La gran diversidad

Situado en el hemisferio norte, Japón experimenta las mismas estaciones que Europa. Sin embargo, el tamaño de Japón, desde las tierras siberianas en el norte hasta los trópicos en el sur, o casi, y su doble exposición al Pacífico y al Mar de Japón han creado climas variados y a veces paradójicos. Tanto en el Mar de Japón como en el Pacífico confluyen dos corrientes, una fría(oyashio) y otra cálida(kuroshio). La corriente fría baja de Siberia y la otra sube del ecuador. Se cree que el encuentro de estas dos corrientes ha contribuido mucho al desarrollo de la vida marina. Pero aunque éstas desempeñan un papel en el desarrollo de la vida, la influencia de la masa continental asiática sigue siendo primordial. En Tokio, los fríos vientos invernales vienen del noroeste y se cargan de agua a su paso por el Mar de Japón, terminando en forma de nieve en la parte occidental. En verano, los vientos tropicales soplan a ambos lados de las montañas y traen fuertes lluvias en junio y septiembre, mientras que julio y agosto pueden llegar a ser muy calurosos y húmedos. Pero en su conjunto, el archipiélago está dominado por una amplísima variación térmica: puede pasar de -30°C en Hokkaido (el mar que bordea Hokkaido, el mar de Okhotsk, se congela en invierno hasta abril) a 40°C en Kyushu u Okinawa. Si en Tokio el invierno es seco y frío, con un clima bastante agradable, al otro lado, en el mar de Japón, el tiempo permanece nublado y el cielo salpicado de largas borrascas de nieve.

La temporada de lluvias y tifones

Aunque el término monzón se utiliza más comúnmente en toda Asia, en Japón lo que predomina es la estación lluviosa. Aquí se llama tsuyu y suele durar seis semanas, de junio a mediados de julio. Puede ser una época de miedo, no hay más que ver el precio de los billetes de avión, que bajan la mayoría de las veces. Claro que la lluvia es intensa, la humedad se dispara y el ambiente es bochornoso, pero los chubascos también se intercalan con momentos de calma. Es un riesgo que hay que correr, pero tampoco es extremo, sobre todo si decide alojarse en centros urbanos o zonas llanas. Si tiene suerte, puede que el año sea más suave que otros, con pocos chubascos continuos. Son famosos los paraguas de plástico transparente que abundan en las tiendas japonesas durante estos meses lluviosos. El verano japonés también es testigo de la llegada de tifones (el equivalente a los ciclones tropicales o huracanes). Azotan Japón con frecuencia entre agosto y octubre, con un pico a principios de septiembre. Las lluvias son intensas y los vientos fuertes. Este fenómeno no se toma a la ligera en Japón y todos los años, sobre todo en las zonas rurales, se producen muchas pérdidas de vidas humanas y daños materiales. Además del tifón en sí, las inundaciones, los corrimientos de tierra y los aludes de lodo pueden ser mortales. La Agencia Meteorológica anuncia, con unos días de antelación, la ruta de los tifones. Si está de vacaciones en Japón en esas fechas, permanezca en su hotel o vivienda de alquiler con algunas provisiones. Otras catástrofes pueden azotar Japón en cualquier momento:

Erupciones volcánicas. Ahora se pueden predecir, lo que reduce el riesgo de pérdida de vidas humanas. Sin embargo, los japoneses desconfían más de las consecuencias inmediatas, es decir, corrimientos de tierra y aludes de lodo.

Terremotos. Son más difíciles de predecir, aunque Japón ha desarrollado una tecnología avanzada en este campo. Los seísmos son frecuentes y pueden llegar a ser formidables, sobre todo en las llanuras de la vertiente del Pacífico, que son las más pobladas (el terremoto de Kōbe mató a más de 6.000 personas en 1995). Pueden provocar terribles tsunamis cuando se producen mar adentro. El 11 de marzo de 2011, a primera hora de la tarde, un fuerte seísmo frente a la costa oriental de Japón provocó un tsunami de una violencia inusitada, que destruyó varias prefecturas y mató a decenas de miles de personas. Esta catástrofe natural a gran escala puso de manifiesto las deficiencias del archipiélago, sobre todo en el ámbito nuclear, ya que las dos centrales de Fukushima resultaron gravemente dañadas por el seísmo. En Japón hay un antes y un después del 11 de marzo de 2011.