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El diseño escandinavo en unos pocos conceptos clave

El diseño escandinavo se caracteriza sobre todo por la importancia de la artesanía. Como los países escandinavos se industrializaron bastante tarde, la artesanía tradicional no perdió su importancia cuando despegó el diseño. Así, las habilidades manuales y el contacto directo con los materiales han alimentado la imaginación de los diseñadores. En los interiores nórdicos, la búsqueda de estilo e innovación se hace siempre en relación con la naturaleza. Esto se aprecia en los llamativos contrastes entre formas abstractas y orgánicas, así como en la textura de las superficies, que alterna entre duras y blandas. La presencia de elementos naturales va acompañada de una gran consideración por el medio ambiente, y los materiales se eligen no sólo por su estética, sino también por su resistencia, durabilidad y origen. Aunque la madera es omnipresente, la piedra, el cuero y el cáñamo también se utilizan con moderación en la mayoría de los interiores.

Los requisitos climáticos determinan el diseño escandinavo, pues está claro que la gente que vive en los trópicos o en el extremo norte no diseña de la misma manera. Las casas no sólo deben ofrecer protección física a sus ocupantes, sino también moral. Entrar en una casa sueca es entrar en un remanso de paz y bienestar. A diferencia de las austeras tradiciones de otros países nórdicos, como la Bauhaus y su mundo industrial, el diseño escandinavo es delicado. La madera utilizada es cálida, las alfombras suaves y la paleta de colores pastel. Las formas orgánicas relajan de inmediato y el mobiliario sigue la forma del cuerpo para crear un universo en el que el calor humano y los elementos de la naturaleza se funden armoniosamente.

Por último, a pesar de su aparente generosidad, el diseño escandinavo sigue comprometido con el criterio primordial de la utilidad. El diseño no es sólo una forma de decorar o estilizar, sino un medio de mejorar la vida cotidiana de todos los ciudadanos, sean ricos o pobres. Por encima de todo, el diseño nórdico pretende cumplir el deber moral de encontrar respuestas a necesidades sociales reales y dar a todos un lugar igualitario. Para cumplir esta misión, los diseñadores se han centrado en crear muebles, iluminación, accesorios y objetos utilitarios cotidianos, como vajillas, utensilios de cocina y ropa de cama. Además, como la religión dominante (el luteranismo) hace hincapié en la moralidad personal, la sobriedad y la sencillez, se acentúan las formas puras y nunca se recurre a lo espectacular. Así, el diseño nórdico es el reflejo perfecto del clima moral, político y social imperante.

La aparición del diseño sueco

En la década de 1830, Suecia se vio influenciada por el estilo alemán Biedermeier de simplicidad y modestia. Sin embargo, a partir de la década de 1850 se produjo un renacimiento, caracterizado por una mezcla de diferentes influencias, que van del gótico al barroco y al rococó. Este eclecticismo llevó a la formación en 1845 de la Svenska Slöjdföreningen (Sociedad Sueca de Arte y Diseño Industrial), la primera asociación de diseñadores del mundo. La idea de la asociación era mejorar la artesanía fomentando la cooperación entre diferentes fuerzas artísticas. Svenska Slöjdföreningen considera que el diseño es un catalizador del cambio social.

Ellen Key y el matrimonio Larsson

Figuras destacadas de finales del siglo XIX, Carl (1853-1919) y Karin Larsson (1859-1928) amueblaron y decoraron su casa de Sundborn con un estilo sin pretensiones, mezclando la cultura campesina y el dulce sueño de una casa de campo. Sus creaciones se caracterizan por el rechazo a la sociedad industrial, reflejo de una tendencia más general en el país. La serie de acuarelas pintadas por Carl Larsson que representaban el hogar de la pareja contribuyeron a difundir esta nueva estética, y todos estos dibujos se reprodujeron en el álbum Ett Hem en 1899.

A su vez, estas imágenes inspiraron a la escritora feminista sueca Ellen Key (1849-1926) para escribir el panfleto Skönhet för alla (Belleza para todos, 1899). Key propuso la idea de que, elevando el gusto de los consumidores y desarrollando su percepción estética, existía la posibilidad de provocar una profunda transformación social. Señala que el embellecimiento del hogar puede lograrse recurriendo a diseños más sencillos, algunos derivados de la arquitectura sueca primitiva, otros de las tradiciones artesanales, otros de la producción mecánica y otros de la propia naturaleza. Afirma que un entorno bello contribuye al bienestar y la armonía.

