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El turismo, una recuperación esperada

Tras sufrir la crisis sanitaria provocada por la pandemia del Covid-19, las provincias de Galicia, Asturias, Cantabria y Castilla y León redoblan sus esfuerzos para promocionar turísticamente sus tierras. Para atraer a nuevos visitantes, las organizaciones turísticas de cada región trabajan en la promoción de su patrimonio cultural, natural, gastronómico e histórico. Además de los destinos ya visitados, ahora se destacan nuevos lugares, sobre todo los del interior, menos conocidos por los turistas. Esto se consigue aumentando el número de actividades mediante el desarrollo de diferentes rutas deportivas (bicicleta de montaña, senderismo, etc.), culturales y gastronómicas. Siguiendo el ejemplo de Castilla y León, que en los últimos años ha creado varias rutas del vino que recorren pueblos poco conocidos para descubrir bodegas tradicionales. En estas regiones verdes donde la naturaleza conserva sus derechos, el turismo rural se ha desarrollado en los últimos años, atrayendo a los amantes de la montaña y el campo. Con casi 20.000 plazas disponibles para turismo rural, Asturias se proclama pionera en este campo en España y es el primer destino verde del país. En este caso, la promoción turística pretende redirigir a parte de los turistas hacia destinos del interior destacando la calidad de su alojamiento y su gastronomía. El auge del Camino del norte en los últimos años también se considera un activo en esta región, al igual que en Cantabria.

La creación de empleo, un gran reto

Con un desempleo relativamente alto, sobre todo en algunas provincias del interior, estas regiones del norte de España están al borde de una tercera despoblación. Los jóvenes se marchan a las grandes ciudades o al extranjero en busca de una vida mejor, con un trabajo estable y un salario fijo. Para dar a estos emigrantes el deseo de volver a sus tierras natales y a su población actual el deseo de quedarse, será esencial que estas regiones creen puestos de trabajo, diversificando al mismo tiempo sus economías. Evidentemente, esto implica inversiones, sobre todo en las empresas locales, para que puedan competir con los grandes grupos europeos y mundiales. También significa invertir en sectores emergentes como la innovación, el desarrollo sostenible y las nuevas tecnologías, para garantizar el futuro de la economía.