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Música tradicional

Con la fuerte identidad cultural de la región, no es de extrañar encontrar un mundo de música folclórica variada en el País Vasco. Uno de los rasgos más llamativos de la región es la importancia que se da a la voz. Con una larga tradición oral -algunas melodías grabadas se remontan al siglo XVII-, en el País Vasco se sigue cantando a capella, y los coros vascos gozan de reputación internacional. Cuando no son puramente vocales, las canciones tradicionales pueden ir acompañadas del txistu, la famosa flauta de tres agujeros que se toca con una mano (la otra suele tocar un instrumento de percusión).

Pero la tradición vasca más espectacular es sin duda el bertsolarismo , una improvisación cantada en euskera que constituye un verdadero pilar de la cultura de la región. En este arte, que requiere una gran agilidad intelectual, el improvisador, el bertsolari , versifica sobre un tema fijo, respetando el ritmo y la melodía. Tanto fenómeno social como cultural, los campeonatos de bertso -que se celebran aquí desde 1935- pueden llegar a congregar a decenas de miles de espectadores Esta tradición, cada vez más popular, desempeña un papel fundamental en la transmisión oral del euskera. Un nombre a seguir es Maialen Lujanbio Zugasti, la primera mujer en ganar el Bertsolari Txapelketa Nagusia en 2009.

Más localmente, en Navarra y Rioja, existe una variante de la jota conocida como la "jota del Ebro". Las letras de las canciones son poemas populares que hacen referencia a la vida rural, como la vendimia o el trabajo en el campo, y las piezas son orquestadas por una rondalla (grupo musical ataviado con trajes populares).

Algunos artistas también mantienen viva la práctica de ciertos instrumentos típicamente vascos, como la txalaparta, una especie de xilófono que se toca por parejas con baquetas sostenidas verticalmente, o la trikitixa, un acordeón diatónico cuyo músico Kepa Junkera se ha convertido en un maestro y un nombre muy cotizado internacionalmente.

En Bilbao, el Basquefest, gran acontecimiento cultural vasco, ofrece durante cuatro días una muestra de la cultura vasca a través de la literatura, la gastronomía, el deporte y, por supuesto, la música. Por su parte, el Festival Mundaka, que se celebra en la localidad del mismo nombre, ofrece un sinfín de conciertos que acompañan a sus degustaciones y jornadas gastronómicas. Si quiere acercarse al arte de los bertsolaris, le recomendamos una visita a la Sala BBK de Bilbao, un antiguo cine reconvertido en una dinámica plataforma cultural, o al Doka Kafe Antzokia de San Sebastián, uno de los espacios artísticos más importantes de la ciudad. El último sábado de junio se celebra en Ondarroa el Zapato Azule, una gran fiesta en la que los participantes visten la tradicional chaqueta azul de los marineros y se ven muchos bertsolaris.

Música clásica

Si el País Vasco francés ha dado grandes nombres de la música clásica, como Maurice Ravel (nacido en Ciboure), la parte española también ha sido cuna de grandes compositores. Entre ellos figuran el eminente Felipe Gorriti (1839-1896); Jesús Guridi (1886-1961), autor de la famosa zarzuela vasca El caserio; Raimundo Sarriegui (1838-1913), creador de la Marcha de San Sebastián, que aún se interpreta en la Tamborrada de San Sebastián; y Pablo Sarasate (1844-1908), virtuoso violinista. Menos famosos, pero igualmente importantes, son Juan Crisóstomo de Arriaga (1806-1826), apodado el Mozart español, José María Usandizaga (1887-1915), considerado uno de los padres de la ópera vasca, y José María Iparraguirre (1820-1881), autor de Gernikako Arbola, el himno vasco. Más recientemente, cabe mencionar también a los vascos Carmelo Bernaola y Luis de Pablo, miembros del grupo vanguardista español Generación del 51, y a Pablo Sorozábal, uno de los compositores más populares de la música sinfónica y operística del siglo XX.

En cuanto a las artes líricas, dada la afición de la región por la voz, aquí se encuentran grandes nombres. Empezando por Julián Gayarre, tenor navarro nacido en Roncal en 1844 (y fallecido en 1890), que llegó a cantar en los más grandes escenarios (París y La Scala de Milán, entre otros), y más recientemente la gran soprano Ainhoa Arteta. El Orfeón Donostiarra, coro creado en 1897 en San Sebastián con la ambición de preservar y difundir la tradición de la canción vasca, sigue siendo uno de los conjuntos vocales más prestigiosos del mundo.

