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Parques nacionales

Jamaica cuenta con un parque nacional entre sus zonas protegidas. Este es el Parque Nacional de las Montañas Azules. Protege la cordillera homónima, que se encuentra entre los picos más altos del Caribe. Clasificado como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, el parque alberga una notable biodiversidad.

Presiones antropogénicas

Las actividades humanas de las que se beneficia el territorio (turismo, minería, agricultura intensiva, sobrepesca) se basan en los recursos naturales. Sin embargo, estas actividades contribuyen al cambio de uso del suelo, a la destrucción y contaminación de los entornos naturales, a la pérdida de biodiversidad y al cambio climático. Ante esta constatación, se han tomado medidas desde finales de los años 80. Entre ellos se encuentran los programas de restauración de entornos naturales, como la reforestación o la regeneración de arrecifes de coral. Estas operaciones también van acompañadas de actividades de sensibilización. En 2018 se puso en marcha un estudio, financiado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, con el fin de caracterizar los vertidos de mercurio que podrían contaminar la cadena alimentaria, con vistas a poner en marcha acciones preventivas. En Jamaica, la contaminación por mercurio está relacionada principalmente con la extracción de bauxita. Esta actividad minera genera importantes impactos ambientales y sanitarios. La toma de posesión en 2017 de una antigua explotación minera por parte de una multinacional china ha provocado numerosas reacciones.

El problema generalizado de los residuos

La producción de residuos en la isla se estimó en 800.000 toneladas en 2019. Las instalaciones de recogida y tratamiento siguen siendo insuficientes (saturación del vertedero de Rae Town). Se calcula que una cuarta parte de los residuos producidos acaba en el medio ambiente (calles, ríos, barrancos cerca del puerto de Kingston), siendo la salida final el océano, con el consiguiente impacto medioambiental y sanitario. La prevalencia de plásticos en estos residuos contribuye a la contaminación por plásticos de los océanos. Ante esto, se han tomado medidas en la isla, como la prohibición del plástico de un solo uso, que se ha implantado en varias fases desde 2019 hasta 2021. Se ha acompañado de acciones de sensibilización para diferentes públicos. También se están llevando a cabo programas cofinanciados por donantes internacionales para poner en marcha iniciativas de reducción de residuos en origen, especialmente a través de la economía circular. Un ejemplo es una iniciativa creada en Rae Town en 2019 en torno al enfoque de las "4R" (rechazar, reutilizar, reducir y reciclar). El objetivo era facilitar el reciclaje de plásticos estableciendo un proceso completo, que incluía animar a los residentes a clasificar sus plásticos, recogerlos con un camión específico, diseñar y fabricar objetos de plástico reciclado y venderlos en beneficio de la comunidad. Una asociación con una empresa local ha permitido fabricar productos, a veces diseñados por los habitantes, especialmente durante un concurso de ideas. Se anima a las empresas públicas a reducir el plástico en origen y se han instalado puntos de recogida en uno de los supermercados del país, recompensando a los residentes por cada kilo de residuos de plástico que entreguen. También está en marcha un proyecto para crear una cadena completa de pre-recogida, recogida, tratamiento, reciclaje o eliminación de residuos similar a la de los residuos domésticos.

La invasión de los Sargazos o el símbolo de la contaminación global

La isla se enfrenta periódicamente a la varada de sargazos. La proliferación de esta alga parda tiene repercusiones económicas directas en el territorio (actividades costeras y pesca), tiene impactos ambientales (alteración de la biodiversidad local) y supone riesgos para la salud de las personas expuestas. Se cree que este fenómeno está relacionado con la agricultura intensiva en el Amazonas. La deforestación masiva y el uso intensivo de insumos -fosfatos y nitratos- generan la lixiviación del suelo, cuyos efluentes acaban en el río y luego en el océano, donde crean condiciones favorables para el desarrollo del Sargassum. Las corrientes llevan entonces las algas al Mar Caribe. Las nieblas de arena del Sahara también contribuyen al movimiento del Sargassum. El calentamiento global podría provocar la aparición más frecuente de estas nieblas de arena. El Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) colabora actualmente con el Centro Global de Resiliencia Turística y Gestión de Crisis (GCTRM) para estudiar la mejor manera de evitar que el sargazo quede varado. También existe un sistema de control: http: //sargassummonitoring.com/

Enfrentarse al cambio climático

Jamaica es especialmente vulnerable al cambio climático. Podría dar lugar a una mayor intensidad y frecuencia de fenómenos extremos en un país expuesto a numerosos riesgos naturales (ciclones, huracanes, terremotos, tsunamis). También podría alterar los ecosistemas marinos y debilitar los recursos pesqueros, agravando la subida del nivel del mar, amenazando las zonas costeras donde se concentra la población. También podría aumentar la prevalencia de enfermedades transmitidas por vectores (chikungunya, zika, dengue), con condiciones propicias para el desarrollo de los mosquitos aedes. Ante la emergencia ecológica, el país se afirma como punta de lanza del clima. De hecho, Jamaica está comprometida con el Programa Piloto Regional del Caribe para la Resiliencia Climática (que propone acciones financiadas por el Fondo Verde del Clima). Pero también alimenta las paradojas, como señalan los activistas medioambientales, entre ellos Youth for Climate. Aunque los discursos del Primer Ministro celebran constantemente la posición del país como líder climático, los hechos a veces contradicen sus palabras. Por ejemplo, el gobierno ha dado luz verde a la construcción de un vasto complejo hotelero de lujo, cuya primera palada ha destruido manglares, ecosistemas protectores y reservas de biodiversidad.