shutterstock_215578228.jpg
shutterstock_726977386.jpg

El régimen monzónico

El clima de Vietnam está marcado por la influencia determinante del régimen monzónico. Sin embargo, debido a la gran longitud del país -más de 1.600 km entre el trópico de Cáncer y el ecuador- y a su topografía contrastada, con altitudes que oscilan entre 0 m y 3.147 m (monte Fan Si Pan, en el norte del país) y su carácter peninsular, que permite que la influencia del mar penetre profundamente en el interior, el clima de Vietnam se caracteriza por la irregularidad y las múltiples variaciones según las condiciones locales.

El monzón de invierno, relativamente seco, se extiende de octubre a marzo desde el noreste; afecta a la región al norte de Dà Nang, aportando frescor y humedad. El monzón de verano, en cambio, se extiende de abril a octubre desde el suroeste y trae calor y humedad, sobre todo al sur del país. Estas dos estaciones diferenciadas están sujetas a cambios según la región. Además, la temperatura y el clima varían con la altitud: las lluvias son más frecuentes y la temperatura desciende de 3°C a 4°C en las altas mesetas del sur (Dà Lat) y en las zonas montañosas del norte. Hay tres zonas climáticas principales: el Norte, el Centro y el Sur.

El Norte

En el norte, hasta el Paso de las Nubes (al norte de Dà Nang), las cuatro estaciones están claramente marcadas. De enero a marzo: invierno fresco con lloviznas. De abril a junio: primavera cálida y húmeda. De julio a septiembre: un verano caluroso, húmedo y tormentoso. Al final del verano llega la lluvia Ngâu, la lluvia del séptimo mes lunar, que para todos los vietnamitas evoca la leyenda del Ganadero y la Tejedora. Se dice que la lluvia Ngâu se debe a las lágrimas derramadas por su amor frustrado. Por último, de octubre a diciembre: un otoño a menudo magnífico, con la ocasional "lluvia de nubes y sombras"(mua bong mây), un breve chaparrón que se produce mientras brilla el sol y adorna el paisaje con suntuosos colores.

En invierno (enero-marzo), la temperatura en Hanói puede descender hasta los 3°C, con una media en el mes más frío de unos 16-17°C. No hay que malinterpretar estas cifras. Está muy lejos de las temperaturas polares, pero debido a la humedad, el frío es especialmente penetrante y cala hasta los huesos, sobre todo porque las casas rara vez tienen calefacción. De enero a abril, el tiempo en Hanói sigue siendo sombrío. Una llovizna permanente(mua phun), "lluvia de polvo"(mua bui) o "lluvia voladora"(mua bay) envuelve la capital en una humedad gélida y le confiere una atmósfera característica.

En las montañas, las temperaturas son más frescas y la lluvia más abundante. Las temperaturas pueden descender por debajo de 0°C y a veces se puede ver nieve.

El verano es la estación más calurosa del año. Las temperaturas máximas pueden superar los 40°C en Hanói. Pero el verano es también la estación lluviosa, con precipitaciones máximas entre julio y septiembre. También son frecuentes las tormentas y tifones procedentes del mar, lo que dificulta la previsión meteorológica. Incluso Hanói, que está a más de 100 km de la costa, sufre a veces fuertes tifones durante la estación lluviosa. Siguen su desoladora trayectoria hasta las zonas montañosas del noroeste, donde provocan inundaciones y corrimientos de tierra mortales.

Tifones

Entre julio y noviembre, desde el mar donde se originan en el este de Filipinas, los tifones azotan el centro y/o el norte del país, causando terribles estragos. El número de tifones varía de un año a otro, pero es muy difícil predecir la trayectoria de estos fenómenos meteorológicos excepcionales, por lo que siempre pueden obligar a los viajeros a modificar su programa de actividades, sobre todo los cruceros marítimos. En la ciudad, evite conducir durante los tifones o fuertes aguaceros. Peatones y automovilistas mueren regularmente cuando los árboles son arrancados por los elementos.

Cambio climático

Durante miles de años, los agricultores vietnamitas han luchado contra los elementos y los caprichos de un clima fundamentalmente inestable. Luchan para hacer frente a lluvias torrenciales, inundaciones y periodos prolongados de sequía. Hoy, esta vulnerabilidad se ve agravada por las consecuencias del calentamiento global. En los últimos años, los meteorólogos se han quedado perplejos ante la creciente irregularidad de los monzones y la proliferación de fenómenos meteorológicos extremos. Los periodos de sequía van en aumento y a veces van seguidos de una estación de lluvias durante la cual precipitaciones inesperadamente intensas provocan inundaciones catastróficas. Esta irregularidad de las precipitaciones amenaza la supervivencia de las comunidades afectadas, y los problemas sólo pueden agravarse a medida que se acentúe el cambio climático.