Familia

La tasa de natalidad es del 20 ,4%, con una tasa de fecundidad de 2,45 hijos por mujer. Esta tasa ha disminuido considerablemente desde los años ochenta. Bolivia tiene una población joven: el 30,3% tiene menos de 15 años y el 49,5% menos de 25, y apenas el 6% de los bolivianos tiene más de 65 años (estimaciones de 2021).

Existen grandes disparidades culturales y económicas entre las distintas comunidades del país. Por ejemplo, una familia aymara no funcionará de la misma manera que una familia de una tribu amazónica, o una familia de origen europeo. Del mismo modo, una familia rural tiene preocupaciones diferentes a las de una familia urbana más moderna.

En las familias rurales e indígenas, la unidad familiar es primordial. A menudo, los padres viven bajo el mismo techo que los abuelos, los tíos y sus cuatro o cinco hijos, que a su vez pueden tener uno o dos hijos. Por lo tanto, no es raro ver a cuatro generaciones compartiendo la misma casa. Los padres, y especialmente el padre, tienen una autoridad muy poderosa. Si una mujer no se ha casado y, por tanto, no se ha "liberado" de sus padres, no es raro que después de treinta años siga totalmente sometida a su autoridad. En cambio, la situación es diferente para un hijo: en Bolivia, tener un hijo es más gratificante para la familia, el pequeño será más mimado y tendrá más libertad que su hermana.

Los ancianos ocupan un lugar muy importante en la unidad familiar. Los hijos mayores cuidarán de sus padres, ya que aquí no existe un sistema de cuidados. Si los abuelos ya no pueden trabajar, serán acogidos por sus hijos. Los ancianos siempre tendrán una voz importante en las decisiones que afectan a toda la familia.

En las zonas rurales, se espera que los niños, desde una edad temprana, ayuden a sus padres en cualquier trabajo familiar. Las niñas serán responsables de las tareas domésticas y del cuidado de los hermanos menores, y los niños del pastoreo o de ir a buscar leña para la casa. En las familias rurales e indígenas, los padres darán más importancia a la educación de los hijos que a la de las hijas, ya que estas últimas se formarán principalmente para ser madres y esposas.

Educación

Algo menos del 6% de la población es totalmente analfabeta, porcentaje que se eleva al 25% en las zonas rurales. La educación es el pariente pobre del presupuesto nacional, ya que el Estado le dedica poco más del 7% del PIB. Se calcula que al menos un millón de jóvenes no van a la escuela y, lo que es peor, la mitad de la población boliviana no estaría suficientemente escolarizada y sería incapaz de comprender el contenido de un texto. Los niños de las zonas rurales son los más afectados, ya que tienen que proporcionar mano de obra a sus familias, y el absentismo es frecuente. Además, las diferencias lingüísticas y culturales son un obstáculo para el aprendizaje de estos niños de familias indígenas, ya que las clases se imparten en español. Se estima que la duración de los estudios es de poco más de 4 años en las zonas rurales frente a más de 9 años en las zonas urbanas.

El jardín de infancia es nuestro jardín de infancia, a partir de los 3 años. Luego la escuela es obligatoria a partir de los 5 años: es la escuela primaria, que dura 8 años (sin embargo, la UNESCO informa de que el 70% de los niños menores de 9 años no van a la escuela). Le sigue la secundaria (4 años) y después la universidad.

Bolivia cuenta con tres universidades indígenas fundadas tras la promulgación de la Constitución en 2009. El artículo 95 estipula que estas universidades deben hacer todo lo posible para recuperar, preservar, desarrollar y difundir las diferentes lenguas de las naciones y pueblos indígenas: las UniversidadesIndígenasBolivianas Comunitarias Interculturales Productivas. Una en warisata (aymara), otra en chimoré (quechua) y una tercera en kuruyuki (guaraní). Las materias específicas que se imparten no son numerosas: agronomía, agroalimentación o industria textil, veterinaria o piscicultura para las comunidades andinas, hidrocarburos, silvicultura y veterinaria para los guaraníes, pero permiten obtener un diploma de técnico superior, una licenciatura o un máster. El español y una lengua extranjera son obligatorios.

