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Montañas y otros paisajes, una increíble riqueza

No se puede hablar de Nepal sin mencionar sus majestuosos picos, los más altos del mundo. Un trekking por los Annapurnas se considera una de las expediciones más bellas de cualquier parte del mundo, el viaje de toda una vida. Los excursionistas descubren paisajes de valles tropicales, bosques de rododendros y campos en terrazas antes de encontrarse cara a cara con el esplendor del macizo del Himalaya. El objetivo suele ser acercarse lo más posible al Everest, a 8.850 metros de altitud Un viaje al techo del mundo, donde las cumbres nunca abandonan su inmaculado ropaje. En este país, que aún puede parecer misterioso para el gran público, también hay que mencionar la diversidad de paisajes, porque sí, las montañas no son los únicos elementos de la naturaleza que hacen de Nepal un santuario de la biodiversidad. Desde 1973, el gobierno nepalí trabaja para crear una red de 20 zonas protegidas. Hay 3 reservas de fauna salvaje, 1 reserva de caza, 6 zonas de conservación y nada menos que 10 parques nacionales. Entre ellos destaca el Parque Nacional de Chitwan, con su exuberante selva que alberga cientos de especies de plantas y mamíferos que viven en libertad, como elefantes, macacos, hienas leopardo, tigres de Bengala y rinocerontes asiáticos. En la extensión de las llanuras indias, hay otro parque nacional menos conocido que el anterior, pero igual de espléndido: el Parque Nacional de Bardia. Aunque el camino hasta la segunda zona protegida más grande de Nepal es largo y a menudo sinuoso, también depara sorpresas, con una campiña verde y exuberante, cursos de agua y la presencia de 640 especies de animales poco acostumbrados a convivir con el ser humano.

Más allá de la postal, las cuestiones ecológicas están muy presentes

El primer problema es la deforestación. Los bosques cubren el 30% de la superficie de Nepal, y las poblaciones rurales dependen de ellos para construir, calentarse y criar ganado. En 1957, las autoridades nepalesas nacionalizaron los bosques y las poblaciones rurales vieron restringidos sus derechos. Como consecuencia, empezaron a talar árboles donde podían para convertir el bosque en tierras de cultivo y declararse así propietarios. Así, entre 1950 y 1986, más de 100.000 hectáreas de bosque desaparecieron y se transformaron en tierras agrícolas sólo en la región de Terai. El segundo problema es el calentamiento global. Uno de los principales problemas del siglo XXI en todo el mundo, Nepal no es una excepción a los temores de la comunidad científica. La región montañosa del Hindu Kush-Himalaya, considerada el tercer polo del planeta, podría ver cómo sus glaciares se derriten en 2100 como consecuencia del calentamiento global, y el aumento de las temperaturas también está provocando monzones cada vez más duros, con episodios de lluvias torrenciales que se llevan por delante cientos de vidas humanas. Por último, el plástico sigue siendo demasiado abundante y se utiliza en lugares donde se podría prescindir de él. Como consecuencia, cada año los voluntarios de la región de Khumbu recogen cerca de tres toneladas de basura. Turistas y lugareños siguen siendo demasiado poco conscientes de la necesidad de preservar un medio ambiente extremadamente sensible.

Soluciones concretas para frenar el deterioro del medio ambiente

En materia de deforestación, las autoridades nepalesas no se han quedado de brazos cruzados. Tras la nacionalización de los bosques en los años 50, volvieron incluso a crear el Plan Forestal Nacional en los 70, seguido de la Ley Forestal en 1993. El objetivo era transferir la gestión forestal a las comunidades locales y a los Grupos de Usuarios Forestales Comunitarios (GUBC). Se trataba de conciliar las necesidades de las poblaciones rurales en relación con el bosque y, al mismo tiempo, protegerlo. Hoy en día, los bosques de Nepal están en mejor estado, pero hay que prestar atención a la necesidad de desarrollo en un país que sigue siendo muy pobre, y donde la necesidad de construir infraestructuras podría tener de nuevo consecuencias nefastas para las zonas boscosas.

La transición ecológica también está a la orden del día en Nepal, y se están poniendo en marcha iniciativas locales, sobre todo para satisfacer las necesidades de electricidad. Aunque 14 de los mayores ríos del mundo nacen en las montañas del Himalaya y podrían abastecer a todo el país, Nepal sigue comprando combustibles fósiles a India y China. Las montañas dificultan la construcción de una red eléctrica. Afortunadamente, se están fomentando iniciativas, sobre todo con la creación por el Gobierno en 1996 del Centro para la Promoción de Energías Alternativas, cuyo objetivo es financiar proyectos hidroeléctricos locales. Tras la COP21 de París en 2015, se puso en marcha un programa de energías renovables para los países desfavorecidos. Se han liberado fondos en todo el mundo para desarrollar sistemas solares domésticos, paneles fotovoltaicos y motores hidráulicos.

En cuanto al turismo y la gestión de residuos, muchas agencias de trekking en Nepal ofrecen vacaciones de ecoturismo. Alojarse con la población local y sensibilizar sobre la naturaleza forman parte ahora de los objetivos de muchos operadores turísticos. En cuanto a la lacra del plástico, el gobierno ha decidido que, a partir de enero de 2020, los plásticos de un solo uso y ciertas botellas de plástico estarán prohibidos en la región de Khumbu.