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Productos típicos

En Portugal se come mucho pescado y marisco, y el Alentejo no es una excepción. Encontrará casi los mismos pescados que en España: caballa, mero, congrio, pez espada, dorada, pargo, merluza, rape y, por supuesto, sardinas. En cuanto al marisco y moluscos, hay almejas, mejillones, ostras, navajas, calamares, pulpos y diversos crustáceos como centollos y gambas. Y los peculiares percebes. Limitado a una pequeña franja costera, es un molusco muy apreciado y, desgraciadamente, también muy amenazado.
Pero el pescado rey en Portugal es, por supuesto, el bacalao o bacalhau. El bacalao salado y seco, que se pescaba desde la Edad Media en las frías aguas del Atlántico Norte, servía de alimento básico a los marineros en sus lejanos viajes por mar. Se dice que Portugal ha inventado más de mil recetas basadas en este emblemático pescado. También es el plato principal de la comida de Navidad.
El Alentejo, con sus vastos pastos, es famoso por su carne: cerdo, cordero, cabrito, conejo y, por supuesto, caza. Los embutidos —elaborados a partir de cerdos negros que se alimentan de bellotas— están muy presentes con el chouriço y el presunto (jamón curado). El chouriço assado (a la parrilla) resulta delicioso.
Los quesos (queijos) del Alentejo proceden de las tres regiones de producción: Nisa, Serpa y Évora. Están elaborados con leche de oveja o de cabra y pueden ser secos, semisecos o cremosos. El Queijo Serpa es bastante singular, ya que en lugar de utilizar cuajo para espesar la leche, se utiliza jugo de flor de cardo, que logra el mismo efecto. Los quesos pueden tener mucho cuerpo, con diferentes grados de maduración.
El arroz se consume ampliamente en Portugal y en el Alentejo, y se produce principalmente en torno al estuario del río Sado, cerca de Alcácer do Sal. Las variedades son carolino (granos redondos) y agulha (granos largos). Al igual que en España, el pan forma parte de la vida cotidiana. Algunos ejemplos son el pão alentejano, un pan rústico elaborado con harina de trigo, y la broa, un pan de maíz.

Lo esencial de la cocina portuguesa

Al igual que en España, en Portugal se puede comer a base de tapas, que aquí se llaman petiscos. Entre ellos encontrará muchos productos del mar, como las pataniscas de bacalhau (croquetas de bacalao con hierbas), la salada de polvo (ensalada de pulpo marinado), así como berbigão (berberechos) o amêijoas (almejas) simplemente cocinadas con un poco de ajo y aceite de oliva. El pan tostado se sirve con una pasta de sardinhas o crema de sardinas.
Por lo que respecta a las tapas de interior, las moelas a la portuguesa son mollejas de ave, con una espesa salsa de tomate, que se comen con pan. Los caracóis à portuguesa son caracoles con ajo y guindilla. El figado de porco grelhado se elabora simplemente con pequeños trozos de hígado de cerdo a la parrilla. Los peixinhos da horta, que podrían traducirse como «pececitos de la huerta», no contienen ni un gramo de pescado y son en realidad buñuelos de judías verdes. Mientras, los bolinhos de chouriço son unos populares pasteles de chorizo.
Una comida en Portugal suele comenzar con una sopa. La muy rústica sopa da pedra (alubias, chorizo, tocino y orejas de cerdo) es un clásico, pero la sopa de camarão (sopa de gambas), la de grão (sopa de garbanzos) y la de purê de feijão (sopa de puré de alubias rojas) también son muy populares.
Los principales platos de bacalao son el bacalhau com natas (la famosa brandada de bacalao gratinada), el bacalhau à brás (bacalao desmenuzado con puré de patatas, cebolla, perejil, huevos revueltos y aceitunas negras) o el bacalhau à Gomes de Sá (una ensalada de bacalao y patatas con huevos duros). Otros platos clásicos el arroz de tamboril (arroz con rape y tomate), el peixe à escabeche (rodajas de pescado en escabeche) o la caldeirada (pescado guisado con marisco). Entre el marisco, pruebe el choco frito, las lulas com camarão (calamares y gambas en salsa de tomate), las favas com chocos (sepia con judías) o el lingueirão à bulhão pato (navajas con ajo y cilantro).
La carne sigue siendo muy popular, con platos como la lebre à portuguesa (guiso de liebre portugués), el ensopado do cabrito (guiso de cabrito), el frango assado (pollo a la parrilla con pimentón) o el arroz de pato (una especie de paella de pato con chouriço). Común en las tabernas, el bitoque es un combinado completo de filete, huevo frito, patatas fritas y ensalada. El leitão (cochinillo al horno) se prepara para ocasiones especiales. Por último, la feijoada es una especie de fabada de alubias blancas o negras con carne de cerdo y chorizo ahumado.

