Originalmente, el sánscrito

Estimar la antigüedad de los textos transmitidos por tradición oral basándose en el movimiento de los astros o en el flujo y reflujo de un río desaparecido hace tiempo es una idea muy romántica, pero muy seria. En efecto, los estudiosos no tienen más remedio que leer entre líneas para datar la aparición del "Veda" (traducido, imperfectamente, como "visión"), el conjunto de revelaciones hechas por un pueblo de Irán a los indios del norte del subcontinente. De su encuentro, en esta región de fronteras borrosas rebautizada Āryāvarta, nació una religión, el vedismo, base sobre la que se asentaría más tarde el brahmanismo y luego el hinduismo. En otras palabras, este corpus -ya se remonte al siglo XV a. C. o tenga el doble de antigüedad que el primero- es tan antiguo como el primeroC. o el doble, como creen algunos- es de vital importancia, reconocida hoy por la Unesco, que lo ha incluido en la lista del patrimonio inmaterial de la humanidad y ha definido su división del siguiente modo: Rig Veda (himnos sagrados), Sama Veda (arreglos musicales), Yajur Veda (oraciones y fórmulas sacrificiales utilizadas por los sacerdotes) y Atharna Veda (conjunto de conjuros y fórmulas mágicas).

Tampoco se sabe con certeza cuándo se escribieron estos "libros", ya que los manuscritos originales no han sobrevivido a los siglos, pero es habitual datar esta transcripción a principios de nuestra era. No sólo marcó el nacimiento de la literatura india, sino también el del sánscrito, lengua de origen indoario, como confirma su similitud con el iranio antiguo. Primero lengua litúrgica, luego erudita, como el latín en Occidente, sirvió de base a una multitud de dialectos (sobre todo en el norte de la India) y sigue siendo la lengua oficial del estado de Uttarakhand, en la frontera con Nepal. Probablemente un poco más recientes -esta vez la pista está en la lengua, ya que el sánscrito "arcaico" ha dado paso al sánscrito "épico"-, otros dos textos se consideran fundacionales en la India y siguieron el mismo camino, llevados por la oralidad y luego por la escritura: el Rāmāyana y el Mahābhārata. Estas dos epopeyas mitológicas son inseparables del hinduismo.

La primera narra la vida del príncipe Rāma, que (siempre según datos astronómicos) reinó casi veinte siglos antes del nacimiento de Cristo, y fue la séptima encarnación del dios Visnú en la Tierra. El segundo se considera el poema más largo de la historia de la literatura universal: con sus 250.000 versos, ¡compite de lejos con la obra de Homero! No se necesitaba menos para relatar las guerras intestinas entre los Pandavas y los Kauravas, cada clan empeñado en apoderarse de la tierra de los Aryas al norte del Ganges. La tradición añade que esta epopeya fue dictada por Ganesh al sabio Vyāsa, el "Compilador", de quien se dice que nació entre 200 a.C. y 450 d.C., según la fuente. Por último, se dice que la literatura sánscrita alcanzó su forma más evolucionada con la poesía mahākāvya, en la que la descripción primaba sobre la narración, al tiempo que se inspiraba en los temas de las epopeyas. Además de cinco obras clave -desde el Kumārasambhava hasta el Shishupāla Vadha-, varios autores famosos están asociados a este arte poético, entre ellos Ashvaghosha (c. siglo II ) y Kālidāsa (c. siglo IV ). Ambos fueron también dramaturgos.

El tamil apareció más o menos al mismo tiempo, y se desarrolló en su forma clásica con la "literatura sangam". Sin entrar en la polémica de cuál fue primero, el sánscrito o el tamil, hay que subrayar que sus zonas geográficas son diferentes -el sánscrito se desarrolló en el Norte, el tamil en el Sur- y que sus orígenes también son distintos: como hemos visto, el sánscrito es una lengua indoaria, mientras que el tamil pertenece a las lenguas dravídicas, es decir, las que no son ni de origen ario ni himalayo. Estos dos grupos darán lugar a múltiples dialectos, y si hay alguna porosidad, será principalmente en una dirección: el sánscrito irrigará la mayoría de los modismos indios, sobre todo en lo que se refiere al vocabulario.

