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Desde los primeros textos sagrados..

Bhután, un confeti diminuto no más grande que Suiza, tiene una población de ni siquiera un millón de habitantes. Para entender la literatura escrita allí, hay que mirar la historia de un país sin litoral encajonado entre la inmensa China y la hirviente India, y darse cuenta de que desde su creación, Bhután nunca ha dejado de liberarse de la asimilación al Tíbet y de forjar su propia identidad. Todo comenzó a principios del siglo XVII, cuando Shabdrung Ngawang Namgyal, huyendo de la persecución religiosa, se refugió en estas zonas montañosas y casi inaccesibles. Unificó a las tribus guerreras que dominaban el paisaje estableciendo un único código legislativo. Su acción es administrativa y toma la forma de la construcción de una red de fortalezas, pero también es espiritual, en este territorio donde varias ramas del budismo coexistieron hasta entonces, y esto desde el siglo VII. Los textos sagrados fueron la primera literatura de Bhután y ahora se encuentran, por ejemplo, en la Biblioteca Nacional de Bhután, que se construyó en 1967 en la capital, Thimphu, y exhibe notables incunables xilográficos, bloques de madera tradicionales que son anteriores a la invención de la imprenta. Bhután luchará por mantener su independencia, experimentará períodos de recortes, guerras civiles y el protectorado británico. El 17 de diciembre de 1907, día en que se conmemora la fiesta nacional, se decretó una monarquía que fue reconocida gradualmente por los países vecinos, aunque el equilibrio era todavía frágil. En 1953, el nuevo rey, Jigme Dorji Wangchuck, quiso cambiar su país, abolió la servidumbre y llevó a cabo una reforma agraria. Bhután se convirtió en miembro de las Naciones Unidas en 1971. Su sucesor, Jigme Singye Wangchuck, coronado en 1974 a la edad de 19 años, continuó el movimiento pero decidió reforzar la unidad cultural imponiendo un idioma común, el Dzongkha, en detrimento de las minorías a las que se les impide mantener sus costumbres y hábitos, a veces incluso se les priva de su ciudadanía. La cuestión era compleja y eminentemente política; sin embargo, en la práctica, el inglés, que también se enseñaba en las escuelas, competía fuertemente con el idioma nacional

...a la tímida apertura al mundo exterior..

Bhután es un país secreto que se protege a sí mismo, como lo demuestra el hecho de que la televisión y la Internet sólo están permitidas desde 1999, y es en este contexto, al que hay que añadir la alfabetización, que sigue en curso, donde se escribe la literatura contemporánea. Aunque sigue siendo discreto, existe, como lo demuestra el festival internacional Ecos de la Montaña, inaugurado en 2009, los tímidos intentos de crear una página en Facebook de la Asociación de Escritores de Bhután (WAB) o los libros infantiles que ofrece el periódico Kuensel. La capital está viendo un aumento en el número de sus librerías, aunque son principalmente importadoras, las editoriales son pocas y distantes entre sí, pero se dedican principalmente a la publicación de libros de texto escolares. Para descubrir la literatura de Bhután, de hecho, hay que indagar en el mundo virtual, en el que los autores recurren a la autoedición facilitada por la difusión de los archivos digitales o la aparición de la impresión a pedido. Monu Tamang propuso así Crónica de un amor predicho en 2015, Chador Wangmo ha estado poniendo regularmente nuevos textos en línea en Goodreads desde 2012... En el mundo del teatro, un nombre se encuentra con algunas ocurrencias raras, Ravi Chaturvedi, y en poesía el de Gopilal Acharya, nacido en 1978 en Gelephu, está empezando a surgir. Se dice que estudió en Bhután y en Suecia, que su novela Con una piedra en el corazón fue incluida en la lista del Premio Literario Asiático para el Hombre en 2009, que algunos de sus poemas han sido publicados en revistas y que es principalmente el autor de Cuentos populares de Bhután. Esta colección de cuentos tradicionales forma parte de un movimiento más amplio, que suele ser la primera etapa del desarrollo de la literatura, la de la recopilación de material folclórico. En un país que hoy en día debe aprender a conciliar sus tradiciones con la apertura al mundo exterior, a preservar su lengua y a utilizar el inglés como medio para facilitar los contactos, la ficción está dando paso, por el momento, al deseo de conservar las huellas de lo que ha existido, por lo que la nostalgia impregna las páginas de los jóvenes autores, y algunas biografías han llegado a su público. Sin embargo, la siguiente etapa, la de una mirada un poco más crítica, está empezando a imponerse. Así, en su novela El círculo del karma, Kunzang Choden, nacida en 1952 en Bumthang, la primera autora traducida a nuestra lengua, cuenta el viaje iniciático de Tsomo, una niña que, frustrada por el hecho de que la escuela estuviera reservada a los niños, decidió huir a la India y más precisamente a Bodh Gaya, uno de los cuatro lugares sagrados del budismo.