Parc national de Balé © Noradoa - stock.adobe.com.jpg
Bubales dans le sanctuaire de Senkele © Artush - iStockphoto.com.jpg

Cuando la reforestación es una cuestión de supervivencia

Etiopía, uno de los países menos desarrollados de África, considera desde hace tiempo que sus bosques son un recurso precioso. La madera que producen se utiliza para carpintería, carbón vegetal, leña, etc. Por no hablar de la destrucción de los bosques para dejar paso a pastos y campos de cultivo, los incendios, el desarrollo urbano, la minería a cielo abierto, o la campaña de privatización de tierras del siglo pasado, durante la cual el gobierno recompensó a veteranos de guerra y funcionarios con tierras boscosas, etc. Los balances son catastróficos: a principios del siglo XXI, Etiopía había perdido el 98% de sus bosques, pasando de una cubierta forestal del 60% en 1940 al 2,5% a principios de la década de 2000.

El resultado es la desertización de la tierra, que hace casi impracticable la agricultura, una gran pérdida de flora y fauna, una grave erosión del suelo y la pérdida de agua preciosa por la escorrentía... Desde hace unos diez años, ante el desastre ecológico y social cuyos efectos ya está sintiendo, Etiopía intenta inclinar la balanza. El gobierno ha calificado la reforestación de "reto del siglo" y está intensificando sus campañas. Los resultados ya son prometedores, aunque todavía insuficientes: la cubierta forestal, que antes representaba el 2,5% de la superficie de Etiopía, representa ahora el 15%. Hay que decir que tanto los políticos como los habitantes locales y las ONG están tirando del carro. En 2019, Etiopía incluso pulverizó el récord mundial de reforestación, plantando 353 millones de árboles en un día, frente al récord anterior de 66 millones establecido por la India.

Lejos de llevar a cabo su esfuerzo de reforestación en solitario, Etiopía también se ha unido a esfuerzos internacionales como AFR100, una unión panafricana para la restauración de 100 millones de hectáreas de tierras africanas. Además, es miembro del proyecto de la Gran Muralla Verde. Este inmenso muro de vegetación debería atravesar África de oeste a este a lo largo de 8.000 km para luchar contra la desertización de la tierra que amenaza la economía y las sociedades del Sáhara y el Sahel. Aunque sólo se han plantado realmente 4.000 millones de los 100.000 millones de árboles prometidos para 2020, Etiopía ha aportado su granito de arena. Junto con Senegal, se considera el único país que realmente ha puesto en práctica el proyecto, hasta el punto de que su parte del muro verde está casi completa.

Catástrofe climática

El Cuerno de África es una región especialmente vulnerable al calentamiento global. Los largos periodos de sequía están dando paso a inundaciones sin precedentes. La temporada de lluvias es cada vez más corta (hasta tres cuartas partes menos de precipitaciones en algunos años), pero el suelo se está impermeabilizando por la sequía y la deforestación.

Esta sequía sin precedentes está provocando grandes desplazamientos de población. En un país donde más del 80% de la población depende de la agricultura para su subsistencia, los ganaderos y agricultores están emigrando en busca de unas pocas parcelas de tierra aún verdes. En 2019, el segundo país más poblado de África verá a más de 400.000 personas desplazadas por la sequía y las inundaciones.

Un dique entre la esperanza y el miedo

Basta con oír su nombre, Gran Presa del Renacimiento, para comprender las esperanzas que Etiopía deposita en esta presa hidroeléctrica, situada cerca de la frontera con Sudán. El objetivo declarado del gobierno etíope es aumentar rápidamente su capacidad eléctrica, vital para el desarrollo del país. Esta nueva presa es la mayor de África. Sin embargo, además de suscitar tensiones con los países ribereños del Nilo Azul (Sudán y Egipto), podría causar graves daños medioambientales. El proyecto, que entrará en servicio en 2023, plantea serios interrogantes sobre el impacto que tendrá en la erosión, la modificación de la cuenca del Nilo Azul como ecosistema, la perturbación de las crecidas del río y de las especies que dependen de él, el impacto en las poblaciones de peces, de las que depende la pesca... Aunque trae esperanzas de desarrollo económico, la presa del Renacimiento también podría causar graves problemas ecológicos en el país.

Parques nacionales de Etiopía

De la veintena de parques nacionales de Etiopía, Awash es el más antiguo. Este parque del centro del país se inauguró en 1958. Está formado por bosques espinosos, sabanas y numerosos humedales, alimentados por el río Awash. Este ecosistema de gran diversidad alberga numerosas especies animales, entre ellas los intentos de reintroducir el antílopeswayne (Alcelaphus buselaphus swaynei). Esta subespecie de antílope endémica de Etiopía abundaba antaño en el país, pero ahora está en peligro, asolada por una epidemia a finales del siglo XIX y por la caza furtiva.

El santuario de Senkele se dedica por entero a proteger al ungulado. En sus 54 km de superficie hay al menos 500 antílopes, lo que lo convierte en una de las mayores poblaciones.

Con 5.000 km2, el Parque Nacional de Gambela es el mayor del país. Creado en los años setenta para proteger un criadero de incomparable riqueza ecológica, sobre todo para especies vulnerables de antílopes, el parque no ha surtido el efecto deseado. Víctima de su situación geográfica, cerca de la frontera con Sudán del Sur, es escenario de un importante flujo migratorio, que da lugar a campamentos, granjas y caza furtiva. Sin embargo, desempeña un papel ecológico clave, ya que es testigo de uno de los mayores movimientos de animales de África. Las especies han sufrido por ello, pero los esfuerzos, sobre todo para reducir la caza furtiva, han permitido duplicar el número de animales salvajes en el parque entre 2008 y 2012.

Por último, el Parque Nacional de Bale está considerado uno de los más bellos del país. Alberga las montañas de Bale, la segunda cordillera más alta de Etiopía. Se caracteriza por un alto nivel de endemismo, como el Tachyoryctes macrocephalus, una especie de rata que encuentra su único hábitat en estas montañas, o el ganso de alas azules(Cyanochen cyanoptera).