2000 marcó un nuevo hito, al convertirse Santa Cruz de Tenerife en la capital mundial del carnaval y en la sede de la XX convención de la Federación de Ciudades Europeas del Carnaval. A lo largo de su historia, los escenarios principales de las fiestas (concursos o elección de la Reina del Carnaval) han ido cambiando de ubicación, pasando del Teatro Guimerá a la Plaza de Toros, luego a la Plaza de España, al Palacio Internacional de Congresos y a la explanada del Parque Marítimo César Manrique, para finalmente alternarse según los años y las necesidades de la escenografía. Cada año, las entradas para los espectáculos más emblemáticos, como la final de las murgas adultas y la gala de elección de la reina, se agotan a la hora de salir a la venta, y la retransmisión de la elección de la reina es un gran éxito en televisión. Gracias a este éxito, el carnaval aspira a convertirse en Patrimonio Mundial de la UNESCO, lo que lo convertiría en el sexto carnaval del mundo en conseguirlo y el primero de España.

Un tema diferente cada año

Desde 1987, cada año se elige un tema diferente que sirve de color y guía para el carnaval. La selección es muy variada. El tema romano fue el primero elegido, pero las columnas de estilo jónico erigidas en la Plaza de España en aquella ocasión fueron repintadas y recicladas al año siguiente para evocar la selva, el bosque virgen, de forma un tanto aleatoria. Pero hay varias fuentes de inspiración recurrentes, entre ellas el cine, con westerns en 1992, Las mil y una noches de Aladino en 1995, musicales de Broadway en 2005(Grease, Fiebre del sábado noche y West Side Story), películas de terror con la referencia a Nosferatu en 2009, y el mundo de Bollywood en 2013. Recuperar el espíritu de una época también ha sido un tema frecuente. La Prehistoria, la Edad Media, los locos años veinte, con la Torre Eiffel, la Estatua de la Libertad y el puente Golden Gate como telón de fondo; los años sesenta, con el Flower Power, los hippies y las canciones de protesta contra la guerra de Vietnam; o los ochenta, con la Game Boy y Freddie Mercury. Sin olvidar el regreso al futuro con 2001, la Odisea del Espacio, y la instalación de un transbordador espacial en la Plaza de España. La evocación de lugares geográficos (México, China) o de universos creativos (magia, dibujos animados, graffiti) también ha servido de base creativa para la inventiva de este carnaval. Sin embargo, algunos temas han dejado una huella más indeleble en nuestra memoria. Todos los carnavaleros recuerdan 1989, cuando la Plaza de España se decoró con esfinges y palacios para evocar el Egipto de hace mil años, y ésta sigue siendo una de las decoraciones carnavalescas más bellas del mundo. Nadie ha olvidado tampoco 1993, un año que evocó el circo, cuando una candidata al título de Reina del Carnaval lució un disfraz de 6 metros de alto por 6 de ancho, titulado "Pachá entra en mi sueño", que no sólo dejó huella en la memoria colectiva, sino que contribuyó a la notoriedad internacional del carnaval, que en aquella época fue ampliamente retransmitido por televisión. Aunque en cuanto a repercusión mediática internacional, fue el año 2017, con su temática caribeña, el que mayor impacto tuvo, gracias a la recreación de un crucero por diversos destinos que acogían otros carnavales: Venezuela, Puerto Rico, Cuba, Jamaica, Bahamas, etc. En 2018, el carnaval ha logrado una primicia al contratar a tres mujeres como damas de ceremonia para liderar la temática "fantasía", con brujas, unicornios y dragones, para tomar las redes sociales dedicadas al evento. También hay que destacar la hazaña lograda en 2019 para la temática "mar de fondo", que vio llegar a Tenerife un busto de Poseidón de 6 metros de altura, realizado por maestros falleros valencianos y transportado en barco desde Valencia hasta Santa Cruz. Tras los años 50, celebrados en 2020, su interrupción en 2021, su celebración en verano en 2022, en la era post-Covidio y la ciudad de Nueva York en 2023, el carnaval de 2024 puso el foco en la televisión.

