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Un cine marcado por la historia

El derrocamiento del gobierno de Salvador Allende en 1974 dejó una herida abierta en la historia del país. La represión fue sangrienta y muchos opositores políticos desaparecieron en campos del desierto de Atacama. Esta violenta historia marcó profundamente a los cineastas del Nuevo Cine Chileno, pero también a la generación de sus sucesores. Hoy, el cine forma parte de un proceso de memoria, de una historia en imágenes que sigue construyéndose.

Bajo el gobierno de Pinochet, que duró de 1974 a 1990, varios cineastas militantes y comprometidos siguieron produciendo películas, a pesar del cierre de las unidades de producción, algunas de las cuales obtuvieron premios en el extranjero(La batalla de Chile, de Patricio Guzmán, Viva el Presidente, de Manuel Littin). También hay dos películas de Alejandro Jodorowsky, también guionista de cómics: Santa Sangre y El Topo, una transposición del mito hebreo del Golem.

La Luna en el espejo(1990), de Silvio Caiozzi, película basada en una idea del novelista Donoso, y La Frontera(1991), de Ricardo Larraín, fueron grandes éxitos, justo cuando volvía la democracia.

Patricio Guzmàn, poético y político

Nacido en Santiago en 1941, Patricio Guzmán es hoy uno de los cineastas chilenos más reconocidos internacionalmente. Tras unos brillantes estudios de cine en Madrid, regresó a su país para realizar La batalla de Chile en 1973, una trilogía documental realizada bajo el gobierno de Allende, seis meses antes del golpe militar. Aún hoy, es el relato mejor documentado de este oscuro periodo de la historia. Patricio Guzmán huyó a Francia para escapar de las amenazas de ejecución. Impulsado por un amor incondicional a su país natal, realizó una serie de conmovedores documentales, indagando con filosofía y delicadeza en la memoria de un país tan complejo como cautivador. Entre ellos, La mémoire obstinée (1997), Le Cas Pinochet (2001), Salvador Allende (2004) y, sobre todo, su última trilogía: La Nostalgie de la lumière (2010), Le bouton de nacre (2015) y, más recientemente, La cordillère des songes (2019), que ha obtenido numerosos premios y galardones (Festival de Cannes, Berlinale). Inmerso en los observatorios de Atacama o en los grandes lagos del Sur, Patricio Guzmán se aleja de las figuras de Allende y Pinochet, conservando sus temas predilectos sobre las relaciones humanas, la memoria colectiva y la transformación de un mundo en las garras del capitalismo. Con sensibilidad, retrata la naturaleza salvaje de su país y, a través de sus documentales, traza la memoria de un Chile presa de sus demonios pasados y de sus desafíos presentes. En respuesta a los movimientos sociales chilenos de 2019, realizó un documental político y feminista titulado Mi país imaginario , estrenado en 2022, en el que explora sus consecuencias.

Alejandro Jodorowsky

Jodorowsky es uno de los grandes nombres del cine chileno, y ahora se ha dedicado a escribir cómics. Su misticismo ha dejado huella en su cinematografía, que se despliega en extraños relatos oníricos marcados por la historia de América Latina: La montaña sagrada es seguramente una de sus mejores obras. En los años 70, se embarcó en el proyecto más ambicioso de su carrera: Dune, una historia de ciencia ficción cuya historia aún resuena hoy en día, justo cuando Denis Villeneuve había estrenado la primera parte de una brillante adaptación contemporánea. El reparto era sensacional (incluido el mismísimo Salvador Dalí), y la dirección artística extravagante. Los costes de producción llegaron a ser increíbles, y Dune de Jodorowsky nunca vio la luz, pero su guión gráfico influyó en las más grandes películas del género, siendo Star Wars la primera.

El renacimiento del cine chileno

Desde la década de 2000, el cine chileno está experimentando un renacimiento. Una de sus principales figuras es Andrès Wood, que se dio a conocer con La Buena Vida (2008) y Machuca (2004). Esta película evoca la época del golpe militar a través de la amistad entre dos muchachos, uno de una familia burguesa y otro de una población que vive en la extrema pobreza.

2012 fue un año excepcional, con nada menos que 27 producciones nacionales, entre ellas De jueves a Domingo (Dominga Sotomayor, Tigre a la Mejor Película en Rotterdam a principios de 2012), Joven y alocada (Marialy Rivas, Mejor Guion en Sundance 2012) y Violeta se fue a los cielos (Andrés Wood, 2011, sobre la vida de la música chilena Violeta Parra, Gran Premio Internacional en Sundance).

En 2013, No, de Pablo Larraín (sobre el referéndum perdido por Pinochet en 1988), fue la primera película chilena nominada al Oscar a la Mejor Película Extranjera, una clara señal del renacimiento del cine chileno. Larraín, que se ha convertido en un cineasta de referencia, no ha dudado en abordar a dos grandes figuras del siglo XX, Pablo Neruda y Jackie Kennedy, en originales biopics, ambos estrenados en 2016. También ha coproducido y dirigido el biopic de la princesa Diana, Spencer , que se estrenará en 2021. Ganador del premio de guion en el Festival de Venecia de 2023, su película El Conde aborda la figura de Pinochet, retratando al dictador como un vampiro que se alimenta de la sangre de sus víctimas.

En 2019, tres películas chilenas se presentaron en competición en la 76ª edición del Festival de Venecia. La primera, El Príncipe, de Sebastián Muñoz Costa del Río, narra las tribulaciones homosexuales de un joven en el políticamente inestable Chile de principios de los años setenta. Está protagonizada por Alfredo Castro, famoso actor chileno y colaborador de Pablo Larraín. Larraín también está representado en la Competición Oficial con su película feminista Ema. Esta es la tercera vez que el director Pablo Larrain presenta una película en la Mostra, tras Post-Mortem (2010) y Jackie (2016). Por último, Blanco en Blanco, de Théo Court, está protagonizada por el actor chileno Alfredo Castro en una ambientación neo-western del siglo XX perdida en los confines de Tierra de Fuego.

Estrenado en 2020 en el Festival de Sundance, el docu-drama El agente topo explora la soledad de los ancianos en residencias de ancianos a través de la figura de un detective privado. Película nominada al Goya a la Mejor Película Iberoamericana y al Oscar a la Mejor Película Documental Internacional en 2021.

1976, Chile, drama en competición por el premio Cámara de Oro en la Quincena de Realizadores del festival de Cannes en 2022, narra la conmovedora historia de una familia de vacaciones, tres años después del golpe de Estado de Pinochet.

Otras películas son el drama histórico Tengo MiedoTorero, de Rodrigo Sepúlveda, estrenada en 2022, y el thriller muy contemporáneo Sayen , de Alexander Witt, estrenada en 2023. En esta película, seguimos a una joven mapuche decidida a localizar a los mercenarios que mataron a su abuela.

Una tierra de difusión

Hoy, muchas ciudades chilenas como Valdivia, Valparaíso y Viña del Mar cuentan con interesantes festivales de cine. Varios directores excelentes (Pablo Larraín, Sebastián Lelio, Carolina Adriazola, Fernando Lavanderos, Dominga Sotomayor...) nos dan esperanzas de nuevas producciones de gran calidad. Sin embargo, a pesar del frenesí de producción actual y de la calidad artística de muchas de las películas, los cines chilenos siguen inundados de superproducciones estadounidenses, dejando de lado las producciones nacionales.