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Regiones en declive demográfico

Por primera vez desde que se registran estadísticas en 1971, el número de habitantes que vivían en España había descendido durante 2012 hasta 2015, cuando el número de habitantes comenzó a subir de nuevo, según las cifras publicadas por el Instituto Nacional de Estadística (INE) en enero de 2018. Una cifra negativa (en torno a -46.000 personas) que refleja tanto el saldo negativo de los nacimientos como el de la emigración. Este retorno de la emigración al país se ha debido principalmente a los jóvenes de 25 a 44 años, que se han ido sobre todo al Reino Unido, Francia y Alemania, y que ahora regresan poco a poco. Esto también ha afectado a Galicia, que en 2012 arrojó un saldo negativo de unas 1.000 personas, un movimiento que ya lleva unos años en marcha y que ya ha provocado la "desertización" de algunos campos gallegos. Además, el éxodo rural de jóvenes y trabajadores precarios aumenta en todo el país, y muchos se trasladan a la capital, Madrid, o a ciudades de la costa española, sobre todo en el sur. En los pueblos aislados, sobre todo en las montañas, la población está cada vez más envejecida. En las provincias de Salamanca, Zamora, Ourense y Lugo, por ejemplo, los mayores de 75 años ya suponían más del 30% de la población en 2018. En los próximos años, es probable que la tasa de mortalidad en estas provincias aumente bruscamente, lo que provocará la pérdida de gran parte de la población en muchas localidades. Algunas provincias están ya al borde de la tercera gran despoblación, especialmente los municipios entre Soria y A Coruña. Según las proyecciones del INE, la provincia de Zamora podría perder hasta un 16% de su población en 2033, las de León y Ávila en torno al 12% y Palencia en torno al 10%. Por tanto, estas provincias del noroeste podrían ver disminuir su población total en más de 400.000 habitantes en los próximos 15 años. Para frenar esta despoblación, varias localidades han puesto en marcha ofertas atractivas para atraer a nuevos residentes, siguiendo el ejemplo de otros países extranjeros. Dependiendo de la localidad, a los futuros residentes se les puede ofrecer un trabajo, una casa y a veces incluso una suma de dinero. En Ponga (Asturias), por ejemplo, se concede una ayuda de 3.000 euros a las parejas que se instalan, o en Xesta (Pontevedra), la localidad garantiza alquileres de 100 euros al mes a los recién llegados.

Una larga vida útil

Aunque la población de estas regiones del norte de España está envejeciendo, la esperanza de vida en España es una de las más altas de Europa, con una población que vivirá hasta los 83,58 años en 2019. Tras las comunidades de Madrid y Navarra, Castilla y León es, según el INE, la tercera comunidad con mayor esperanza de vida al nacer del país, con 84,2 años. Aunque en el puesto 9 de las 17 comunidades, Cantabria está ligeramente por encima de la media nacional, con una longevidad de 83,6 años en 2019. Para las mujeres, es de 86,14 años, mientras que para los hombres es inferior, de 80,93 años. La esperanza de vida de Galicia es sensiblemente inferior a la media nacional, pero ha batido su récord, alcanzando los 83,51 años en 2019. La ciudad de Lugo tiene la mayor esperanza de vida, con una media de 84,1 años, y Ferrol, donde la vida es más corta, en torno a los 81,1 años. Desde principios del siglo XXI, se calcula que los habitantes de Lugo, Vigo y Pontevedra viven cuatro años más. Asturias tiene una de las esperanzas de vida más cortas de España, en torno a los 82,83 años. Sin embargo, sigue siendo más elevado que en Francia.

Las lenguas, una identidad regional

Como en el resto de España, la lengua oficial es el español, también llamado castellano. Sin embargo, otros dialectos locales se han extendido por el territorio a lo largo de la historia, y hoy en día se hablan otras lenguas en estas regiones, aunque sólo una tiene carácter oficial: el gallego, al igual que el euskera y el catalán. Esta lengua románica, bastante próxima al portugués y al asturiano-leonés, es hablada por más del 80% de los gallegos, la mayoría de los cuales son bilingües. Aunque no se ha beneficiado de la misma promoción que el euskera y el catalán, la tendencia se está invirtiendo en cierta medida. Esto se debe a la política lingüística que se aplica en las escuelas desde hace varios años. Así, en la actualidad se enseña en los colegios de primaria y sigue siendo muy utilizado en los institutos de secundaria, así como en las tres universidades gallegas (Santiago, A Coruña y Vigo). Como consecuencia, su consumo está aumentando entre los jóvenes. Una Real Academia, la Real academia gallega, ha sentado las bases de su uso y se calcula que lo hablan más de 4 millones de personas en todo el mundo, debido a la emigración gallega. Su condición de lengua cooficial obliga a España a traducir al gallego determinados documentos, como el proyecto de Tratado de la Unión Europea, antes de someterlo a referéndum de su población. En los medios de comunicación, es utilizado por la televisión y la radio gallegas. En Asturias, el dialecto local es el asturiano, también llamado bable. Esta lengua romance, hablada por menos de un millón de personas, goza de una protección especial en virtud del acuerdo del Estatuto de Autonomía de Asturias. Sin embargo, es una lengua poco hablada, ya que casi el 90% de la población de Asturias habla español. El asturiano tiene algunas variantes dentro del Principado, comoel eonaviego, que se habla en la región comprendida entre los ríos Eo y Navia. En 1981 se creó una Academia de la Llingua Asturiana con el objetivo de estudiar, promocionar y defender el asturiano. El cántabro, dialecto romance autóctono de Cantabria, ha sido reconocido como lengua minoritaria por la Unión Europea. Se originó en las montañas y se habla principalmente en los valles del Pas y Soba, en el este de la región, ya que es una variante del asturiano-leonés, próximo al castellano.