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Verano de plomo

En el corazón del país, en las llanuras que rodean Beja o Évora, las temperaturas estivales alcanzan fácilmente los 40°C en los años más calurosos. Como es sabido, estos años se multiplican y cada año (o casi) se baten récords de temperatura. En julio de 1995, se registró una temperatura de 46,5°C (¡a la sombra!) en Amaraleja, en el distrito de Beja. Si se viaja en verano, esto no es una anécdota. Porque es el calor el que decidirá a menudo el programa diario. La mayoría de las veces, porque siempre hace... buen tiempo en el sur del país, en esta época, pueden pasar meses antes de que llegue la más mínima tormenta que riegue el suelo y refresque a las personas y animales. Y a veces se sueña con la lluvia o simplemente con un día de luz ligeramente nublado... ¡Sombreros, gafas de sol y reservas de agua son, por tanto, recursos indispensables! No planifique largos viajes en coche a mediodía, o las rectas de la llanura alentejana le parecerán interminables... Reserve los paseos en bicicleta y las largas caminatas para las primeras horas de la mañana o las últimas de la tarde. El resto del tiempo, es mejor echarse una siesta al abrigo de los gruesos muros, a la sombra de los viejos edificios, o refugiarse bajo los árboles a la espera de que mejore el tiempo. Para los que se han quedado en la costa, la brisa del mar les hará más llevadero el calor. En pocos kilómetros, a menudo hay varios grados de diferencia entre la costa y el interior Y si tiene demasiado calor, el mar está ahí para refrescarle: incluso con calor, la temperatura del Atlántico sigue siendo estimulante.

Invierno de plumas

En invierno, el clima del Alentejo sigue siendo suave gracias a la intervención del famoso anticiclón de las Azores, las islas portuguesas del Atlántico que dieron nombre al fenómeno meteorológico que protege al país de las perturbaciones y tormentas oceánicas. La temperatura puede alcanzar con frecuencia los 15°C durante el día, y a menudo puede sorprender teniendo que sacar el sombrero para protegerse del sol. Sin embargo, durante diciembre y enero, las temperaturas pueden bajar por la noche, muy pocas veces por debajo de cero. En las pequeñas cadenas montañosas del Alentejo, como la sierra de São Mamede o la de Arraiolos, la temperatura desciende más frecuentemente por debajo de cero entre diciembre y marzo, y la nieve hace a veces su aparición. Caminar por la nieve bajo el sol del Alentejo es un privilegio reservado a los verdaderos entendidos. En cuanto a la lluvia, si sabe esperar, trae algunas sorpresas para los que se habían olvidado de ella. En pocos minutos, al final del verano y en otoño sobre todo ocurre como si el cielo se abriera de repente y aceptara por fin refrescar la tierra con trombas de agua que generan inundaciones y desprendimientos y se llevan todo a su paso.