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El animal nacional extinguido en el país

Gracias a su rica diversidad de ecosistemas, Togo alberga numerosas especies animales.

Hay nada menos que 196 especies de mamíferos y 676 de aves. Dos especies de anfibios son incluso endémicas del país (Arthroleptis brevipe e Hyperolius laticeps

). Gracias a sus aguas profundas, su fauna marina es también excepcionalmente rica. Cuatro especies de tortugas migratorias vienen a desovar o a alimentarse en la costa togolesa, pero también pueden verse delfines y ballenas. Sus numerosos cursos de agua atraen a hipopótamos, cocodrilos y manatíes.

Por desgracia, esta rica fauna está constantemente amenazada, sobre todo por la destrucción de su hábitat, pero también, en menor medida, por la caza furtiva. Los elefantes, las principales víctimas, son despojados de su precioso marfil. Sin embargo, la caza furtiva de colmillos de elefante sigue siendo superficial en Togo, que actúa más bien como centro de África Central, donde la población de paquidermos ha disminuido un 60% en sólo diez años. Togo tiene el único puerto de aguas profundas de la región, por lo que los preciados colmillos se envían a los mercados asiáticos. Se calcula que entre 2008 y 2018 se incautaron en Togo más de 40 toneladas de marfil. El gobierno se siente avergonzado por este mercado negro, que condena enérgicamente, y aunque realiza regularmente incautaciones, atribuye en parte el descenso del turismo a esta actividad. El gigante amado por los turistas empieza a escasear, con una población estimada de sólo 115 individuos en zonas protegidas, concentrados en particular en la zona estrictamente protegida del Parque Nacional de Fazao-Malfakassa

. Sin embargo, la caza furtiva no es la principal carga para los animales de Togo. La destrucción de los hábitats, tanto acuáticos como terrestres, y en particular la deforestación, son claramente responsables de la matanza de la especie. Si el chimpancé, el eland de Derby o el leopardo han desaparecido en la naturaleza, la deserción del león africano, el animal nacional del país, es especialmente simbólica.

El paraíso ecológico en las garras de la explotación humana

La forma alargada de Togo y su clima tropical le confieren una gran diversidad medioambiental. En el norte, hay una extensión de sabana, mientras que la costa es más pantanosa con fascinantes manglares formados por árboles de mangle que las inmensas raíces aéreas permiten fijar al suelo. El desarrollo humano no ha dejado de lado este frágil ecosistema, sobre todo a causa de las actividades portuarias, la presa eléctrica de Nangbeto y la ampliación de las zonas dedicadas a la agricultura.

Es este mismo desarrollo humano el que explica el fenómeno de la deforestación que ahora amenaza a la fauna y la flora locales. Cada año, unas 2.500 hectáreas son sustituidas por zonas agrícolas, industriales o urbanas. La explosión demográfica es en gran parte responsable, pero también lo es la pobreza, que conduce a la explotación abusiva de los recursos naturales, a prácticas agrícolas insostenibles y a la sobreexplotación de la madera utilizada como combustible de carbón vegetal, de la que depende en gran medida la población.

Sin embargo, el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Forestales está trabajando para corregirlo, con el compromiso de reforestar 1,4 millones de hectáreas para 2030. Los esfuerzos ya se están notando: de las 9.300 hectáreas de árboles talados cada año en la década de 1990, se han reducido a 2.500 en la década de 2000. Al mismo tiempo, los viveristas trabajan mano a mano con el gobierno y han producido 10 millones de plántulas de diferentes especies para 2021 para su replantación. Sin embargo, muchos ecologistas no consideran que este progreso esté a la altura de los desafíos.

Parques naturales en Togo

Sin embargo, todavía hay lugares en Togo donde la naturaleza puede florecer sin tener que desconfiar del hombre, ya que el país cuenta con algunas reservas y parques naturales, que cubren el 14% del territorio. Sin embargo, algunas zonas son de libre acceso y no están muy bien reguladas, por lo que se calcula que sólo el 10% del territorio está realmente protegido.

El mayor de los tres parques nacionales es Fazao-Malfakassa,

fundado en 1975 y conocido por sus numerosas especies de antílopes. Esta zona albergaba una población de elefantes muy numerosa, que se ha reducido drásticamente debido a la caza furtiva. El más pequeño de los parques, el Fosse aux Lions, está situado en una zona de sabana en el norte del país. Al igual que Togo, alberga muchas especies a pesar de su modesto tamaño. Los jabalíes, los antílopes, los elefantes y los monos viven felizmente aquí. El Parque Nacional de Kéran tiene ahora 64 hectáreas, pero en su día fue casi tres veces más grande. A partir de los años 60, el parque se amplió varias veces, sin consultar ni implicar a la población local, de modo que ésta se convirtió en víctima y no en beneficiaria del proyecto. Para ampliar los límites del parque, se ha desplazado a las personas y han perdido sus tierras de cultivo, sin que se les haya dado ninguna solución alternativa. Además, muchos animales, sobre todo elefantes, salían del parque y asaltaban las zonas agrícolas, debido a la falta de vallas. En lugar de un proyecto sostenible, el parque sembró así la pobreza, el hambre y la inestabilidad. La hostilidad de los indígenas llegó a un punto sin retorno en 1990, cuando se produjo un levantamiento de la población en un contexto de inestabilidad política, destruyendo zonas del parque y matando animales en masa, por lo que hubo que reducir drásticamente los límites del parque en 1999. Hoy en día, las instituciones intentan desarrollar el ecoturismo en la zona, con el fin de conciliar las cuestiones sociales y medioambientales.

El país más amenazado por el cambio climático

Según el CCI, el laboratorio de investigación científica y técnica de la Unión Europea, Togo es el país con la mayor puntuación de vulnerabilidad al cambio climático. La respuesta política está ahí, y cuenta con el apoyo financiero de la Unión Europea a través de varios proyectos. Juntos han puesto en marcha el Programa de Apoyo al Cambio Climático (PALCC), que la UE financia con 10 millones de euros. El programa integral incluye cambios en la gestión de la energía, incluido el uso aún omnipresente del carbón, y la conservación de las zonas protegidas. Para garantizar su sostenibilidad, el programa se asegura de incluir a las poblaciones, especialmente a los residentes locales, en los proyectos relativos a los parques nacionales, y para evitar un desastre como el del Parque Nacional de Kéran. Una vez más, Togo aprende de sus errores y muestra una verdadera ambición por construir una política medioambiental sostenible.