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Skåne y su clima oceánico

En el extremo sur del país, Skåne tiene un clima más oceánico que el resto del país. Esto significa que los inviernos son más suaves, aunque los veranos no son más cálidos. En invierno nieva poco, y las temperaturas oscilan entre los 3 y los -1°C de media. En esta región, la primavera aparece ya en marzo. Sin embargo, la suavidad de este clima oceánico suele ir acompañada de cielos nublados y viento y lluvia, así que no olvide su chaqueta

La región centro-sur y su clima semicontinental

En el centro-sur del país, donde se encuentran las mayores ciudades del país (Estocolmo y Gotemburgo), los inviernos son fríos y los veranos agradablemente cálidos. En invierno la temperatura oscila entre -4 y 5°C, mientras que en verano se mantiene entre 16 y 23°C. Mientras que el clima es seco en la costa este, con pocas precipitaciones (a menudo a finales del verano), en la costa oeste prevalecen las corrientes atlánticas y el clima es nublado, lluvioso y ventoso. Para nadar, la temperatura del agua oscila entre los 16 y los 18°C en pleno verano, suficiente para refrescarse durante los larguísimos días de verano. El otoño tarda en llegar y sigue siendo suave (una transición comparable a la del norte de Francia).

Centro-Norte y Laponia, la influencia polar

En el extremo norte de Suecia, el clima es bastante sencillo: inviernos largos, oscuros y gélidos, y veranos cortos, luminosos y suaves. El sol desempeña un papel importante en estas grandes variaciones estacionales, ya que la región está atravesada por el Círculo Polar Ártico. Tanto en verano como en invierno se producen fenómenos naturales muy interesantes. En verano, el sol apenas se pone, por lo que se puede experimentar el espectacular sol de medianoche, con temperaturas de entre 10 y 15°C (sí, ¡no se puede tener todo!). En invierno, en cambio, apenas sale el sol y las temperaturas medias oscilan entre -9 y -19°C, con temperaturas que alcanzan los -40°C en las épocas más frías A cambio de este clima poco acogedor, el cielo ofrece una luz incomparable, ¡y congelarse el culo bien vale una aurora boreal!