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Zonas arboladas

Desde los bosques atlánticos de la costa gallega hasta las montañas de la cordillera Cantábrica y los verdes valles, estas regiones del norte de España albergan una exuberante flora, lo que les ha valido el apodo de España Verde. Con casi 5 millones de hectáreas de bosque, Castilla y León es una de las regiones más forestales de España. Entre ellos, el centenario robledal de Canicosa de la Sierra, con sus magníficos ejemplares, y el Pinar de Guisando, uno de los más antiguos de la región. Galicia también cuenta con magníficos bosques, como el Parque Natural de las Fragas do Eume, al noreste de A Coruña. Siguiendo el curso del río Eume, consta de varias especies de árboles, cada una con su propio espacio. El roble es la especie dominante, con bosques que cubren 2.500 hectáreas de un total de 9.000. Entre otros árboles de hoja caduca, se encuentran castaños, abedules, fresnos y avellanos, así como árboles de hoja perenne como el laurel, el madroño y el acebo. En el litoral hay una gran variedad de musgos, líquenes y helechos, una de las plantas emblemáticas de Galicia. En el norte de la provincia de Lugo, cerca de la localidad de Viveiro, el espacio natural de Souto da Retorta, también conocido como el bosque de Chavín, sorprende por su bosque de eucaliptos gigantes, ¡algunos de los cuales superan los 60 m de altura! Traídas a Europa por un clérigo gallego, fueron plantadas a partir de 1880 para ayudar a drenar las tierras regadas por el río Landro. Otros densos bosques cubren estas regiones, como el robledal de Muniellos y la Reserva de la Biosfera de Somiedo, ambos situados en Asturias, que son auténticos pulmones verdes. En las montañas, en las laderas más húmedas del norte, el haya y el abeto dominan el paisaje, mientras que las laderas más soleadas y, por tanto, más secas del sur están cubiertas de robles y pinos. Desde las costas atlánticas hasta el litoral cantábrico, el terreno está coloreado de retamas, y también de bosques dispersos, lo que atestigua la intensidad del pastoreo en estas regiones.

Una fauna diversificada

Los bosques, montañas y valles de estas regiones del norte de España están habitados por una gran variedad de especies animales, algunas de ellas endémicas. Sin embargo, es en la montaña donde se puede ver el mayor número de especies, como el gato montés, el lobo ibérico, el isardo cantábrico y la nutria. La especie más representativa de las sierras españolas es sin duda la cabra montés, cuyas poblaciones no están amenazadas en el país. Siguiendo las montañas de los Picos de Europa, a lo largo de las provincias de Asturias y Cantabria, podremos seguir el rastro del amenazado oso pardo. Los parques naturales de Las Fuentes del Narcea, en el suroeste de Asturias, Somiedo, al este del primero, y Las Ubiñas-La Mesa, aún más al este, son algunos de los últimos refugios para los osos en la Península Ibérica. En Asturias, especialmente en la Sierra del Sueve, cerca de Lastres, podemos encontrarnos con el asturcón, una raza de ponis resistente y endémica de la región, en estado semisalvaje, mientras que en Cantabria podemos encontrarnos con la tudanca, una raza tradicional de ganado vacuno específica de esta región. En cuanto a la avifauna, estas regiones vírgenes albergan un sinfín de especies, que varían según se esté en altura o en la costa. Las montañas albergan águilas reales, buitres leonados y urogallos, también conocidos como urogallo. También se pueden ver halcones peregrinos y alimoches en el Parque de Las Ubiñas-La Mesa, que es una conocida zona de protección de aves, así como búhos reales y águilas pescadoras en el Parque de El Cañón del Río Lobos, en Castilla y León. La costa, por su parte, alberga muchas especies de aves marinas, como gaviotas, cormoranes y gaviotas. También es una importante zona de migración, sobre todo en los ríos, donde llegan grandes bandadas de patos y limícolas entre noviembre y febrero. En la costa oriental de Cantabria, el Parque Natural de las Marismas de Santoña, Victoria y Joyel es un importante punto de migración en invierno. Aquí pueden verse más de cien especies de aves migratorias, como espátulas, fochas y garcetas.

Aguas de pescado

Desde el océano Atlántico hasta el mar Cantábrico, pasando por lagos, ríos y arroyos, las aguas naturales que recorren o salpican estas tierras son ricas en peces. En las montañas, las truchas y los salmones abundan en los ríos. En Cantabria, el Parque Natural de los Collados del Asón es un paraíso para estas dos especies. En las distintas zonas de la región también podemos encontrar lucios, percas y salvelinos. Las aguas saladas de los mares Atlántico y Cantábrico revelan fondos marinos repletos de peces, cetáceos y crustáceos, especialmente en el interior de los ríos, que contienen una gran biodiversidad. En el Cantábrico se pueden ver ballenas y delfines frente a la costa. Se pueden pescar sardinas, lenguado, rape, lubina y dorada, entre otras especies. Por no hablar de los famosos crustáceos como gambas, cangrejos, cigalas, erizos de mar y langostas. El litoral, sobre todo a lo largo del Atlántico, abunda en diversos mariscos como almejas, ostras, berberechos y navajas. En las escarpadas rocas de Galicia, sobre todo en la Costa de la Muerte, muchos percebeiros siguen pescando percebes por su cuenta y riesgo ante las poderosas olas del mar. En el lado de las Rías Bajas, los mejillones son las reinas de la costa, se crían en fusión frente a la costa, sobre una multitud de cuerdas fijadas en una estructura flotante, construida en madera de eucalipto. Así, casi toda la producción de España, líder mundial en este campo, procede de la costa gallega. Vigo, en el corazón de esta ría, es uno de los mayores puertos pesqueros de Europa.