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La educación gratuita y obligatoria, orgullo de la nación

Desde la década de 1990, el gobierno ha invertido mucho en el sistema educativo, especialmente en las escuelas primarias donde, desde 2013, la educación es gratuita y obligatoria desde los 6 hasta los 16 años. Estas medidas, que suponen el 20% del presupuesto nacional y se califican de estratégicas, han permitido que el 98% de los niños asistan a la escuela primaria, porcentaje que desciende al 57% en el caso de la secundaria. La tasa de alfabetización de la población se estima en más del 90%, un récord para un país subsahariano y un resultado sin precedentes para este joven país, sobre todo porque la gran mayoría no sabía leer y escribir antes de la independencia. Las cerca de 1.500 escuelas primarias están repartidas por todo el país, incluso en zonas rurales remotas. Sin embargo, los centros de enseñanza secundaria y los institutos sólo se encuentran en las capitales regionales. Las clases se imparten principalmente en inglés, y ocasionalmente se utilizan algunas lenguas indígenas. La Universidad de Namibia, que tiene su sede en Windhoek desde la independencia, cuenta con once sedes en todo el país.

La comunidad, la verdadera familia de los namibios

La etnicidad sigue siendo muy importante, a pesar de los esfuerzos del gobierno por promover la nacionalidad y la ciudadanía. Los namibios están vinculados primero a su comunidad y luego a la nación. Hay que decir que los alemanes y los sudafricanos desempeñaron un papel importante en la división de las comunidades. Durante el apartheid, la mezcla entre comunidades estaba prohibida y la separación geográfica, incluso en los municipios, era la norma. Pretoria no dudó en favorecer a una comunidad sobre otra para establecer su dominio. Hoy en día, las fricciones han desaparecido más o menos y las comunidades conviven pacíficamente. La solidaridad y la lealtad entre los individuos de una comunidad siguen siendo muy fuertes, aunque la mezcla favorecida por la urbanización empieza a cambiar las mentalidades. Los jóvenes de Windhoek o Swakopmund, aficionados a las redes sociales y a la música urbana, se sienten cada vez menos vinculados a sus familias comunitarias, y en ellas se basa la nueva identidad namibia.

El lugar de las mujeres, un modelo de paridad a pesar de los desafíos

Gracias a la firme voluntad política de facilitar el acceso de las mujeres al liderazgo, Namibia es ahora un país en el que casi la mitad de los miembros del parlamento son mujeres, lo que lo sitúa en el primer puesto de la clasificación mundial con los países escandinavos y por delante de Francia. El nombramiento de la Primera Ministra, Saara Kuugongelwa-Amadhila, también ha dado lugar al nombramiento de mujeres en otros puestos clave del gobierno. Esta política, conocida como el "sistema de la cebra", con sus rayas blancas y negras que simbolizan la paridad de género, era muy necesaria en un país en el que muchas mujeres namibias sufren violencia por parte de sus parejas y de la sociedad. De hecho, estos loables avances desde el punto de vista político no deben enmascarar las limitaciones que siguen existiendo, en una sociedad en la que las tradiciones patriarcales y las comunidades cristianas evangélicas son muy activas y obstaculizan una serie de avances, como demuestran las campañas virales en las redes sociales contra cualquier legalización del aborto.

Los municipios, herencia del apartheid

Como resultado de varios años de ocupación por parte de Sudáfrica, la gran mayoría de los namibios viven en barrios de chabolas llamados townships, donde se mezclan las clases medias bajas y los más pobres del país. Al igual que Soweto, cerca de Johannesburgo, Katutura ha crecido como un hongo al norte de Windhoek y alberga hasta 200.000 personas. Es fácil visitar estas zonas, aunque es muy recomendable ir acompañado de una persona local de confianza para evitar perderse en las callejuelas. A menudo te sorprende la vivacidad de la zona, que es muy diferente de la Namibia de postal. No te sorprendas si la gente te mira fijamente o te invita a una copa. Aunque desde la independencia los namibios son libres de establecerse donde quieran, muchos de ellos no tienen medios económicos para abandonar estas zonas, que fueron construidas a mediados del siglo pasado por las autoridades de Pretoria para albergar a toda la población negra del país.

El sida, una plaga que poco a poco se va controlando

Al igual que sus vecinos del sur de África, Namibia está gravemente afectada por la epidemia de sida. La tasa de prevalencia se sitúa en torno al 12% en 2020 (220 000 personas que viven con el VIH). Esta tasa, que se encuentra entre las más altas del mundo, se debe a una respuesta tardía a la plaga. Ignorado durante mucho tiempo, sólo en los últimos años el país ha empezado a hacer una verdadera campaña contra el virus. La lucha contra el alcoholismo también se ha convertido en uno de los temas centrales, ya que fomenta comportamientos de riesgo que son responsables de la transmisión del virus. Pero el principal reto sigue siendo informar a los namibios sobre los medios de contaminación, generalizar la prevención y el uso del preservativo, y aumentar el número de pruebas de detección. Sin embargo, las pruebas tienen dificultades para llegar a determinadas poblaciones rurales, y la exclusión de las personas seropositivas suele desanimar a muchos a hacerse la prueba. Sólo una cuarta parte de la población se ha sometido a las pruebas. El Kavango y el Zambeze están especialmente afectados. En estas regiones, casi el 40% de la población está infectada y más del 20% de los jóvenes menores de 19 años son huérfanos por el virus. Desde 2016, Namibia participa en el programa de telemedicina y videoconferencia de Estados Unidos denominado Proyecto ECHO (Extension for Community Healthcare Outcomes), que permite el contacto virtual entre médicos y enfermeras de Namibia con expertos sanitarios de Estados Unidos. El objetivo es informar, formar y apoyar al personal sanitario en la gestión de la atención a los pacientes seropositivos del país. Esta iniciativa habría permitido una mejor detección de los casos seropositivos y una mejor gestión de los pacientes infectados. Actualmente, cerca del 92% de las personas afectadas por el VIH en Namibia saben que son seropositivas. De ellos, más del 91% están en tratamiento. Estas cifras alentadoras dan esperanzas de poder controlar la epidemia.