Demografía y política familiar

Suecia tiene una de las tasas de fecundidad más altas de la Unión Europea, con 1,67 hijos por mujer, lo que sitúa al país en quinto lugar. Esta tasa se explica en parte por la existencia de un sistema de permiso parental muy avanzado. De hecho, en 1974, Suecia fue el primer país de Europa en introducir dicho permiso. Las condiciones de este permiso son flexibles y generosas, con el objetivo de reforzar la base familiar dando a los padres la oportunidad de pasar tiempo con su hijo recién nacido.

Las parejas pueden disfrutar de 480 días (16 meses) de permiso parental. Estos días pueden ser disfrutados por cualquiera de los dos miembros de la pareja, pero se reservan tres meses para la madre y tres meses para el padre (los daddy months), para animar a los hombres a pasar tiempo con su bebé. Hoy en día, las madres se toman alrededor del 70% del permiso parental y los padres el 30%. Durante la mayor parte de este tiempo, el progenitor de permiso sigue percibiendo el 80% de su salario. A largo plazo, estas medidas deberían animar a ambos progenitores a compartir plenamente el permiso parental, lo que conduciría a una sociedad más igualitaria. El país va por buen camino y es muy común ver a los papás paseando juntos con su cochecito y su bebé.

En Suecia, el término "padres gallina" no se utiliza para describir a los progenitores que, en nombre del amor incondicional, planifican todas las actividades de sus hijos y los protegen del peligro haciéndolo todo por ellos. Los suecos se refieren, en cambio, al síndrome de los "padres rizadores" que, como en el deporte, barren el camino por delante de sus hijos con una energía impresionante para que lleguen más lejos, más rápido, más fácil.

Están de moda los nombres cortos acabados en "a", como Eba, Luna, Ella o Sofia. Para los chicos, hay muchos Niklas, Magnus y Anders, pero también nombres que nos resultan menos familiares, como Love (pronunciado Louvé) o Hampus.

Un alto grado de paridad y modelos familiares diversificados

La igualdad de género es una prioridad en Suecia, tanto en la vida profesional como en la personal. Las mujeres tienen acceso a la educación, el empleo y las responsabilidades cívicas y políticas. Hoy, la mitad de los ministros del gobierno son mujeres. Este alto nivel de paridad se debe a un conjunto de leyes que garantizan la igualdad de oportunidades, pero también a la labor de control realizada por los defensores del pueblo.

Por otra parte, no siempre se considera de buena educación que los hombres muestren lo que un francés podría llamar galantería, como apresurarse a pagar la cuenta. Al contrario, es bastante común dividir la cuenta para que cada uno pague su parte, acabando con una cultura de género en la que los hombres tienen que demostrar su poder económico. También es frecuente encontrar parejas en las que son las mujeres las que mantienen el hogar.

Por último, los modelos de familia se diversifican y, desdeel 1 de abril de 2009, el matrimonio entre personas del mismo sexo está reconocido por ley. Aunque Suecia no fue el primer país en reconocer el derecho de los homosexuales a unirse legalmente, es en cualquier caso el primero en haber autorizado el matrimonio religioso ¡desde el1 de noviembre de 2009! Los pastores son libres de negarse a intercambiar votos, pero la Iglesia Luterana (que es la religión oficial del país) está obligada a encontrar un hombre de fe para oficializar el matrimonio de la pareja. En la vida cotidiana, la homosexualidad suele estar muy bien aceptada, y el Orgullo Gay de Estocolmo es una de las mayores celebraciones gays del mundo

Un modelo educativo flexible y generoso

La escolarización es obligatoria desde los 7 hasta los 16 años. Para los niños de 6 años es posible, aunque no obligatorio, asistir a la escuela preparatoria durante un año antes de empezar las clases en la escuela municipal. El acceso a la educación está garantizado para todos los niños, y debe proporcionarse una educación equivalente independientemente de que la escuela sea privada o pública (el 97% de los jóvenes suecos asisten a la escuela municipal, y sólo el 3% a la pública).