Lenguas indoarias

El diablo está en los detalles, pero a veces hay términos lo bastante flexibles como para utilizarlos sin entrar en explicaciones demasiado complicadas: es el caso de la palabra " prākrit ", que engloba todas las lenguas indoarias, así como los dialectos derivados del sánscrito, sin que tengamos que preguntarnos por su proximidad o su anterioridad. Dicho esto, la cuestión de las lenguas en la India sigue siendo un tema realmente complejo, dado el gran número de lenguas, algunas de las cuales sólo se escriben, otras sólo se hablan. En la zona geográfica del norte de la India que nos interesa -además de las dos lenguas oficiales, el inglés y el hindi- hay muchos estados con sus propias particularidades lingüísticas: el gujarati se utiliza en Gujarat, el cachemir en el estado de Jammu y Cachemira, el urdu en Uttar Pradesh, el nepalí en Sikkim, el odia en el este, en Odisha... Evidentemente, cada lengua ha dado lugar a su propia literatura, pero éstas nos siguen siendo más o menos ajenas, porque las traducciones son raras, porque los temas -a veces religiosos- requieren una cultura muy alejada de la nuestra. En este sentido, el odia es un caso significativo: a primera vista, no existe ninguna traducción al francés de esta lengua, que se cree que data del siglo IV antes de Cristo, y, sobre todo, cuenta con un gran número de poetas notables, varios periódicos del siglo XIX en adelante, centenares de obras de ficción desde el Rebati publicado en 1898 por Fakir Mohan Senapati en adelante, asociaciones de escritores y escritos en todas las corrientes literarias que conocemos: romanticismo, modernismo, realismo, fantasía, etc A decir verdad, este breve ejemplo da una idea de la inmensidad de la India -después de todo, el odia es la lengua materna de 37 millones de personas- y de lo poco que sabemos de ella..

Pero como hay que elegir, y por tanto rendirse, vamos a centrarnos aquí en el hindi, en primer lugar porque lo habla un gran número de personas, y en segundo lugar porque actualmente es la segunda lengua oficial del país, lo que la diferencia de las otras veintidós lenguas reconocidas por la Constitución... y de las 270 que componen el subcontinente. Se acostumbra a datarla en el siglo XII y en un ejercicio de admiración dedicado por el poeta de la corte Chand Bardai al rey prithivīrāja Chāhumāna, pero las fuentes son inciertas, muchas han sido destruidas y la mayoría son difíciles de fechar con precisión. A partir del siglo XIV, las crónicas reales o de guerra parecen ceder terreno en favor de los poemas devocionales, que forman parte del movimiento Bhakti, un importante periodo de reforma del hinduismo que coincide también con un desarrollo de las lenguas vernáculas, que pasan a preferirse para la predicación, con el fin de llegar al mayor número de devotos. La forma de los poemas también evolucionó, al igual que los temas, que se diversificaron en otros tantos rasa, término sánscrito que significa "savia" y que equivaldría a nuestros "géneros", desde el Vatsalya rasa (rasa del amor) al Vir rasa (rasa del heroísmo) pasando por el Prema rasa (rasa del romance), etc. La escuela Nirguna creía en un dios abstracto, mientras que la escuela Saguna le atribuía atributos venerables; los poetas Kabīr y Gurū Nānak pertenecían a la primera, y Surdas y Tulsīdās a la segunda. El siguiente periodo comienza en el siglo XVIII según nuestro calendario, es el periodo de la Rītikāvya cuando, por decirlo crudamente, la forma prevalece sobre el fondo, la descripción sobre el sentimiento, el erotismo sustituye al romanticismo. La obra más notable y renombrada de esta tendencia, que duró hasta 1900 aproximadamente, es el Satasai del poeta Bihārī. Posteriormente, la literatura hindi -pero, en realidad, éste iba a ser el caso de la literatura india en su conjunto- entró en la "modernidad", gracias o a causa de las diversas oleadas de colonización, que tuvieron el efecto de abrir fronteras, hacer viajar los movimientos literarios, importar nuevas formas y temas, así como técnicas de impresión innovadoras: la primera imprenta fue creada por misioneros cristianos en Kottayam (Kerala) a mediados del siglo XIX. La persona que personificó este cambio radical en la literatura hindi, y encarnó el realismo, fue Dhanpat Rai Srivastava, más conocido por el seudónimo de Premchand (1880-1936). Varias de sus obras han sido traducidas al francés, en particular por L'Harmattan(Godan: le don d'une vache, L'Ashram de l'amour, Le Grand Pèlerinage et autres nouvelles). Esta modernización permitió el despegue literario de otra lengua indoaria, el bengalí, originaria, como su nombre indica, de la región de Bengala.

