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Breve historia del cine costarricense

Es difícil trazar la historia de la llegada del cine a Costa Rica. Al igual que en las vecinas Nicaragua y Panamá, las primeras proyecciones tuvieron lugar probablemente ya en 1897, con vistas traídas por operadores extranjeros. Sin embargo, muy pronto los fotógrafos costarricenses se apropiaron de estas técnicas. En la década de 1910 se desarrollaron proyecciones de imágenes nacionales que mostraban la fauna del país y las distintas ciudades, así como los acontecimientos de actualidad. Fue en 1930 cuando llegó a las pantallas el primer largometraje rodado en Costa Rica, El Retorno. Dirigida por el italiano A.F. Bertoni, esta película en blanco y negro contaba sin embargo con muchos costarricenses en su equipo. Al contar la historia de un romance entre la ciudad y el campo, El Retorno anuncia ya un tema que será recurrente en el cine nacional. Por cierto, la película utiliza muchos escenarios naturales, como el sitio histórico de Ujarrás, la región de Orosi, así como las ciudades de Cartago centro y San José.
Para descubrir la primera película dirigida por un costarricense, hay que retroceder en el tiempo hasta 1955. Este año se estrenó la primera película sonora realizada en Costa Rica(Elvira), así como Milagro de Amor, del cineasta José Amboa. Esta obra, una zarzuela fuertemente influenciada por la cultura española, narra las aventuras amorosas de dos tórtolos, alternando secuencias habladas y cantadas, como es típico de este género particular del cine en español. En aquella época, el cine costarricense seguía muy apegado a las costumbres y a la sociedad de su tiempo, tendiendo a representarla tanto en sus aspectos buenos como en los más oscuros. Esta reflexión continuó en los años sesenta y setenta con documentales de gran calado, como La cultura del guaro (1975), de Carlos Freer, que ahora puede verse en Internet. Estas películas iban cada vez más lejos en su crítica social, a pesar del peligro de que el gobierno prohibiera estas producciones. En 1976, esto llevó a la censura total de Costa Rica: Republica Banana, del cineasta Ingo Niehaus. Un director que contó con el apoyo del Centro Cinematográfico Costarricense, fundado tres años antes, y que siguió realizando películas de ficción y documentales posteriormente.
En los años ochenta, la industria, aún frágil, se abrió a otros géneros y otras historias. Al principio, fueron los conflictos y la inestabilidad política de la región los que impulsaron las producciones y coproducciones regionales. Películas como Alsino y el cóndor , del cineasta chileno Miguel Littin (1982), fueron coproducidas en Costa Rica, y trataban temas de actualidad como la Revolución Zapatista y los levantamientos en El Salvador. Unos años más tarde, surgió una nueva tendencia entre los cineastas nacionales, en la que la fantasía y las leyendas locales se convirtieron en un nuevo medio cinematográfico. Entre ellas, La Seg ua (1984), de Antonio Yglesias, presenta la leyenda homónima de La Segua, una misteriosa mujer que atrae a los viajeros antes de transformarse en un monstruo con cabeza de caballo para devorarlos. Pero el tema del chico de provincias que descubre la ciudad sigue vigente, como demuestra una película comoEulalia, de Óscar Castillo (1987).
Desde los años noventa, las nuevas generaciones de cineastas han probado suerte en el cortometraje, la animación y las series, sin conseguir necesariamente salir del mercado nacional, ya desbordado por las producciones estadounidenses. Hilda Hidalgo(Del amor y otros demonios, 2009), o Hernán Jiménez(Entonces nosotros, 2016) contribuyen a la reputación internacional del cine costarricense. Sobre todo en plataformas como Netflix, para la que Jiménez ha producido la serie Love Hard, que se estrenará en 2021.

Costa Rica, plató de cine

Sus magníficos paisajes y sus exenciones fiscales han permitido a Costa Rica acoger numerosos rodajes europeos y de Hollywood, así como a grandes nombres del cine. Por ejemplo, los primeros segundos de Parque Jurásico están rodados en los alrededores de la Isla del Coco, un idílico parque nacional que se convierte en la famosa Isla Nublar en la película de Spielberg. Sin embargo, no espere ver reptiles ni paisajes reconocibles en su viaje, ya que la mayor parte del rodaje tuvo lugar en Hawai. Sin embargo, puede disfrutar del paisaje local mientras ve Spy Kids 2 (2002), de Robert Rodriguez, con su familia. Saga conmovedora con seguidores de culto, el segundo episodio lleva a Carmen y Juni Cortez a las entrañas del volcán Arenal en busca de un científico loco interpretado por Steve Buscemi. Más recientemente, el director M. Night Shyamalan (El sexto sentido, El viejo) llevó a Will Smith y a su hijo Jaden Smith a la selva costarricense para After Earth (2013), también ambientada en el volcán Arenal y la cercana localidad de La Fortuna. Un drama futurista en el que padre e hijo se encuentran perdidos en un planeta Tierra que la humanidad tuvo que abandonar mil años antes, y en el que la vida ha evolucionado, haciéndose más hostil y peligrosa. Aunque no fue un éxito de taquilla, la película merece atención, aunque sólo sea por sus memorables escenarios.

Ver películas en Costa Rica

Con cerca de 150 pantallas repartidas por las principales ciudades del país, Costa Rica cuenta con una buena oferta de cines y una gran comunidad de cinéfilos. Este último, atraído tanto por las superproducciones estadounidenses como por las películas locales o las producciones internacionales de arte y ensayo, se reparte entre los complejos y las salas más pequeñas. Si está de visita en San José y le apetece ver una película, pásese por el CINÉ Magaly y disfrute de un gran teatro histórico con más de 1.000 butacas en un ambiente muy art déco. Aún más antiguo, el Cine Variedades le acoge para películas en español y en versión original, según la sesión. Y si tienes suerte, podrás disfrutar de proyecciones al aire libre en las playas, o sumergirte en el ambiente del Festival Internacional de Cine de San José, que celebró su décimo aniversario en junio de 2022.