Un cristianismo con múltiples iglesias sincréticas

Religión de Estado desde 1996 en la Constitución, el 95,5% de los zambianos se declaran cristianos. Alrededor del 75% son protestantes, mientras que el 20% profesa el culto en la iglesia románica heredada de la influencia portuguesa en la cercana Mozambique. A mediados del siglo XIX, los misioneros protestantes europeos evangelizaron las tierras zambianas. Como las religiones tradicionales nunca están lejos, a lo largo de los años han surgido muchas iglesias sincréticas en la intersección de los ritos tradicionales y el cristianismo. Este protestantismo incluye las diversas y variadas pentecostales, baptistas, metodistas, presbiterianas, neoapostólicas, luteranas, adventistas del Séptimo Día, Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, etc. Curiosidad: una de las mayores comunidades de Testigos de Jehová de África está en Zambia, con casi 200.000 miembros.

Minorías religiosas

Aunque las religiones minoritarias sólo representan el 4,4% de la población, al parecer hay unos 100.000 musulmanes en el país (el 2,2% de los zambianos), sobre todo en las grandes ciudades. Hay muchos refugiados congoleños y somalíes, y descendientes de inmigrantes del sudeste asiático y Oriente Próximo que ahora son zambianos. Muchos son suníes, pero también hay chiíes. Los hindúes proceden, como era de esperar, del sudeste asiático, son sólo 10.000 y viven principalmente en Lusaka y la provincia del Norte. Otras religiones son realmente mínimas en cuanto a población: judíos, sijs... Se dice que alrededor del 1,8% de la población es bahaí (religión monoteísta iraní nacida en el siglo XIX en Persia).

En Zambia aún se practican ritos animistas

Las ceremonias de iniciación animistas están muy extendidas entre la mayoría de los grupos étnicos de Zambia. Se basan en la creencia en un dios único, inmaterial e inaccesible, pero presente en todas las cosas (árbol, río, piedra, animal), todas ellas habitadas por espíritus, enlaces entre Dios y los humanos. En caso de catástrofe natural, agresión externa o enfermedad, a menudo se consulta e invoca a los espíritus, y en particular a los de los antepasados, mucho más que al Dios cristiano. Tras someterse a los ritos de iniciación, los jóvenes se consideran adultos y tienen los mismos derechos y obligaciones que los adultos. La iniciación suele tener lugar fuera de la aldea, en el monte o en un lugar sagrado (colina, cueva). El joven aprende la lengua secreta que le permite integrar las reglas de la tribu y acceder a los misterios del universo y las fuerzas de la naturaleza. Se le imponen diversas pruebas, a menudo difíciles, para que afirme su fuerza de carácter. El final del rito marca el renacimiento, simbolizado por signos externos (cabeza rapada, uso de joyas y adornos, pintura corporal, etc.) y suele terminar con un baño purificador.