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Múltiples cuestiones transfronterizas

Para los eslovenos, anunciar que van a «hacer un viaje a la costa» es como hablar de una estancia que inevitablemente se prolongará en Croacia. Establecida después de la Segunda Guerra Mundial, la frontera nacional al sur les permitió la apertura al mar. Así es como hablamos de la Istria eslovena, que tiene exactamente 46,46 km de rocas, playas y calas. Entonces, ¿esta costa pertenece a Croacia o a Eslovenia? En 2017, un tribunal de arbitraje internacional falló a favor de Liubliana, dándole el control de la mayor parte de Piran y su bahía. No es sorprendente que Zagreb, decidida a conservar la soberanía sobre la mitad del área, rechazara esta decisión. Así que este es el statu quo, todavía un poco complicado entre los dos países.
Sin embargo, el partido regionalista de Istria cree en el acercamiento oficial de las tres regiones vecinas. El IDS-DDI, que se formó en Pula el 14 de febrero de 1990, tiene tres diputados en el Sabor croata, muchos elegidos para el Parlamento Regional en Pazin (Istria croata) y algunos en Koper (Istria eslovena). Su bandera, con las tres cabras istarka simboliza la realidad transfronteriza de la Istria eslovena, croata e italiana.
Fundados sobre las tradiciones de las democracias parlamentarias europeas y sobre el multiculturalismo, los autonomistas están trabajando en una agenda común: idiomas croata e italiano en la escuela, competencias exclusivas (fiscalidad propia, autogestión municipal, desmilitarización de Istria), una economía liberal basada en los recursos propios, el aumento del comercio transfronterizo y, sobre todo, en el potencial turístico comunicante. Paralelamente, el proyecto territorial (Euroregión Istria) ha recibido el apoyo de la Liga Norte Italiana.

La crisis migratoria presiona a nivel interregional

En 2015, las noticias internacionales nos recordaron lo difícil que es para la Istria croata, eslovena e italiana adoptar medidas fronterizas comunes. Sin precedentes, la complicada gestión de los flujos migratorios ha enfriado las relaciones croato-eslovenas. Cada país devolvía al otro a los solicitantes de asilo que habían llegado ilegalmente a sus respectivos territorios. Al final, sendos miembros de la UE tuvieron que ampliar la aplicación del Pacto UE-Turquía. En ese momento, el primer ministro croata, Zoran Milanović, actual presidente de la República, anunció un proyecto piloto para integrar mejor a estos refugiados de Oriente Medio. Sin embargo, según el informe de la ONG Amnistía Internacional (2017-2018), Croacia solo ha aceptado el 10 % de los 1600 solicitantes de asilo que se comprometió a reasentar en el marco de los programas de la UE. Esta grave crisis también llevó a Italia y a Eslovenia a restablecer los controles fronterizos, que siguen vigentes hoy en día. Más allá del Acuerdo de Schengen, Eslovenia sigue avanzando en la construcción de su valla de alambre de púas en su frontera meridional con Croacia.

La pesca en Istria al límite

Aunque tiene buenos depósitos de carbón y bauxita, y gestiona buenas explotaciones agrícolas (madera, agroalimentarias), Istria siempre ha dependido de la pesca como parte de su sustento. A lo largo de sus costas compartidas por los tres países, la gestión unilateral de las zonas de pesca es delicada, ya que el pescado es cada vez más escaso a causa de la sobrepesca italiana en el mar Adriático. Frente a la costa de la bahía de Piran, Eslovenia reclama a Croacia una ampliación de su perímetro territorial para poder acceder a las aguas internacionales y aumentar así su zona de pesca. Liubliana amenaza con gravar a los pescadores croatas, cuyo trabajo artesanal se realiza ahora bajo vigilancia policial. Este conflicto se viene produciendo desde 1990, mientras que la pesca industrial italiana sigue siendo un problema tanto para Croacia como para el calentamiento global.

El turismo como motor económico

La inversión en turismo de Croacia (20 % del PIB) cubre todos los condados. Los más importantes por  tamaño y capacidad de alojamiento están situados en la costa del Adriático, en las regiones de Primorsko-goranska, Split-Dalmacia e Istria. Los grandes grupos, Valamar Riviera y Blue Laguna de Poreč, continúan ampliando sus derechos en la costa para aumentar su parque hotelero, construir hoteles de nueva generación, campings de alta gama, con acceso a playas privadas, puertos deportivos y campos de golf.
El turismo de salud y bienestar (en especial el dental) está particularmente desarrollado en Istria. La naturaleza generosa se presta a ello; al igual que las modernas infraestructuras y las habilidades profesionales. Los hoteles históricos o los nuevos establecimientos han sido renovados o construidos con vistas al mar. Estas grandes obras están siendo realizadas por inversores que cuentan con el apoyo del Gobierno croata, hecho que es denunciado por la asociación ecológica Zelena Istra (Istria Verde), que intenta hacer oír su voz para alertar de las consecuencias medioambientales de tales proyectos.

Las iniciativas ecológicas florecen

Por otro lado, el agroturismo, inspirado en modelos tradicionales austriacos o italianos, ha despegado bien en la Istria Verde. La región se halla hoy en día a la vanguardia de esta oferta turística que combina la tranquilidad del campo con los placeres del mar, nunca muy lejos. Alquilar una casa, una casa rural o un bed and breakfast en un alojamiento privado es parte de esta microeconomía comunitaria. En general, los veraneantes, que tienen la oportunidad de descubrir una variedad de paisajes, aman la cocina local (¡De la tierra al plato!). Estos se ponen en contacto con los propietarios, a menudo agricultores que viven de su huerto o de cultivos alimentarios.
Otra alternativa, que se está emulando, es el voluntariado en casas particulares a cambio de alojamiento y comida. Los jóvenes aprecian especialmente el trato, que les permite viajar a Croacia a un coste menor y, al mismo tiempo, mantener la economía familiar en marcha.
Desde hace varios años, existe una gran dinámica entre los emprendedores de Istria que, fuera de los circuitos institucionales, han impulsado estas iniciativas ciudadanas. La gente, aunque viva en la ciudad, mantiene un vínculo con sus raíces campesinas o costeras; el sentimiento de la naturaleza continúa, la necesidad de protegerla es evidente.