Clima Surinam

Debido a su situación latitudinal y a su exposición a los vientos alisios del lado oriental de Sudamérica, Surinam tiene un clima ecuatorial en la mayor parte del país, es decir, cálido y húmedo, marcado por fuertes precipitaciones. Con una temperatura media de 28°C durante todo el año en las tierras bajas y una humedad muy alta (entre el 80% y el 90%), la precipitación media anual supera los 2 metros en la mayoría de las zonas. Aunque la distribución de las precipitaciones a lo largo del año no está muy contrastada, se puede identificar una estación lluviosa que va de mediados de diciembre a mediados de agosto, siendo mayo y junio los meses generalmente más lluviosos. En esta época, las regiones del centro-sur (montañas Wilhelmina) y las situadas a lo largo del río Maroni experimentan un verdadero clima monzónico La estación más seca -la humedad rara vez baja del 80%- va de mediados de agosto a mediados de noviembre.

El clima de Surinam y su estacionalidad

Aunque puede hacerse una distinción aproximada entre la estación seca, de mediados/finales de agosto a mediados/finales de noviembre, y la estación lluviosa, de mediados de diciembre a mediados de agosto, debemos ser más precisos. Los meses de diciembre y enero corresponden en realidad a una corta estación lluviosa, en la que sin embargo puede llover continuamente durante todo el día. En febrero-marzo (y a veces hasta finales de abril), Surinam experimenta una suave estación seca, en la que sí llueve, pero no todo el día. Es una buena época para visitar el país sin mojarse todo el tiempo Luego viene una época de fuertes lluvias, de mayo a mediados de agosto. Mayo y junio suelen ser los meses más lluviosos, sobre todo en las regiones del este y el alto sur del país. Aún es posible visitar Surinam en esta época, siempre y cuando compruebe el estado de las pistas que desee utilizar. Al abrigo de su hamaca, podrá relajarse y escuchar la lluvia caer, esperando la tregua que le permita salir de nuevo. Por último, la larga estación seca se extiende desde mediados de agosto hasta finales de noviembre, siendo tradicionalmente septiembre y octubre los meses más secos. A pesar del calor, esta estación es sin duda la época ideal para viajar.
Antes de emprender un viaje a Surinam, conviene tener en cuenta el calendario turístico del país. Durante la temporada alta (que en realidad son dos: de julio a mediados de septiembre y de mediados de diciembre a mediados de marzo), algunos precios tienden a subir. Sin embargo, todas las salidas y excursiones siguen siendo asequibles. En temporada baja (que son dos: de mediados de septiembre a mediados de diciembre y de mediados de marzo a junio), algunos operadores sólo aceptan organizar excursiones si han recibido un número mínimo de reservas Para disfrutar al máximo de Surinam, lo mejor es viajar durante la temporada alta y seca, es decir, de febrero a marzo o de agosto a septiembre, sin olvidar el excepcional periodo de Navidad y Año Nuevo.

Un ecosistema amenazado a pesar de la neutralidad del carbono

Surinam forma parte del Escudo Guayanés, junto con la Guayana Francesa, Guyana, Brasil y Venezuela, y alberga algunos entornos naturales raros y ricos: la selva amazónica en el interior, los inselbergs que dominan toda la selva y los manglares a lo largo de los estuarios y la costa. Casi el 95% de su territorio está cubierto de bosques, y su tasa de deforestación es de las más bajas del mundo, gracias sobre todo a la decisión del Gobierno de crear un sistema de reservas naturales ya en 1970. A finales de junio de 2019, cuando los firmantes del Acuerdo de París (2015) se reunieron en Bonn para hacer balance de los progresos realizados por todos en la reducción de los gases de efecto invernadero, solo dos países del mundo habían alcanzado la neutralidad de carbono (neutralidad de carbono significa que un país no emite más gases de efecto invernadero de los que puede absorber a través de sus bosques y suelos): Bután y Surinam. A pesar de estos alentadores avances, la biodiversidad sigue amenazada en Surinam, debido sobre todo a la extracción de bauxita y diamantes, pero también al lavado ilegal de oro (que también se practica en el corazón de las reservas protegidas), que implica deforestación y contaminación de los cursos de agua con mercurio. La gran extensión de la zona y la dificultad de acceso al bosque suponen una amenaza, ya que las autoridades son incapaces de controlarlo eficazmente en su totalidad.