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Deportes tradicionales

El calendario del Hérault está jalonado por la práctica de numerosos juegos tradicionales, que pueden verse en campeonatos o grandes acontecimientos populares. Entre las actividades más emblemáticas figuran las justas del Languedoc. Desde hace siglos, marineros y pescadores tienen sus propias reglas de caballería y su propio torneo: las justas. A lo largo de toda la costa (Agde, Balaruc, Frontignan, Mèze, Marseillan, Palavas, Sète e incluso Béziers) y en el Canal du Midi, dos equipos, los azules y los rojos, se enfrentan. Las reglas son sencillas: dos barcas y sus robustos remeros sirven de corceles a los "lanceros". Acampados lo más seguros posible en la "tintaine", una alta plataforma situada en la parte delantera de la embarcación, los justadores van armados con una lanza de madera (2,70 m) y un baluarte, un escudo en el que impactará la lanza del adversario. Reguladas por oboes y tambores, las justas comienzan, las lanzas se bajan y golpean al adversario. Quien pierde el equilibrio cae al agua. El torneo más famoso se celebra cada año en Sète, en agosto, durante las fiestas de Saint-Louis.

También existe la bouvine en Hérault y las férias. Sin duda porque España no está lejos, pero sobre todo porque la Camarga es la tierra de los toros negros, la bouvine reúne todos los deportes y tradiciones que apasionan a los aficionados. En primer lugar, las carreras de la Camarga son una especialidad local que se desarrollará durante todo el verano, en una vasta zona que se extiende desde el Ródano hasta los suburbios orientales de Montpellier, donde los ruedos de todos los pueblecitos resuenan a los gritos de los lugareños. Estas carreras son un enfrentamiento codificado entre el hombre y el toro, un concurso de velocidad y agilidad. Organizadas por los manaderos (criadores de toros de Camarga), estas carreras suelen ir acompañadas de abrivados (suelta de los animales en las calles), ferrades (marcaje de los novillos), así como de juegos de los gardians en rudimentarios ruedos instalados en los prados. Las corridas más trágicas también se celebran en la región. Forman parte de las "ferias", fiestas populares que se prolongan durante varios días con sus coloridas casetas, su música, sus bailes (danzas y flamenco están a la orden del día) y sus "bodegas" donde la multitud acude a saciar su sed recreando el mundo o el espectáculo taurino del día. Uno de los más famosos del departamento es el de Béziers.

Tercer deporte tradicional, el tambourin es un juego de pelota ancestral. Actualmente codificado, practicado a nivel internacional y reconocido, esta espectacular disciplina bien merece una visita. Basta con situarse a lo largo del terreno de juego, donde compiten dos equipos de cinco jugadores, cada uno equipado con una pandereta (un círculo de 28 cm de diámetro recubierto de piel sintética y provisto de un mango). Las devoluciones se hacen como en el tenis (de volea o tras un rebote) y los puntos se puntúan de la misma manera. Es un deporte que hay que ver y probar en los pueblos, sobre todo en Cournonterral, Saint-Martin-de-Londres, Saint-Georges d'Orques, Gignac y Castelnau-de-Guers, donde hay buenos equipos.

Uno de los deportes más insólitos es el capelet. Juego tradicional también conocido como "course à la bigue", el capelet consiste en subir a toda velocidad por un poste de 18 metros, engrasado y enjabonado de antemano, en ángulo sobre el agua. Además de no caerse, el objetivo es alcanzar uno de los dos sombreros colocados en el extremo del mástil. Siempre es un espectáculo alegre, que se puede admirar sobre todo en los alrededores del Bassin de Thau.

Caminatas y salidas de descubrimiento

Para los amantes de los paseos tranquilos, muchos municipios han organizado recorridos de descubrimiento de la fauna y la flora de los estanques, las antiguas salinas o las reservas naturales, en particular en las zonas adquiridas por el Conservatorio del Litoral. Los que no quieran usar los pies también pueden montar a caballo o en burro, una actividad que está creciendo rápidamente. En los últimos años, los gestores turísticos han tomado conciencia de la magnitud del fenómeno y han creado rutas e instalaciones para los jinetes. En la región del Hérault, los aficionados a la escalada también encontrarán algo a su gusto, sobre todo en la ladera del Pic Saint-Loup o en las Gorges d'Héric, en el macizo de Caroux.

Los placeres del agua

Gracias al clima templado y a la Grande Bleue, los amantes de los deportes náuticos florecen en esta orilla del Mediterráneo. Windsurf, kitesurf, esquí acuático, wakeboard y muchas otras actividades -algunas deportivas, otras lúdicas- están a su alcance, ya sean propulsadas por el viento o por motor. Las instalaciones de la costa del Hérault hacen que esta diversión sea accesible a todas las edades y capacidades. Sobre el agua o bajo la superficie del mar, ¡todo es posible! Para los que quieran vivir la emoción de las profundidades, existen varios clubes de submarinismo, y en Cap d'Agde se ha creado un sendero submarino para explorar los fondos marinos de forma lúdica y didáctica. Para los momentos de navegación y contemplación, la vela, el piragüismo y el stand-up paddle también están en el programa, y estas actividades se vuelven sublimes cuando el sol se pone en el horizonte.

El Hérault también es ideal para el turismo fluvial. El Canal du Midi, declarado Patrimonio Mundial de la UNESCO en 1996, es una de las vías fluviales más transitadas del mundo y se abre cerca de Marsella. Elogio de la lentitud (6 km por hora), permite descubrir los alrededores en cruceros de duración variable.

Para los deportes de aguas bravas (rafting, kayak, barranquismo, etc.), el departamento ofrece también terrenos magníficos como las gargantas del Orb y del Hérault, sin olvidar la espeleología en las diversas grutas.

Bienestar y fitness

Los romanos no se equivocaron. Ya en la Antigüedad aprovecharon el contexto geológico de la zona para desarrollar balnearios. Balaruc-les-Bains -la principal estación termal de Francia-, Avène y Lamalou-les-Bains son lugares beneficiosos donde relajarse y darse un capricho. Además de estos balnearios, la región de Hérault cuenta con centros de talasoterapia, como el de Cap d'Agde. Estos centros combinan los beneficios del sol con las propiedades terapéuticas del agua de mar, las algas y los lodos marinos. Todos los centros están totalmente equipados para los tratamientos (piscina de agua de mar, bañeras de hidromasaje, etc.), además de ofrecer un alojamiento de calidad. Para el público en general que busque un momento de profunda relajación, se ofrecen paquetes de estancias de un día.