Un fervor decreciente

En Portugal, es frecuente escuchar a los locales despedirse con las palabras: Até amanha, se Deus quiser (hasta mañana, si Dios quiere). Es el equivalente portugués del árabe Inch'Allah: si Dios quiere... Hay que decir que los portugueses son mayoritariamente religiosos y la mayoría de ellos católicos: casi el 77%, si hemos de creer sus declaraciones. La mitad dice ir a misa con regularidad y casi el 80% vive en zonas rurales. Pero el número de católicos se redujo en más de un 7% entre 1999 y 2011. Y su presencia ha disminuido en favor de los protestantes, los ortodoxos y los testigos de Jehová. El islam, el judaísmo, el budismo y el hinduismo también están presentes, pero en menor proporción: sus seguidores representan solo el 6% del total de creyentes y el 0,8% de la población. Los portugueses que se declaran no creyentes han aumentado su número del 8,2% de la población al 13,2%. Como era de esperar, los no creyentes portugueses están entre los más jóvenes. Por otro lado, casi un tercio de los matrimonios se sigue celebrando por la iglesia.

La fiesta de los santos

Portugal es un Estado laico, lo que significa que defiende y promueve la separación entre el Estado y las comunidades religiosas. Sin embargo, desde 1976, la Constitución garantiza la libertad de culto a los seguidores de cualquier religión, mayoritaria o no. Sin embargo, las fiestas tradicionales, inspiradas en gran medida en el calendario cristiano, son muy populares en el país. Las romerías son una oportunidad para celebrar un santo, pero también para reunirse con la familia y, para los visitantes, para poder asistir a los desfiles y participar en la celebración. Uno de los eventos más importantes es el de Nossa Senhora da Agonia, literalmente Nuestra Señora de la Agonía, que tiene lugar en agosto en Viana do Castelo, en el norte del país. Durante la procesión hasta el mar, embarcaciones de remo transportan la imagen de la Virgen entre la desembocadura y el estuario del río Lima. Más de 400 mujeres con trajes tradicionales forman un colorido desfile popular, antes de que la Senhora sea llevada por las calles y devuelta a su iglesia. Los acordeones, las gaitas y los bombos marcan el tono de la fiesta, que se prolonga hasta bien entrada la noche.

Una aparición..

El 13 de mayo de 1917, en Fátima (distrito de Santarém), la Virgen se apareció a tres pastorcitos: Lucía dos Santos, Francisco Marto y Jacinta Marto. En varias ocasiones, en los meses siguientes, la aparición mariana dio a los niños visiones (del infierno) y diversas revelaciones que desde entonces han sido objeto de muchas interpretaciones. Desde entonces, cada año, miles de creyentes de todo el mundo acuden a Fátima —la mayoría de rodillas—, donde se han construido una capilla y varias iglesias. El Papa Francisco estuvo allí en 2017 para celebrar el centenario de la aparición de la Virgen María a los tres niños. Sus tumbas pueden verse en la basílica de Nuestra Señora del Rosario, construida en 1928. Francisco y Jacinta murieron jóvenes, en 1919 y 1920; Lucía, que se hizo monja carmelita, murió en 2005.