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De los inicios al franquismo, una breve historia del cine español

Fructuós Gelabert, inventor y guionista barcelonés, es considerado hoy uno de los fundadores del cine español. Un año después de la proyección del primer cinematógrafo Lumière en Madrid, en 1896, captó vistas de la ciudad catalana a la manera de los hermanos Lumière, filmando la salida de la misa de la iglesia de Santa María de Sants, antes de realizar el primer cortometraje de ficción del cine español, Riña en un café, rodado también en Barcelona en 1897. Actualmente perdida, el único rastro que se conserva de esta película es un remake realizado en 1952. Otros cineastas también participaron en el desarrollo del cine español, y algunos centros neurálgicos atrajeron rodajes nacionales e internacionales. Barcelona y Madrid vieron nacer los primeros estudios cinematográficos, mientras que en la ciudad catalana se fundó la primera revista de cine Arte y cinematografía . Entre los directores de este periodo, centrémonos en la carrera de Segundo de Chomón. Nacido en Teruel en 1871, descubrió el cine hacia 1895 a través de Julienne Mathieu, actriz y presentadora de cine, con la que se casó. A través de ella, se formó en cine y se convirtió en operador de la empresa Pathé Frères de Barcelona, especializándose en animación y efectos especiales. Pionero de los efectos visuales, realizó algunas de las películas más avanzadas de su época, como Les tulipes (1907), Les ombres chinoises (1908) y Métamorphoses (1912), con su mujer como protagonista. A caballo entre la animación y la acción real, Segundo de Chomón fue un Méliès español, compitiendo en genialidad con el inventor francés, que le encargó la creación de algunos decorados para sus propias películas. Terminó su vida en Francia, trabajando en las últimas grandes películas mudas del cine francés, como Napoleón (1926) , de Abel Gance.

En el periodo de entreguerras, el cine español vivió días felices, con la fundación de numerosas productoras y la apertura de complejos cinematográficos que proyectaban películas históricas, operetas y adaptaciones de clásicos de la literatura. Entre ellos, el Cine Doré de Madrid, fundado en 1922, se ha conservado hasta nuestros días. Ahora alberga la Cinemateca Española y realiza proyecciones y exposiciones temporales cinco días a la semana. Sólo el edificio merece la pena, con su estilo orientalista. También fue en esta época cuando creció Luis Buñuel, uno de los futuros grandes cineastas españoles del siglo XX. Originario -como de Chómon- de la región de Teruel, Buñuel llegó a Madrid en 1918 y conoció a Salvador Dalí. Juntos realizaron varios cortometrajes, el más famoso de los cuales es Un chien andalou (1929), considerado un icono del surrealismo y hoy una película de culto

La llegada del cine sonoro y la avalancha de producciones norteamericanas afectaron duramente a la industria nacional a principios de los años treinta. A pesar de ello, y de las numerosas quiebras, el cine español intentó sobrevivir y reconvertirse. Se crearon nuevas empresas, como Cifesa en Valencia, CEA y Filmfono en Madrid. La Guerra Civil supuso un segundo parón en la producción de ficción española, precipitando el exilio de cineastas como Buñuel, cofundador de Filmfono, que no volvería hasta los años 60. Durante este periodo, el cine español estaba restringido por la censura y la dictadura de Franco. Algunos cineastas optaron por la autocensura, otros prefirieron conformarse con el régimen para seguir filmando. El resultado fueron películas de propaganda de menor interés, pero que -como una película como Raza, de José Luis Sáenz de Heredia, estrenada en 1942- permiten entender los objetivos perseguidos por Franco en la construcción de la identidad española bajo su régimen autoritario. Tras una década de escasez, en los años 50 se fundó la Filmoteca Nacional en Madrid, así como un cierto reconocimiento internacional del cine español a través de los festivales internacionales gracias a la figura de Juan Antonio Bardem. Este madrileño, tío del actor Javier Bardem, recibió el Premio Internacional de la Prensa en el Festival de Cannes en 1955 por su película Muerte de un ciclista. Un thriller en el que dos amantes deciden ocultar su crimen para evitar que su relación salga a la luz. Rodada principalmente en los estudios Chamartín, hoy desaparecidos, algunas de las localizaciones de la película, como el Hipódromo de la Zarzuela o la iglesia de San Marcos de Madrid, siguen siendo accesibles para los cinéfilos amantes de esta bella obra en blanco y negro.

