Familia

Generalmente numerosa, la familia desempeña un papel fundamental en todos los grupos étnicos que componen Surinam. En las zonas más agrícolas, las familias tradicionales indostanas siguen organizando matrimonios concertados eligiendo pareja para sus hijos. Al mismo tiempo, aunque muchas parejas tienen el mismo origen, siguen celebrándose matrimonios mixtos, sobre todo en Paramaribo, lo que significa que, si bien persiste la estructura familiar tradicional en los distintos grupos étnicos, ésta tiende a modernizarse. En cuanto al matrimonio, aunque la convivencia sin casarse es bastante corriente, todavía no está muy aceptada entre los hindúes tradicionales, que creen que la novia debe ser virgen. En cuanto a las familias caribeñas, los hogares suelen estar dirigidos por mujeres, y se aceptan hijos de distinto padre. Las mujeres suelen ser monógamas, y es más común que los hombres tengan varias parejas: tener una amante(buitenvrouw) se tolera y no se oculta mucho.

Educación

Aunque la educación es una cuestión importante para todas las comunidades de Surinam, el acceso a ella sigue siendo muy desigual. La escolarización es obligatoria de los 6 a los 12 años, y el 85% de los niños van a la escuela hasta los 17 años. Esta cifra debe matizarse: más del 40% de los alumnos necesitan siete años o más para completar un curso de seis años, y sólo el 50% de ellos aprueban el examen final. Aunque el 6,5% del PIB y el 15% de los gastos recurrentes del Gobierno se dedican a la educación, el sistema escolar necesita una modernización importante: el personal docente sigue mal formado, las escuelas y los recursos de aprendizaje no son todos de buena calidad, y los sistemas de exámenes y selección están obsoletos. A pesar de este sistema deficiente, la tasa de alfabetización era del 95% en 2021.

Una situación social difícil

Gracias a la ayuda financiera neerlandesa, complementada con el gasto del presupuesto nacional, Surinam ha disfrutado de un fuerte crecimiento económico en los últimos años. Sin embargo, este crecimiento también ha tenido el efecto contrario en el desarrollo: las desigualdades han aumentado en una sociedad que ya era vulnerable. La tasa de desempleo, que había descendido considerablemente (del 11% en 2007 al 5,5% en 2013), ha aumentado bruscamente durante el periodo Covid, hasta alcanzar el 11,2% en 2021 (el sector turístico se ha visto muy afectado y la inflación está aumentando). Desde entonces, parece haber descendido ligeramente, hasta situarse en torno al 10% en 2023. Ese mismo año, Surinam ocupó el puesto 99 de 169 países en el Índice de Desarrollo Humano (IDH) de las Naciones Unidas, lo que supone una mejora con respecto a años anteriores.
En cuanto a los indicadores de protección social, a pesar de la financiación del gobierno surinamés, son comparables a los vigentes en el Caribe. Aunque la situación ha mejorado significativamente en 40 años -en 2018, la esperanza media de vida era de casi 73 años (frente a los 64,8 años de 1980) y la tasa de mortalidad infantil se estimaba en 24 por cada 1.000 nacimientos (frente a los 46,6 de 1980)-, el 30% de la población sigue viviendo sin cobertura sanitaria. Para contrarrestar esta situación, el Ministerio de Sanidad ha elaborado un plan general de seguro de enfermedad, que aún se está debatiendo. El Hospital Universitario de Paramaribo permite el acceso a la atención especializada, y se han creado puestos de salud en el interior, lo que no frena la actividad de curanderos y chamanes.
Entre los principales problemas sanitarios, el acceso al agua sigue siendo una prioridad. La contaminación por mercurio procedente de la extracción de oro a pequeña escala en el interior del país, el uso excesivo de pesticidas en las tierras de cultivo de las zonas rurales costeras y la práctica generalizada de verter las aguas residuales en calles y canales suponen una grave amenaza para la calidad del agua potable. La vivienda es otro problema importante: algunos barrios son comparables a los asentamientos chabolistas de América Latina, con personas que viven en viviendas ilegales en terrenos que no les pertenecen. No hay agua corriente, saneamiento ni electricidad en estas zonas, y la falta de oportunidades de empleo provoca un alto índice de delincuencia. Casi una cuarta parte de la población vive en alojamientos inadecuados para llevar una vida decente.

El lugar de las mujeres y los homosexuales

Laesperanza de vida de una mujer surinamesa es de 75,2 años, y da a luz a una media de 1,9 hijos (2018). El estatus social de la mujer varía de una comunidad a otra: en la sociedad criolla, más matriarcal, la mujer desempeña un papel social importante en el hogar, mientras que en la comunidad indostaní, con su fuerte modelo patriarcal, desempeña un papel más secundario. En las sociedades tradicionales negro-granates, las mujeres desempeñan un papel muy importante: son las únicas que tienen acceso a los recursos del hogar, son propietarias de varias casas construidas por sus maridos y son ellas las que cuidan de los niños, siembran y cosechan. Aunque se tolera la poligamia entre los hombres, cada vez se practica menos: un hombre puede tener varias esposas, pero también debe ser capaz de mantenerlas a todas, es decir, alojarlas, proporcionarles madera, hierbas medicinales, etc. En general, en Surinam se tolera la poligamia. En términos generales, las mujeres de Surinam son económicamente independientes dentro del hogar, pero cuando se trata de la sociedad en su conjunto, su estatus dista mucho de ser igual al de los hombres.

La homosexualidad abierta sigue siendo tabú en Surinam, especialmente para los hombres. La homosexualidad femenina es más tolerada, ya que las amistades y relaciones íntimas entre mujeres -conocidas como "matis"- existen desde hace mucho tiempo entre los afrosurinameses. Existe, sin embargo, una pequeña comunidad homosexual masculina, principalmente en Paramaribo. Los homosexuales se enfrentan claramente a mayores retos legales que los heterosexuales en Surinam: aunque la homosexualidad es legal, los matrimonios entre personas del mismo sexo no están reconocidos, y la mayoría sexual es más tardía para los homosexuales que para los heterosexuales (18 años frente a 16, según el artículo 302 del Código Penal, aunque rara vez se aplica). No obstante, Surinam es uno de los pocos países latinoamericanos que organiza una "marcha del orgullo" en las calles de Paramaribo desde 2011.