En general, la música clásica está en buenas manos en el País Vasco. Por ejemplo, entidades como la Orquesta Sinfónica de Euskadi, dirigida por el joven estadounidense Robert Treviño, garantizan la creación y difusión de la música artística vasca. La Orquesta goza de una excelente reputación y se siente como en casa en los mejores auditorios de la región: Palacio Euskalduna, Baluarte y Palais Kursaal. El primero, diseñado por los arquitectos Dolores Palacios y Federico Soriano, que le dieron su alma industrial, está en Bilbao y acoge grandes óperas y conciertos de la orquesta sinfónica de la ciudad. También es sede de Musika-Música, prestigioso festival internacional de música clásica. El segundo, en Pamplona, es un enorme edificio contemporáneo (2003) diseñado por el arquitecto navarro Francisco Mangado. Ofrece numerosos conciertos y espectáculos de gran calidad, entre ellos uno de la Orquesta Sinfónica de Navarra. El último, el Palacio Kursaal, se encuentra en San Sebastián y adopta una línea artística muy similar a los dos recintos hermanos antes mencionados. En él se celebra cada mes de agosto la Quincena Musical, un gran festival de música clásica fundado en 1939 (el más antiguo de España).

Música popular

Lo sabemos, pero a menudo lo olvidamos: Luis Mariano era vasco. Y como el famoso cantante de opereta, la región ha tenido afición a la canción durante generaciones. En el siglo XX, el icono del renacimiento del género fue Mikel Laboa (1934-2008), un auténtico patriarca cuyo álbum El Diario Vasco está generalmente considerado como el mejor disco vasco de la historia. Bajo su impulso, nació toda una escena -que podría calificarse de folk vas co- que combinaba el uso de la guitarra con los cánones de la música vasca (y sus armonías a capella). De ahí surgieron compositores como Ruper Ordorika y Benito Lertxundi, considerados los grandes innovadores de la canción local. Hoy en día, la canción vasca vive con los tiempos y está encarnada por estrellas del pop mainstream como Amaia Montero.

La roca

Desde los años ochenta, el País Vasco ha sido terreno fértil para el rock. Nacido en un contexto de crisis económica al final del franquismo, el rock, por su compromiso y radicalidad, abrazó perfectamente el espíritu independentista (todas las letras se cantaban en euskera) y rebelde de los vascos de la época. Pionero entre los pioneros, el grupo Hertzainak lanzó el movimiento, seguido de cerca por Kortatu. Este último, formado en los años 80 por Fermin Muguruza (futura gran figura musical) y su hermano Iñigo, mezclaba el euskera, la música de fiesta y la militancia. Se convirtió en el símbolo de toda una generación. Menos comprometido y más interesado en la búsqueda formal, Itoiz fue el otro gran grupo de rock vasco de la época. Tres grandes entidades que allanarían el camino a grupos que llegarían a ser importantes, como Fito & Fitipaldis, Kaotiko, Gatillazo y Eskorbuto, uno de los grupos más influyentes de la escena punk española.

Aunque en el País Vasco no faltan lugares para escuchar rock, hay dos que destacan por su espíritu. El primero es Zentral, situado en el interior del mercado de Santo Domingo, en pleno centro histórico de Pamplona. Es el lugar ideal para disfrutar del mejor ambiente nocturno de la ciudad. El segundo, Le Bukowski, hace honor a su nombre y es el epicentro de la cultura underground donostiarra desde su fundación en los años ochenta. Un bonito ambiente vintage y una gran programación.

La danza

Las danzas tradicionales son omnipresentes en fiestas y celebraciones, y uno de los elementos más importantes del folclore vasco. Y aunque hay tantas danzas como pueblos en el País Vasco y Navarra, algunas tradiciones se pueden ver en toda la región. Es el caso de la soka-dantza, danzas en círculo abierto que se bailan por parejas. Tradicionalmente, los bailarines forman una cadena humana cogidos de la mano y giran en sentido contrario a las agujas del reloj. El líder de esta cadena se llama aurresku, nombre que, por extensión, a veces hace referencia a la propia danza. En el otro extremo, en último lugar, se sitúa elatzesku, que, al igual que elaurresku , ejecuta la mayoría de los solos de la danza. De hecho, hoy en día es habitual que en los espectáculos sólo aparezcan las danzas interpretadas por elaurresku.

Otras danzas muy practicadas son la dantzari dantza, interpretada al son del txistu y originaria de Durango, y la Kaxarranka, originaria de Lekeitio, en la que el dantzari realiza la coreografía encaramado a un cajón. En La Rioja, una de las danzas más sorprendentes es la Danza de los zancos d'Anguiano, que se interpreta encaramado a unos zancos de madera de 45 cm de altura, normalmente el día de la festividad de Santa Magdalena. Otras buenas oportunidades para ver danzas folclóricas son los Sanfermines de Pamplona, el Festival Internacional de Folclore de Portugalete, en julio, y el campeonato de danzas Dantzari Eguna de Vitoria, un encuentro de dantzaris de todas las provincias vascas.