Cabe señalar que el inglés es una asignatura obligatoria en la escolarización sueca, independientemente de las otras lenguas modernas elegidas por el alumno. Asimismo, la religión y la educación cívica forman parte del plan de estudios obligatorio. En el norte, los jóvenes sami pueden asistir a escuelas sami, donde se enseña su cultura y su lengua. Estas escuelas se encuentran en ciudades como Jokkmokk, Gällivare y Kiruna.

Después de los nueve años de escuela, el joven tiene la posibilidad (que sigue el 98% de los alumnos) de ir al instituto(gymnasieskola) durante tres años. La particularidad de los institutos suecos es que, además de los programas generales tradicionales, ofrecen muchos programas de preparación para la vida profesional.

Después del bachillerato, muchos jóvenes van a la universidad. Sin embargo, los jóvenes suecos suelen preferir tomarse uno o dos años sabáticos antes de empezar los estudios. Durante estos años, trabajan (a menudo como camareros o dependientes), viajan (Australia, Tailandia, Londres o París son sus destinos favoritos) y se toman tiempo para pensar en su futuro. Una vez decidido, sólo tienen que ir a por ello, ya que Suecia es uno de los pocos países donde la enseñanza universitaria es completamente gratuita (para sus nacionales, pero también para los estudiantes de países de la UE). Además, el país cuenta con un sistema de becas y préstamos a muy bajo interés que permiten a los estudiantes vivir mientras estudian.

Crisis de la vivienda y escapadas a la naturaleza

En Suecia no hay escasez de espacio, por lo que resulta extraño pensar que la vivienda en Suecia pueda ser una carrera de obstáculos. En Estocolmo, Malmö y Gotemburgo, como en otras grandes ciudades europeas, escasean las viviendas. Como consecuencia, los suecos que desean vivir en el centro de la ciudad tienen que apuntarse a una lista de espera y esperar, a veces diez o veinte años, antes de conseguir un contrato de alquiler. Esta situación también lleva a muchas parejas suecas a mudarse juntas con bastante rapidez, ya que es una oportunidad de compartir el alquiler o de vivir más fácilmente en el centro de la ciudad

Algunas familias suecas también tienen segundas residencias, a veces una pequeña casa de campo en el archipiélago o en el campo. Aunque hoy en día hay que tener una muy buena situación económica para permitirse este tipo de propiedad, muchos suecos dicen que las cosas eran diferentes hace una o dos generaciones. No es raro oír a un sueco contar que su abuelo compró una pequeña isla por casi nada y construyó con sus propias manos una casita de madera para su familia. Estas segundas viviendas se utilizan sobre todo en verano, lo que permite a los suecos pasar el verano lejos de la ciudad.

Un sistema sanitario de vanguardia

La sanidad sueca suele estar financiada por el Estado (es decir, por los impuestos), aunque su organización está descentralizada. Aunque la mayor parte de la asistencia sanitaria y los medicamentos son gratuitos, algunos gastos sanitarios corren a cargo de los pacientes. Por ejemplo, los gastos dentales sólo son gratuitos hasta los 23 años; a partir de esa edad, el paciente debe pagarlos.

El acceso a la asistencia sanitaria en este país tan grande es a veces difícil, y muchos suecos van al hospital en vez de al médico para evitar esperas, lo que crea algunos problemas. Por eso, desde hace una década, Suecia estudia seriamente la sanidad electrónica y desarrolla su sistema de consulta en línea. En 2016, el Gobierno sueco y la Diputación Provincial anunciaron que en 2026 Suecia debería ser el país líder mundial en sanidad electrónica.

Hay posibilidades de lograrlo, pues ya muchas aplicaciones desarrolladas en Suecia han demostrado su rendimiento. Por ejemplo, la aplicación iDoc24 PRO permite hacer una foto de un lunar y obtener muy rápidamente el diagnóstico de un dermatólogo sobre su peligrosidad. Esto permite un tratamiento muy rápido de los melanomas y reduce las visitas innecesarias al hospital. Del mismo modo, cada vez se desarrollan más plataformas de telemedicina que ofrecen acceso a profesionales sanitarios a veces en menos de 15 minutos. ¡Y las visitas cuestan casi lo mismo que cuando vas al médico!