Una entrada suave pero notable en la modernidad

Para fomentar la creación de objetos baratos y de buena calidad y mejorar la capacidad del diseño sueco, Svenska Slöjdföreningen creó en 1915 una agencia para facilitar los contactos entre diseñadores y fabricantes. A pesar de este esfuerzo, los objetos creados no tuvieron mucho éxito y no llegaron a la clase trabajadora a la que iban destinados. No sólo fue el precio, sino también la connotación de estos objetos como "simples" -y por tanto inferiores- lo que afectó a las ventas. No fue hasta el periodo de entreguerras cuando se impuso la idea de que la sencillez era también un principio de belleza.

En la década de 1920, muchos diseñadores suecos se marcharon a estudiar a París o Berlín, trayendo consigo ideas muy vanguardistas que calaron fácilmente en una Suecia que se modernizaba. El modernismo y las ideas tradicionales se mezclaron durante dos décadas, dando lugar a diseños que combinaban neoclasicismo y modernismo. La influencia de los socialdemócratas en la década de 1940 cambió un poco la situación, ya que la prosperidad y la distribución de los bienes pasaron a ser el centro de atención. Así, la igualdad social se convirtió en la doctrina oficial del diseño y el arte se consideró una herramienta para el cambio social más que un ejercicio de estética.

Así pues, la estética de este periodo estuvo totalmente dominada por la utilidad y el sentido práctico, y los muebles de metal ocuparon un lugar central. Esta moda fría y estéril se denominó "Funkis", o funcionalismo. En 1930, la Exposición de Estocolmo, dirigida por Gregor Paulsson, tuvo una gran influencia en el mundo. Una utópica visión socialista de la sociedad surgió a través de la exposición de pisos modelo para familias de bajos ingresos. El codirector del evento, el gran arquitecto Erik Gunnar Asplund (1885-1940), representó el Funkis escandinavo con su famoso pabellón de exposiciones de cristal y acero.

Tras la Segunda Guerra Mundial, el diseño sueco volvió a una estética más cálida, aunque todavía marcada por el ideal igualitario. El diseño sueco se consideró una alternativa al diseño fascista de la época nazi, encarnando la democracia, la importancia de la naturaleza y el minimalismo. Centrado en la intimidad, el hogar y la armonía familiar, este modelo pacífico atraía a un mundo en busca de paz. La exposición "Diseño en Escandinavia", que recorrió 24 ciudades estadounidenses y canadienses entre 1954 y 1957, puso la estética nórdica en el mapa. Fue el comienzo de un fabuloso auge del diseño sueco, y nacieron muchas creaciones icónicas.

Ikea o el diseño sueco para todos

Fundada en 1943 por el sueco Ingvar Kamprad (¡que entonces sólo tenía 17 años!), Ikea es la representación misma de los valores del diseño sueco. Esta empresa, conocida hoy en todo el mundo, se ha tomado muy a pecho las reglas del diseño nórdico: estética, accesibilidad y sencillez. Al hacerse un nombre con modelos legendarios como las librerías BILLY y POÄNG, la cadena sueca ha exportado el espíritu del diseño sueco asequible a todo el mundo. Muchos de sus productos estrella se basan en diseños de destacados diseñadores suecos, y materiales básicos como la madera son omnipresentes. Al desarrollar tiendas que prometen una auténtica experiencia de consumo -desde restaurantes a guarderías infantiles, pasando por los famosos perritos calientes de 1 euro-, Ikea ha demostrado que es posible interesar hasta al más modesto en los elegantes encantos del diseño sueco.

Si quiere ver, saber o tener más, ¿qué puede hacer?

Si quiere saber más sobre el diseño sueco, el mejor lugar es el Centro Sueco de Arquitectura y Diseño (conocido como ArkDes), en la isla Skeppsholmen de Estocolmo, junto al Museo de Arte Moderno (Moderna Museet). El centro cuenta con una exposición permanente, que presenta la arquitectura sueca a través de los tiempos en forma de dibujos, fotografías y objetos históricos, así como varias exposiciones temáticas temporales. Además, el archivo ArkDes contiene dibujos y maquetas de más de 500 arquitectos

Si visita Estocolmo, también puede visitar Designtorget, que presenta a los nuevos diseñadores suecos y sus creaciones, y Nordiska Galleriet (en Nybrogatan), donde se venden muebles e iluminación de diseñadores nórdicos e internacionales. Para un interiorismo más elegante y atrevido, visite la legendaria tienda sueca de diseño de interiores Svenskt Tenn.

En Gotemburgo, visite la famosa tienda de diseño Artilleriet, que cuenta con hermosas exposiciones para inspirar a los clientes. Un poco más lejos, encontrará Norrgavel, una tienda de diseño de interiores que vende muebles extraordinarios, delicados y duraderos a la vez. También puede visitar Rum 21, una de las mayores tiendas de diseño de interiores en línea de la región nórdica, que cuenta con una tienda física en el centro de Gotemburgo.