Esta evolución no fue casual: Calcuta, la capital de Bengala Occidental, fue construida por la Compañía Británica de las Indias Orientales. La ciudad se convertiría en la sede del poder colonial, desde la India británica hasta el Raj británico. También fue el lugar de nacimiento del único indio que ha ganado el Premio Nobel de Literatura (en 1913): Rabindranath Thakur (1861-1941). Nacido en el seno de la casta brahmánica, el hombre al que llegamos a conocer como Tagore nació en una familia de reformadores en la que el arte desempeñaba un papel importante. A los 16 años publicó un largo poema que ya le proporcionó cierto renombre. Más tarde abandonó sus estudios de Derecho, que había comenzado en Inglaterra, para convertirse en administrador de las propiedades de su familia. Marido y padre realizado, este periodo fue especialmente fructífero en su obra literaria, pero el nuevo siglo marcó un punto de inflexión en su vida; perdió a su mujer y a dos de sus hijos, su padre también murió, y sus preocupaciones cambiaron: fundó un ashram y una escuela en 1901, y veinte años más tarde una universidad. Sensible a la situación de los desfavorecidos, opuesto al sistema de castas, militante por la independencia, idealista impenitente y curioso por todo lo relacionado con los viajes y la ciencia, su muerte ha dejado una región de luto que cada 7 de agosto desde 1941 observa un tiempo de recuerdo en su memoria. Su obra como traductor, poeta y ensayista tiene muchas entradas: su colección L'Offrande lyrique à la République des Lettres es una, Nationalisme en Classiques Garnier otra.

Tagore escribió siempre en bengalí, pero como era perfectamente bilingüe, él mismo tradujo sus escritos al inglés, versiones en las que se basó André Gide para descubrir a este escritor mayor en nuestra lengua. Es una muestra del creciente interés por la India y su literatura en Occidente a partir de mediados del siglo XIX, siguiendo los pasos del alemán Friedrich Max Müller (1823-1900), que dedicó veinticinco años a realizar una edición crítica del Rig Veda, y del misionero belga Camille Bulcke (1909-1982), que "redescubrió" al poeta Tulsīdās.

Literatura en lengua inglesa

Sin embargo, la escritura de Tagore en dos lenguas es también el signo de un movimiento que se intensificará y perdurará después de la Independencia, y que llevará a un gran número de escritores indios a elegir el inglés, una elección que les asegurará una mayor audiencia en la escena literaria internacional. Anita Desai, una voz femenina esencial, procede del estado de Uttarakhand, donde nació en 1937 de madre alemana y padre bengalí. Políglota consumada, se decantó por el inglés desde muy joven: ¡escribió su primer cuento a los 9 años! - Consideraba el inglés más literario y más adecuado para expresarse en una obra abundante, que inició en 1963 con Cry, The Peacock. Aunque es un perfecto eslabón entre Occidente y Oriente, por haber vivido en dos continentes y reflexionado sobre nuestras diferencias, sus libros son difíciles de encontrar en francés hoy en día. El Mercure de France tiene sin embargo Le Jeûne et le festin en su catálogo. Su hija, Kiran Desai, se trasladó con él a Estados Unidos, donde también se convirtió en escritora. En 2006 recibió el premio Booker por La Perte en héritage (publicada por Fidès). Salman Rushdie también se convirtió en un expatriado, dejando Bombay, donde nació en 1947, por el Reino Unido cuando era adolescente. Es imposible no asociarlo a la literatura india, aunque también prefirió el inglés a su lengua materna, el urdu, hablado en el norte de la India y Pakistán, y en 2016 adquirió la nacionalidad estadounidense. Procedente de la clase media y de una familia musulmana laica, su prolífica obra se ha visto empañada por una fatwa que le amenaza desde 1989, el año siguiente a la publicación de Los versos satánicos. Este peligro cotidiano, confirmado por el nuevo atentado contra él en 2022, le inspiró la autobiografía novelada de su doble literario, Joseph Anton, pero el abanico de sus inspiraciones es mucho más amplio, como confirman sus otros textos, desde Enfants de Minuit publicado por Plon en 1997 hasta Quichotte publicado por Actes Sud en 2020.

