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Del canal a la invasión y la renovación

Al parecer, fue en 1907 cuando los operadores estadounidenses enviados a la zona filmaron las primeras vistas de Panamá. La construcción del canal fue uno de los principales temas captados por estos cineastas, que filmaron con asombro el corte de Culebra, así como los extremos del proyecto que aún estaban en construcción. Aunque estas películas no se han conservado, todavía se pueden encontrar muchas fotografías y extractos indagando un poco en Internet. Pero más allá de estas vistas, captadas por cineastas extranjeros, es difícil establecer una verdadera historia del cine panameño. Algunos cineastas, como Carlos Luis Nieto, sí consiguieron producir las primeras películas de la historia del país. El primer largometraje, un drama titulado Al calor de mi bohío, se estrenó en las pantallas panameñas en 1946, pero no tuvo mucho seguimiento. No fue hasta la década de 1980 cuando la artista y fotógrafa Sandra Eleta, fascinada por la vida de los habitantes de Portobelo, dedicó primero una serie de retratos y luego un cortometraje a la zona, con la ayuda del escritor Edgar Soberón Torchia y el cineasta Anselmo Mantovani. Su película, Sirenata en B, narra la vida panameña a través de los ojos de un conductor de autobús en los años setenta. Un cortometraje conmovedor en el que el artista revela al mundo un lado de Panamá hasta ahora poco conocido. Inspiró a una nueva generación de cineastas que poco a poco se harían un hueco en el panorama cinematográfico centroamericano. José Macías, Pituka Ortega-Heilbron y, más recientemente, Ariane Benedetti son algunos de los nombres que amplían la filmografía nacional. Pero fue con Abner Benaim, director y productor, cuando el cine panameño comenzó realmente a extenderse más allá de las fronteras del país. Chance (2009), una comedia que enfrenta a dos sirvientas domésticas con la familia aristocrática que las emplea, se convertiría en la película más taquillera del país, antes de volar a festivales de Chicago, Montreal, El Cairo y La Habana. Benaim y su productora Apertura Films también tendrán el privilegio de presentar unos años más tarde Invasión (2014), un documental sobre la invasión estadounidense de 1989, que será la primera película panameña en competir en los Oscar. Estos dos largometrajes están disponibles en vídeo a la carta en la página web de la productora, una buena manera de descubrir este cine antes de volar a Panamá.
Desde entonces, impulsado por una política de producción y coproducción más activa, el cine panameño se ha diversificado, ofreciendo tanto ficción como documentales, y largometrajes o cortometrajes para todos los gustos. La industria se caracteriza por una fuerte representación de mujeres directoras, como Ariane Benedetti, Ana Endara Mislov y Ana Elena Tejera. Estas cineastas participan regularmente en los festivales de habla hispana de la región, contribuyendo a la diversidad de la producción panameña contemporánea.

El jardín tropical de Hollywood

A sólo unas horas de avión de California, Panamá ha sido un lugar habitual de rodaje de películas estadounidenses desde los años treinta. En esa década se rodaron numerosas películas bélicas. En 1940, el cineasta estadounidense de origen francés Jacques Tourneur pisó Panamá para rodar Phantom Raiders, un thriller de investigación sobre misteriosos naufragios en el canal. La película le producirá escalofríos, al tiempo que le trasladará al humor del cineasta responsable de La Féline, uno de los clásicos de la época. Una década más tarde, la película de terror Quand la Marabunta gronde (1954), protagonizada por Charlton Heston, transporta esta vez al espectador al espanto de un ataque de hormigas. Lejos de ser una obra maestra, pero una interesante huella del pasado. Además, tendrá la oportunidad de descubrir los misteriosos paisajes de la isla de Barro Colorado, situada sobre las aguas del lago Gatún. Es un lugar fascinante, creado de la nada con la formación del Canal.
Fue en torno al Canal donde se reunieron los documentalistas en la segunda mitad del siglo XX, sobre todo en los años setenta. Frederick Wiseman, uno de los documentalistas más conocidos del siglo XX, dirigió Canal Zone (1977). Como de costumbre, el planteamiento de Wiseman era un cine de lo real, sin artificios ni voz en off. Lo que le interesa es la gente que vive en esta región, panameños y estadounidenses por igual, y las carencias que el control del canal acarrea al país. Se trata de una película impactante, con su silencio revelador y sus poderosas imágenes. Al mismo tiempo, el actor David Attenborough se interesó por la flora y la fauna de Panamá en su serie documental Life on Earth (1979).
Más recientemente, fue en El sastre de Panamá (2001) donde el país cobró protagonismo. El impresionante reparto de la película incluye a Pierce Brosnan, Geoffrey Rush, Jamie Lee Curtis y Brendan Gleeson. Este thriller de espionaje, adaptación de la novela homónima de John Le Carré, es también la primera película en la que conocemos al joven actor Daniel Radcliffe, justo antes del estreno de Harry Potter. Los escenarios de la película se encuentran en las callejuelas de Ciudad de Panamá, a orillas del lago Gatún y en la localidad de Gamboa. ¿Es más fan de la serie? Entonces querrá relajarse en las paradisíacas playas de la isla de San Blas, como los personajes de La Casa de Papel al comienzo de la segunda temporada. Desde el cambio de siglo, Panamá atrae cada vez más rodajes, desde James Bond a películas de superhéroes como Escuadrón Suicida, gracias a una revitalizada política cinematográfica.

Un paisaje cinematográfico en plena renovación

Como mencionamos anteriormente, el dinamismo del cine panameño contemporáneo está bien arraigado. Hoy en día, los cinéfilos del país pueden disfrutar de numerosas salas modernas, tanto en Ciudad de Panamá como en las demás ciudades del país. Y cada año, el IFF Panamá es el lugar al que acudir para ver los preestrenos de muchas películas nacionales e internacionales. Si eres un amante del cine, no dudes en planificar tu viaje