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Los niños

Con más de 32 millones de niños menores de 14 años, es fácil ver a estos pequeños querubines por todas partes. Mimados por padres cariñosos, ocupan un lugar importante en la sociedad. De buen carácter, los niños se divierten con cualquier cosa, siempre a la caza de un nuevo juego: las carreras de ruedas equilibradas con palos y las carreras a pie en la playa van viento en popa. Los niños son muy vivaces y adquieren el hábito de ayudar en las tareas domésticas a una edad muy temprana. Aunque el gobierno ha aprobado varias leyes en los últimos años para proteger a los niños (entre ellas 13 sobre ciberdelincuencia y explotación infantil, una contra el matrimonio infantil y otra para la educación de niños discapacitados), el país sigue afrontando muchos retos para su bienestar. Por ejemplo, se dice que casi un millón de niños viven en la calle y que el 3% de ellos se ven obligados a trabajar.

Educación

La escolarización es obligatoria entre los 5 y los 17 años, y el curso escolar comienza en junio y termina en marzo o abril. La escuela es una preocupación para los padres, que a veces tienen dificultades para pagar el coste de enviar a sus hijos a la escuela. Las escuelas públicas, que son gratuitas, no siempre tienen buena reputación, sobre todo en secundaria. Por ello, los padres se ven obligados a enviar a sus hijos a escuelas públicas, numerosas pero caras, y a menudo de mayor nivel. A pesar de esta desigualdad y de la diferencia de nivel entre los colegios públicos y concertados, el país mantiene una buena calidad educativa en comparación con sus vecinos, con menos de un 3% de analfabetos mayores de 15 años. La educación se basa en el modelo estadounidense y se divide en escuelaprimaria,secundaria,institutos y universidades. Sin embargo, aunque se han producido algunas mejoras (aumento del número de escuelas y profesores), la educación en Filipinas dista mucho de ser ejemplar: todavía hay demasiados niños que no van a la escuela porque trabajan o porque no tienen acceso a ella, especialmente en las zonas rurales. Al mismo tiempo, en 2023, el país contará con 327.000 infraestructuras de enseñanza primaria, y sólo un tercio de estas escuelas están en buenas condiciones. Las demás necesitan ser renovadas. También faltan espacio y equipamiento.

La condición de la mujer

Políticas, científicas, portavoces, alcaldesas de ciudades y pueblos, periodistas influyentes... muchas mujeres ocupan todos los puestos clave. La presencia de mujeres en la escena pública es un importante indicador de los avances hacia la igualdad de género. Filipinas es una excepción en el sudeste asiático en lo que se refiere a la situación de la mujer, ya que obtuvo el derecho al voto en 1933, antes incluso de la independencia del país. En comparación, en Francia las mujeres no obtuvieron el derecho al voto hasta 1944. Esta realidad no debe ocultar que la situación de la mujer en Filipinas sigue siendo muy precaria (desigualdad salarial, desigualdad de oportunidades, discriminación, sexismo, confinamiento en el hogar familiar, prostitución, etc.). Y el peso de la Iglesia católica en particular se hace sentir. Filipinas sigue siendo uno de los únicos países sin ley de divorcio y que prohíbe el aborto (sin excepción para los casos de malformación, incesto o violación). Cada año se practican más de un millón de abortos clandestinos, y más de 2.000 mujeres mueren por complicaciones. En resumen, aún queda mucho por hacer para mejorar la situación de la mujer.

Estructura familiar

El matrimonio es un fin en sí mismo, un paso obligatorio, una tradición, una cultura. A partir de los 18 años, pocos escapan a él. Algunos esperan con impaciencia la mayoría de edad, otros ni siquiera se molestan y se casan con el consentimiento mutuo de sus padres. Tener varios hijos es la consecuencia lógica del acontecimiento. Frente a esta conformidad social, el soltero resulta intrigante. Es objeto de cierta suspicacia. Sin embargo, la nueva generación es menos conformista. Algunos jóvenes filipinos incluso viven juntos. El divorcio está prohibido (salvo contadas excepciones y sujeto a procedimientos muy largos y costosos). En estas condiciones, sin embargo, poca gente abandona el modelo familiar tradicional. Y el sentido de la familia, que es muy fuerte, se transmite de generación en generación. Esto explica en gran parte que pocos jóvenes sientan la necesidad de independizarse cuando alcanzan la mayoría de edad (18 años). La precariedad laboral y las dificultades de la vida cotidiana les obligan a permanecer en el seno de la familia. Así, no es raro que varias generaciones vivan bajo el mismo techo.

La comunidad LGBTQ

Las relaciones entre personas del mismo sexo nunca han sido delito, por lo que afortunadamente son legales en el país. A excepción de las zonas rurales o conservadoras, la comunidad LGBTQ+ está bastante bien integrada. Hay muchas asociaciones y los avances son constantes, a pesar de la presión de la Iglesia. Por ejemplo, en 2016, Geraldine Roman se convirtió en la primera mujer transgénero elegida para el Congreso, y varias ciudades y pueblos tienen un líder gay. Sin embargo, aún quedan muchos problemas de discriminación, desigualdad y violencia por resolver para lograr la plena aceptación e igualdad.

Hospitalidad filipina

Evitando caer en estereotipos y tópicos nacionalistas, podemos afirmar que, en general, los filipinos destacan por su hospitalidad y alegría de vivir. Tristemente acostumbrados a catástrofes naturales como tifones y terremotos, también muestran una gran resistencia ante la naturaleza, que saben indomable. Bayanihan, un concepto profundamente arraigado en la cultura filipina, hace referencia al espíritu de camaradería, comunidad y ayuda mutua. Ante las dificultades cotidianas o las catástrofes naturales, se muestran solidarios y siempre están dispuestos a ayudar a los demás.