Danseurs et musiciens à Franceville. © Anton_Ivanov - Shutterstock.com.jpg

Música y danza tradicionales

En Gabón hay casi tantas tradiciones musicales como etnias. En el país hay unas cincuenta -descendientes de los bantúes-, las principales de las cuales son los fang, los myènè, los obamba y los punu. Estas músicas incluyen rituales, danzas e instrumentos, y a menudo constituyen la base de la identidad de los grupos étnicos de los que proceden.

Una de las más representativas es sin duda el Bwiti . Rito de iniciación y danza, el Bwiti es una disciplina espiritual practicada principalmente por los fang, punu y mitsogo, que implica el uso de iboga, una planta alucinógena cuyo consumo da lugar a complejas visiones. Esencialmente masculino, este rito de paso a la edad adulta se extiende por las nueve provincias del país y varía de un grupo étnico a otro. Durante estas ceremonias, el viaje interior suele acompañarse de instrumentos típicos como el arpa ngombi, un instrumento triangular de cuerda pulsada, la campana o gesandza o el mungongo, un arco en la boca.

Menos famosos que el bwiti -que ha adquirido cierta notoriedad en nuestro país gracias a los numerosos europeos que viajan a Gabón para probar este rito- son elikoku, danza giratoria de la cuenca de la etnia Punu, de la que deriva la danza mukudji sobre zancos; elekounda, danza Myènè de grandes saltos, que se baila en bodas y velatorios; el ndjobi, rito de iniciación masculina de las etnias Obamba y Téké; el mwiri, rito de iniciación a la edad adulta; el ndjembé, rito de iniciación y danza de las mujeres de las etnias mpongwè, myènè y benga; elingwala, danza bastante conocida de la etnia nzebi, que celebra bodas o circuncisiones y en la que participan ambos sexos; yel elone, danza preferida por los jóvenes del norte de Gabón y especialmente importante entre los fang.

Además de la música tradicional, otro elemento esencial de la cultura gabonesa, como en toda África, es la tradición oral. Motor de la transmisión de conocimientos, la tradición oral transmite de generación en generación los secretos de la naturaleza, las reglas sociales de la comunidad y la sabiduría de los antepasados. Por último, sería imposible hablar de tradición oral sin mencionar el mvett de Gabón, el arte a través del cual se expresan los mitos fundacionales del pueblo fang. El mvett es un arte muy espiritual, una palabra que hace referencia al narrador, a la epopeya y al instrumento. Este último es una cítara-arpa que sólo puede dominarse tras una larga iniciación a cargo de un maestro mvett.

Y hablando de instrumentos, la música tradicional gabonesa cuenta con una rica colección. Entre los más emblemáticos están el sonajero ritual sokè, utilizado en el ndjembé oélombo (ritos de iniciación); el nkul, tambor de madera ranurado utilizado por los fang; el djaga, sonajero de Haut-Ogooué cuya calabaza está llena de semillas; y, como en muchos lugares del continente africano, la sanza. Este popular piano de pulgares acompaña tanto los cuentos tradicionales como la música moderna. Y no olvidemos los tambores o tam-tam, que varían según la etnia de origen, pero siguen siendo una parte esencial y omnipresente de la música tradicional gabonesa.

Lejos de estar confinada únicamente a rituales y ceremonias, la música tradicional gabonesa ha tenido muchos portavoces que la han hecho llegar a los oídos de muchos oyentes. Vyckos Ekondo es sin duda el gran heraldo en este campo. Creador de Tandima, fusión de múltiples estéticas tradicionales de distintas provincias, ha arrojado una luz única sobre la riqueza musical de Gabón. Junto a Pape Nziengui, el gran artista de la cítara gabonesa, y Mouyanga, grupo de lingwala, es el guardián de la tradición musical nacional.

Para saborear en persona la tradición musical nacional, dos acontecimientos excelentes son la Fiesta de las Culturas, organizada por el Ministerio de Cultura y que presenta canciones, bailes y vestimentas tradicionales en las calles de Libreville, y Gabón 9 Provincias, que se celebra en la primera quincena de agosto. Esta última ofrece cada año a cada provincia la oportunidad de mostrar sus riquezas culturales.

Música popular

Con el tiempo, la música tradicional gabonesa se ha modernizado, ha recibido algunas influencias occidentales y ha visto surgir una nueva ola de artistas, algunos de los cuales se han convertido en estrellas. Y estrella, en Gabón, es el término que mejor describe a Pierre Akendengué. Este monumento nacional es el punto de partida de la música popular gabonesa moderna. Pierre Akendengué, guitarrista y cantante ciego, comenzó su carrera cuando se encontraba en París recibiendo tratamiento para una afección ocular. Allí estudió durante la década de 1970, y rápidamente pasó a formar parte de una oleada de estrellas de la música popular africana en el mundo francófono. Desde entonces, gracias a sus letras poéticas y comprometidas, su voz inmortal y sus melodías ineludibles, Akendegue se ha convertido en portavoz del pueblo de Gabón. Al igual que Patience Dabany, se ha convertido en un referente de la canción gabonesa. Ex Primera Dama de Gabón (fue esposa de Omar Bongo), apodada "la Mama ", su carrera musical ha sido especialmente prolífica, con una serie de álbumes que combinan sonidos gaboneses -como el repertorio batéké del suroeste del país o las canciones pigmeas- con estéticas occidentales y africanas (rumba congoleña, por ejemplo). Patience Dabany ayudó a lanzar la carrera de Annie Flore Batchiellilys, considerada una de las embajadoras de la música gabonesa, que ha mezclado sus formas tradicionales con el jazz y el blues. Completamos este panorama musical con algunos nombres muy queridos, como Nicole Amogho, que pone de relieve los sonidos de Haut-Ogooué y mezcla el lingwala con la rumba y el afro zouk, por ejemplo. También están Pamela Badjogo, muy apreciada en Francia por su afrojazz, Alexis Abessolo, inspirado en el mvett, y Naneth Nkoghe, que tiende más hacia el hip-hop.

¿Quiere escuchar en directo a la flor y nata de los artistas gaboneses? Libreville rebosa de locales perfectos: Le Murmure, en Montée de Louis, donde se puede ver a la famosa orquesta Mbala; el Pearl, en el mismo barrio, pero más orientado hacia el blues y el jazz; y el Lokua Bar, en el barrio de Glass, donde se puede escuchar buena parte de la música soul y de variedades africanas.