La era post-franquista y el renacimiento

En los años sesenta, el cine español se liberó poco a poco de las trabas de la censura, gracias a nuevos géneros como el terror, el western o el drama social, apoyados por cineastas como Carlos Saura y su película La Caza (1966), una de las primeras en retomar el drama y el trauma de la guerra civil. Período de renovación cultural, esta década también estuvo marcada por el regreso de Luis Buñuel, que ganó la primera Palma de Oro nacional con Viridiana (1961). Esta historia de la vida de una joven monja a punto de hacer sus votos es una película inquietante y memorable que le llevará de Madrid a Toledo al monasterio de San Pedro Mártir. Con la muerte de Franco y el desmantelamiento de la dictadura a finales de los años 70, el escenario estaba preparado para una nueva generación de cineastas. Miembros y actores de la Movida, una revolución cultural en una España en plena convulsión, dieron una nueva cara al cine español, que sigue siendo actual. Pedro Almodóvar fue la figura de este movimiento, con una obra como Mujer al borde de un ataque de nervios (1988), que ganó el Goya a la mejor película en 1989, el equivalente español de los César y los Oscar americanos, en la tercera ceremonia de estos premios. Más tarde, Almodóvar confirmó su talento con Tacones Lejanos (1991) y Todo sobre mi madre (1999), películas en las que Madrid, la ciudad del corazón del cineasta, aparece colorida y bailable. Sumérjase en el frenético flamenco de Tacones Lejanos

en el Villa Rosa, un bar de baile de Madrid y el lugar donde se rodó la película, que todavía está en funcionamiento. Al mismo tiempo, otros directores están haciendo del cine español del siglo XX uno de los más interesantes. Alejandro Amenabar realizó Los otros (2001) con Nicole Kidman, y Julio Medem causó sensación el mismo año con Lucía y el sexo (2001). Heredero de una primera oleada de películas de los años 70, el cine de terror español también vuelve con fuerza con El día de la bestia (1995) y La habitación del hijo (2007), de Álex de la Iglesia, y REC (2007), del dúo Paco Plaza y Jaume Balagueró, por citar algunas. En cuanto a las directoras, las películas También La Lluvia (2010), de Icíar Bollaín, o más recientemente Carmen y Lola (2018), de Arantxa Echevarría, están traspasando fronteras y agitando las líneas de un cine español que sigue vivo, a pesar de una crisis financiera que ha afectado fuertemente a la industria nacional, y de una competencia cada vez mayor de series y superproducciones internacionales.

El fenómeno de la Casa de Papel

Cuando se piensa en una serie española, La Casa de Papel es la que viene a la mente, y con razón. Con cada nueva temporada de esta serie de Netflix, estrenada en 2015 y dirigida por Alex Pina, decenas de millones de visionados acuden a la plataforma solo en Francia. Al igual que Juego de Tronos, esta serie de suspense ha sido devorada por los fans con cada nuevo episodio o temporada, para evitar los temidos spoilers. Sigue las aventuras de ocho amigos que están decididos a robar el Banco de España. El Profesor, Tokio, Lisboa, Berlín, Nairobi, Río, Denver, Moscú, seudónimos que emocionarán a los aficionados y traerán embriagadores recuerdos a los que ya hayan devorado las cinco temporadas. Ahora que la serie ha finalizado, se pueden recorrer muchos de los lugares de rodaje en toda España. En Madrid, en la Plaza del Callao en particular, o frente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas, que presta su fachada al Banco Nacional en la serie. Fuera de la capital, puedes visitar la Abadía de Santa María Real de Párraces, donde se rodaron algunos de los acontecimientos más importantes de la serie, o la playa de Las Salinas en Almería, donde El Profesor y Lisboa toman el sol en su casa móvil. Y una vez devorada La Casa de Papel, escápate a las islas de Ibiza y Formentera, escenario de la serie White Lines, del mismo director y también disponible en Netflix. El ojo agudo reconocerá muchos de los escenarios ibicencos de la serie, empezando por el puerto deportivo de Ibiza donde Zoe es recibida a su llegada. El lugar favorito de Axel, que descubrimos en los flashbacks, no es otro que la Torre d'en Rovira, el lugar ideal para ver la puesta de sol en Ibiza. Y como no podía ser de otra manera, Dalt Vila, el casco antiguo de Ibiza, es uno de los escenarios principales de esta investigación, que probablemente no tendrá una segunda temporada por falta de audiencia.

¿Quiere sumergirse en el cine? En España se celebran algunos de los festivales más prestigiosos del mundo, como el Festival Internacional de Cine de Cataluña en Sitges, dedicado al cine fantástico, o el agradabilísimo Festival de San Sebastián. Además de estas dos grandes citas, hay muchos otros eventos que jalonan el año cinematográfico español, desde Málaga hasta Valladolid, pasando por Gijón, Valencia y, por supuesto, Madrid. En la actualidad, el cine es una fiesta, tanto como se celebra, y sus actores y actrices, como Penélope Cruz, Javier Bardem, Victoria Abril y Antonio Banderas, siguen siendo titulares.