La obra literaria de Salman Rushdie es representativa de lo que ha llegado a ser la literatura india en el siglo XX: abierta al mundo gracias a sus temas universales, centrada en la novela, un género típicamente occidental. Fue gracias a una novela -¡un río! - con la que Vikram Seth se dio a conocer: publicada en dos volúmenes por Le Livre de Poche, Un garçon convenable tiene casi 2.000 páginas Narra la historia de cuatro familias en la India de los años 50, una saga que ofrece un panorama realmente interesante de un país tan complejo, en todas sus variantes. Nacido en 1952 en Calcuta, el autor ha viajado mucho, y aunque en esta obra se interesa por su país natal, es San Francisco la ciudad que ambienta en Golden Gate, su primera novela... ¡escrita en verso! Vikram Seth estudió en la muy elitista Doon School de Dehradun (Uttarakhand) junto a su conciudadano Amitav Ghosh, cuatro años menor que él, que también eligió escribir en inglés. Es célebre su Trilogía del Ibis, cuyo primer volumen, Un océan de pavots (publicado por 10-18), evoca la partida de los "coolies", los indios que fueron a Mauricio para sustituir a los esclavos en las plantaciones tras la abolición de la esclavitud. Este "voluntariado", tan mal llamado, ha sido recordado en la literatura como parte de la corriente conocida como coolitude, que no es específicamente india, sino también reunionense, china, etc. Más allá de pertenecer a esta corriente, Amitav Ghosh está considerado como uno de los escritores indios más importantes de la segunda mitad del siglo XX, gracias a los temas históricos y societales que ha tratado. Lignes d'ombre fue premiada por la reputadísima institución literaria Sahitya Akademi, fundada en 1954 por Nehru, que no sólo se esfuerza por mantener el diálogo entre las distintas zonas lingüísticas, sino que también es editora (¡publica un nuevo libro cada 19 horas, como anuncia con orgullo su sitio web!). Por último, sin pretender ofrecer un panorama completo de la abundante literatura india en inglés, Arundhati Roy sigue siendo una elección obvia. Nacida en Shillong, capital de Meghalaya, en el noreste de la India, en el seno de una familia católica, adquirió su reputación internacional tanto por sus novelas - Le Dieu des petits riens es un bestseller - como por su activismo pacifista.

La literatura de la diáspora también sigue sus pasos -la londinense Jhumpa Lahiri, por ejemplo, ganó el Premio Pulitzer de ficción en 2000 por L'Interprète des maladies (Folio)-, pero hay que señalar que algunos escritores han optado por alejarse del inglés -la "lengua de los colonos"-, como Shumona Sinha, nacida en 1973 en Calcuta, que descubrió su pasión por el francés, hasta el punto de instalarse en nuestro país, donde ha ganado varios premios. Sus libros están publicados por Gallimard: Apatride (2017), Le Testament russe (2020), L'autre nom du bonheur était français (2022). Del mismo modo, estas bellas reputaciones internacionales -Anita Desai ha recibido el Guardian Award, Salman Rushdie ha sido nombrado Commandeur de l'Ordre des Arts et des Lettres, Amitav Gosh ha sido galardonado con el Médicis extranjero y Arundhati Roy con el Booker Price...- no ocultarán el hecho de que las lenguas indias también han alcanzado un grado de madurez suficiente para gozar de un amplio público, tanto dentro como fuera de las fronteras del subcontinente indio, a pesar de la acentuada dificultad de traducir "lenguas raras". Por ello, no podemos sino saludar De la forêt, del calcutí Bibhouti Bhoushan Banerji, por su calidad literaria y porque su traducción del bengalí, encargada por la excelente editorial Zulma, fue galardonada con el Gran Premio de la Ville d'Arles en 2021. Traducidos o no, los autores que escriben en hindi, bengalí, cachemir, urdu o incluso sánscrito han encontrado su público, si nos atenemos a los ganadores del prestigioso premio Jnanpith, que recompensa a los escritores de lenguas indias.