Una población joven y urbana
Con una densidad de población muy baja, Gabón pertenece a la "zona subpoblada" del área Gabón-Congo. Esto se debe en parte a su territorio salvaje, pero también a su tasa de fecundidad, inferior a la media africana. En 2021, la tasa de fecundidad era de 3,49 hijos por mujer, frente a los 4,3 hijos por mujer del África subsahariana. Esta baja tasa de fecundidad, sobre todo en el este del país, fue una de las razones de la creación del Centro Internacional de Investigación Médica de Franceville en 1979. A ello se añade una tasa de mortalidad bastante elevada, en torno al 8,5%, de la que más del 35% es infantil. Además de ser un país poco poblado, la población está desigualmente repartida por todo el territorio. Más del 85% de la población vive en ciudades, lo que convierte a Gabón en uno de los países más urbanizados del continente. Aunque Port-Gentil y Franceville son la segunda y tercera ciudades más densamente pobladas, su densidad de población es mucho menor (unos 10 habitantes/km²) que la de la superpoblada Libreville (unos 1.800 habitantes/km²), y desciende bruscamente en el resto del país hasta menos de 1 habitante/km² en algunas regiones. Los vastos bosques están escasamente poblados y las zonas de sabana albergan unos pocos pueblos, mientras que el resto de la población sigue viviendo en las afueras de las principales carreteras y vías fluviales. Con casi el 60% de la población menor de 25 años, la población cada vez más joven representa un reto para el futuro del país.
Una dinámica demográfica
La demografía ha cambiado radicalmente desde 1960. La población se ha más que triplicado desde la independencia, gracias en parte a las mejoras del sistema sanitario, mientras que había estado en declive desde la llegada de los europeos: el comercio de esclavos y el exceso de mortalidad debido a los trabajos forzados durante la época colonial contribuyeron a reducir el crecimiento demográfico. Sin embargo, hay varias razones que explican este repentino aumento de la población. Factores migratorios y movimientos internos unidos por un vector común: el éxito económico de la minería. La explotación del petróleo y del manganeso en los años 60 desencadenó dos fenómenos concomitantes: una afluencia masiva de extranjeros y una urbanización revolucionaria, pero a veces efímera, en torno a los yacimientos mineros, como vimos con el uranio en Mounana. Hoy, en función de lo que ofrezca el mercado mundial, la producción de petróleo atrae una afluencia de emigrantes procedentes de China. En los años setenta, Gabón también acogió a un gran número de inmigrantes, al principio procedentes de los países vecinos, pero la tendencia se está invirtiendo en favor de los emigrantes de África Occidental. Considerado como el Eldorado de África en una subregión inestable y empobrecida, Gabón, a pesar de su decreciente crecimiento económico, ofrece desde su independencia perspectivas de empleo tentadoras para muchos otros países. Los extranjeros de todos los orígenes representan ya más del 20% de la población, la mayoría procedentes del África negra (Camerún, Guinea Ecuatorial y los países del Sahel). También hay unos 10.000 ciudadanos europeos, principalmente franceses, que se han instalado aquí en el marco del programa de cooperación francés, así como una comunidad china cada vez más numerosa. Por último, el movimiento demográfico interno se produjo tras el boom petrolero de los años cincuenta. Esto provocó un importante éxodo rural hacia las grandes explotaciones madereras y la capital, ya que los jóvenes estaban cada vez menos dispuestos a aceptar la precariedad de los modos de vida tradicionales en un contexto difícil. Los ingresos del petróleo desencadenaron una oleada de inversiones públicas y privadas en las zonas afectadas por esta repentina urbanización masiva, llevando todas las características y atractivos de la modernidad al exclusivo marco de las ciudades, que se convirtieron así en portadoras del cambio social y cultural.
Una pluralidad de etnias
Compuesto por unos 50 grupos étnicos, Gabón es un país ricamente multicultural, con una plétora de lenguas habladas y tradiciones diversas pero igualmente sorprendentes. La gran mayoría de los grupos étnicos comparten la lengua bantú. Desde el siglo XIII hasta el XIX, los sucesivos movimientos de poblaciones que emigraban del exterior del país, a veces mezclándose con otros grupos, explican en parte las similitudes de lengua y organización social. El primer mestizaje étnico tuvo lugar hacia 1880, cuando Savorgnan de Brazza remontó el Ogooué, que se convirtió rápidamente en una confluencia para los pueblos de Gabón. El segundo crisol demográfico se produjo con la instalación de los campamentos madereros a principios del siglo XX. Mientras tanto, los grupos recién creados cristalizaron en etnias o grupos "hablantes". Sin embargo, estos diferentes grupos no estaban adscritos a territorios definidos como en la mayoría de los países africanos, lo que contribuyó a limitar las rencillas étnicas. Así pues, en Gabón no hay etnias mayoritarias, pero la más numerosa es la de los fang, que representan más del 30% de la población. Formados por varios subgrupos, están presentes en cinco de las nueve regiones del país, sobre todo en la zona de Libreville y Woleu-Ntem. Les siguen los Mpongwè, subgrupo de los Myéné, y los Obamba, subgrupo de los Mbédé, que juntos representan casi el 30% de la población. Los primeros viven principalmente en la provincia de Estuaire, mientras que los segundos se encuentran más al este del país, en la provincia de Ogooué. Los Punu, que pertenecen al grupo cultural Shira-Punu como los Eshira, Lumbu y Vili, representan el 12% de la población de Gabón. Viven en el sur de Gabón, en las regiones de Tchibanga, Mouila y Ndendé, así como en la capital. Además de estos pueblos mayoritarios, Gabón alberga otros grupos étnicos con menor población, como los tsogo, bapoumou, nzebi y bakota. A estas etnias se añaden, por supuesto, los pigmeos, de los que en Gabón se encuentran los vestigios más antiguos.