Especialidades del Alentejo

Aunque estos platos son comunes en todo el país, hay, por supuesto, muchas especialidades únicas del Alentejo. Plato completo por excelencia, el cozido de grão alentejano, que es una versión local del cocido español, se elabora con garbanzos, zanahorias, patatas, tocino, embutidos(chouriça, morcela, farinheira) y una buena dosis de menta fresca. Esta receta de invierno se sirve caliente con pan.
Otro clásico es la carne de cerdo a la alentejana, que consiste en carne de cerdo con patatas y almejas, aderezadas con pimentón y cilantro. Se dice que la receta se originó en la Edad Media como forma de juzgar la sinceridad de los judíos portugueses que se convertían al catolicismo, ya que el cerdo y el marisco estaban prohibidos en el judaísmo. El bacalhau com broa à alentejana es una receta de bacalao al horno con una corteza de pan de maíz y chouriço servido con patatas.
El ensopado de borrego es un guiso de cordero cocinado a fuego lento con un toque de vinagre de sidra, cilantro, laurel, perejil, clavo, ajo y cebolla. Siempre se sirve —sobre todo en invierno— con pan. Otro plato en salsa,  el coelho à caçador o «conejo a la cazadora» es un guiso de conejo con vino blanco, vino tinto, tomate, cebolla y ajo. Plato rural por excelencia, las migas à alentejana son una especie de migas con pan aromatizado con ajo y aceite de oliva, y servido con carne de cerdo y tocino.
Obviamente, las sopas son legión. La más conocida es la açorda, una espesa sopa campesina preparada con migas de pan en un caldo con ajo, cilantro y aceite de oliva (parecidas a las sopas de ajo que se comen en algunas regiones españolas). Se sirve con un huevo escalfado. Hay tantas variaciones de esta receta como familias hay en Portugal. Por otro lado, la sopa de cação es una sopa de cazón (tiburón pequeño) con chile dulce, cilantro, ajo y laurel. La sopa de tomate alentejana es un caldo con tomate y patatas que se sirve sobre pan con huevos escalfados. A veces también contiene tocino (toucinho).

Dulces y café

Al igual que en España, muchos de los dulces  portugueses fueron ideados en los conventos por monjas bajo el nombre de doces conventuais, con la yema de huevo como ingrediente principal. En la Edad Media se utilizaba la clara de huevo en la producción de vino blanco para purificarlo y filtrar las partículas en suspensión. Así, los viticultores contaban con un enorme excedente de yemas de huevo que donaban a las monjas.
En Évora, puede probar el pão de rala (pastel con yemas de huevo), el toucinho-do-céu (tocino del cielo) o las queijadas (tartas de queso fresco y canela). La especialidad de Alcácer do Sal es la pinhoada (turrón de miel y piñones). En Beja encontrará trouxas de ovos (bollos dulces con yemas de huevo). En Elvas se puede hallar sericaia, un flan con forma de tarta generosamente espolvoreado con canela. El tecolameco es un pastel de almendra espeso y húmedo que se encuentra por toda la región.
Es imposible hablar de la repostería portuguesa sin mencionar los famosos pastéis de nata. Estos pequeños flanes de hojaldre están formados por una envoltura crujiente de hojaldre rellena de una crema de huevo, aromatizada con vainilla, limón o canela. Otros postres son el bolo de arroz, el pudim y la torta de naranja.
Aunque el té es popular en el país, a los portugueses les gusta sobre todo el café, que a veces llaman bica, sobre todo cuando se refieren al expreso. Brasil, antigua colonia portuguesa, lleva mucho tiempo suministrando café a Portugal, y es ahora el mayor productor mundial. Los cafés siguen desempeñando un importante papel social en la vida cotidiana.

Alentejo: tierra de vinos y corcho

El Alentejo es una región rica en vinos que han recibido varios premios internacionales y que no tienen nada que envidiar a los de Oporto o Madeira. Los viñedos gozan de muchas horas de sol, por lo que estos vinos tienen un alto grado de alcohol y aromas intensos. Hay más de 250 productores en la región y 22000 hectáreas de viñedos. Se pueden encontrar tanto vinos tintos como blancos, pero los tintos son los más afamados y los que dan reputación a las variedades de uva locales, con muchas DOC.

El vino regional alentejano se produce en toda la región, mientras que el vino DOC Alentejo procede únicamente de ocho zonas, como Portalegre, Borba, Redondo y Évora. El llamado vino de reserva, conocido por su alta calidad, puede proceder tanto de vinos regionales como de vinos con denominación de origen. La asociación Vinhos do Alentejo ofrece varios viajes por carretera para los amantes del vino. En noviembre, puede asistir a la Fiesta de la Viña y el Vino en Borba, mientras que en diciembre, Cabeção y Vila de Frades organizan la Cata del Vino Nuevo.
En cuanto a la cerveza, puede pedir una imperial. Este término se refiere a una cerveza de medio barril que lleva el nombre de la cervecería Germânia, conocida por su logotipo, un águila imperial alemana. Con el estallido de la Primera Guerra Mundial, la cervecería cambió su nombre por el de Portugália, para no ser asociada con Alemania, enemiga de los aliados, pero el término «imperial» se mantuvo. La Super Bock (1927) y la Sagres (1940) son las dos cervezas portuguesas más populares. La primera viene de Oporto y la segunda de Lisboa. Si hubiera que nombrar un solo licor en la región, sería el licor poejo, elaborado desde la Edad Media a partir de la menta.

Para que conste, Portugal produce casi la mitad del corcho que se distribuye en el mundo, gran parte del cual procede del Alentejo. Esta industria —que emplea a casi 60000 trabajadores en el país— sigue siendo en gran medida manual, sin que ninguna máquina haya sido más eficaz que una simple hacha para extraer el corcho.