Casi un año de preparación

Cada año, las fiestas de carnaval duran un mes, normalmente de enero a febrero. Poco antes de Navidad, se da a conocer el cartel del carnaval, y un mes antes de la elección de la reina del carnaval, todo comienza con la presentación oficial del programa del año en la calle de Noria. El periodo precarnavalesco está jalonado de numerosos actos: un festival coreográfico, un concurso de disfraces, la presentación de las candidatas a reina en la sala VIP del ayuntamiento, la elección de la copla de carnaval y un concurso de comparsas adultas e infantiles. Sin embargo, para las agrupaciones carnavalescas, la preparación dura casi un año, durante el cual los aficionados ensayan y perfeccionan sus comparsas, sus murgas (parodias cantadas de los poderes fácticos) y sus rondallas (conjunto musical de instrumentos de cuerda), cada una con un carácter específico. Una vez iniciado el carnaval, se distingue entre el carnaval oficial, que reúne a más de 100 grupos de unos 50 participantes, encargados de las murgas, comparsas, rondallas y disfraces, y la fiesta de la calle, en la que los vecinos montan su propio espectáculo. Antes de que la calle se ponga en marcha, el primer plato fuerte es la gran gala de elección de la Reina del Carnaval, que suele celebrarse el miércoles de la primera semana de fiestas. Durante este concurso, las candidatas desfilan en un escenario de 1.200 metros cuadrados, ataviadas con grandiosos y extravagantes disfraces que pueden pesar entre 150 y 200 kg, y son juzgadas por un jurado de personalidades, complementado en los últimos años por una votación por SMS. Armada con su cetro, la ganadora desfilará durante todo el carnaval y representará a Canarias en las ferias turísticas, algo así como una Miss Francia. A continuación, el viernes anterior al carnaval, llega el gran día de la Cabalgata, un espectacular desfile que anuncia la apertura del carnaval y en el que participan la Reina y sus damas de honor, cuya carroza va acompañada de comparsas, carrozas particulares, y decenas de miles de personas y grupos musicales que forman una serpiente multicolor que serpentea por la ciudad, normalmente partiendo del Parque de la Granja y terminando en la plaza de Europa o detrás del Cabildo de Tenerife, no lejos de la plaza de España, al ritmo de batucadas y otros sonidos latinos. Al caer la noche, el final del desfile de 4 horas marca el comienzo oficial de la fiesta en las calles, con grupos carnavalescos que se burlan de los acontecimientos políticos y sociales a través de las murgas. El sábado es todo baile en las calles, que también se llenan de chiringuitos y carrozas. Y si está pensando en ir, la calle Bethencourt Alonso, popularmente conocida como calle San José, es el escenario principal de esta fiesta, que cuenta además con tres escenarios principales, como la plaza de España y la plaza del Príncipe. Desde 2008, el domingo de Carnaval es familiar, y el lunes será el plato fuerte de los tres días, con DJs en todos los escenarios.

Grandes desfiles y entierro de la sardina

A continuación llega el martes de Carnaval, momento álgido de la fiesta, cuando multitud de curiosos acuden a ver el Coso, el gran desfile de carrozas, coches engalanados y grupos de carnavaleros, que suelen recorrer la avenida de l'Anaga. Al día siguiente, Miércoles de Ceniza, se entierra a la sardina. Llevada en su carroza por las calles enlutadas de Santa Cruz, es finalmente quemada, acompañada por una procesión de viudas enlutadas. Su muerte marcó el fin del espíritu de la fiesta. Pero el final no impidió que la fiesta volviera el fin de semana siguiente, con la Piñata Chica el sábado y el domingo. Espectáculos, bailes populares y desfiles se suceden de nuevo el sábado, seguido con tanto interés que este día se ha vuelto tan popular como el día grande del carnaval, el lunes, sobre todo a nivel internacional. Si va a ir, debe saber que de 12.00 a 16.00 horas se celebran simultáneamente conciertos de música en las plazas que acogen los tres escenarios principales de la ciudad: Weyler, Príncipe y Candelaria. El domingo habrá concursos de coches y conciertos, pero sobre todo un espléndido espectáculo de fuegos artificiales. El verdadero final del carnaval... hasta el año que viene.

Si no tienes la suerte de asistir, debes saber que desde julio de 2017 tiene su propio hogar, la Casa del Carnaval. Instalada en un amplio y moderno espacio de más de 1.000 m², alberga una exposición permanente con disfraces de diferentes años y algunos elementos que dejan entrever el ambiente, como el primer cartel de 1962. Cada año se añaden nuevos elementos.