Sin embargo, no nos engañemos: el sistema actual no corresponde realmente a las necesidades de los indígenas, y los planes de estudios nacionales no integran ningún elemento de la cultura indígena. Hay escuelas públicas y muchas escuelas públicas, estas últimas de mucha mejor calidad y que contribuyen a ampliar la brecha social boliviana.

Boda

El matrimonio en este país siempre tendrá que ser religioso y la finalidad de la unión será ¡"poblar Bolivia"! Entre las comunidades amerindias, se puede hablar de un concepto moderno de la pareja: una joven pareja aymara o quechua puede vivir junta durante un año sin estar obligada a casarse (concepto de "matrimonio de prueba"). Si la pareja está satisfecha con su vida en común, puede optar por casarse. Si no, pueden separarse sin consecuencias para los padres y la comunidad.

Sexualidad

La vida sexual de los bolivianos es bastante paradójica: los padres son muy cuidadosos con la sexualidad de sus hijos, pero no es raro que una adolescente sea madre a los 16 años. De hecho, el uso de la píldora y del preservativo es todavía muy poco conocido y poco aceptado por la población.

En un país todavía bastante machista, la homosexualidad sigue estando mal vista. Bolivia es un país muy conservador en ciertas prácticas y orientaciones, y la Iglesia sigue jugando un papel muy importante. A mediados de 2016, el país se distinguió por ser el primero de Sudamérica en permitir oficialmente el cambio de sexo. Las desigualdades que sufre la comunidad LGBTQI+ siguen presentes. Algunas parejas homosexuales se exhiben por la noche en las calles de La Paz o Santa Cruz, pero con mucha precaución.

Lugar para las mujeres

La sociedad boliviana se adhiere, como a menudo ocurre en América Latina, a un sistema patriarcal. La agresión masculina no siempre es física, a menudo es verbal. Sin embargo, Bolivia apoya la Declaración Universal de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana, y fue el primer país latinoamericano en firmar la Convención Interamericana para Prevenir y Erradicar la Violencia. Las leyes protegen a las mujeres de la violencia doméstica. Pero, como dice el refrán, "entre dicho y hecho hay mucho trecho". Uno de los principales obstáculos para la emancipación de la mujer en Bolivia es la falta de educación (principalmente en las zonas rurales).

En Bolivia, la presencia de la mujer en la historia social y política del país ha sido muy importante. A pesar de esta participación activa en la vida nacional, las reivindicaciones de las mujeres han sido a menudo ignoradas por la sociedad. El mantenimiento del hogar sigue siendo considerado como la principal tarea de la mujer, a pesar de que siempre ha participado en la economía familiar.

El feminicidio es un problema importante en el país (117 denuncias en 2020) y la cuestión ha sido objeto de un amplio debate nacional en los últimos años. El Gobierno ha lanzado una campaña de sensibilización sobre el tema en 2019, que incluye grandes carteles en La Paz. Además, desde noviembre de 2020 se estudia una mejora en la aplicación de la ley contra la violencia de género.

La sociedad boliviana es quizá menos machista que los tópicos que se puedan tener de los países latinoamericanos: una mujer ocupó en su día la presidencia del país (Lydia Gueiler Tejada, fallecida en mayo de 2011) y poco a poco se ven mujeres ocupando puestos de relativa importancia dentro de la Administración. La senadora Jeanine Añez fue la dirigente interina en el caótico periodo postelectoral de 2019.

Por supuesto, la equidad aún está lejos de alcanzarse, y el poder de las mujeres se ejerce más bien discretamente en la familia: gestionan el presupuesto familiar, ya que el marido no se considera lo suficientemente fiable para tales tareas.

En cuanto a los derechos de la mujer, el aborto sigue estando prohibido en el país, salvo en caso de violación, incesto o peligro para la madre. No obstante, en marzo de 2017, la Asamblea estudiaba la posibilidad de ampliar las condiciones para abortar, una consideración que suscitó un gran debate y tensión entre conservadores y feministas. El statu quo sigue vigente, pero ¿por cuánto tiempo?

Derechos humanos

La Constitución aprobada en 2009 por referéndum ha dado grandes pasos en la protección de los derechos humanos, en particular de los pueblos indígenas y campesinos. En la Conferencia Mundial de los Pueblos contra el Cambio Climático de 2010 se estableció una Declaración de los Derechos de la Madre Tierra (Pachamama), bajo el impulso de Evo Morales, declarando que "el respeto a los derechos de la Madre Tierra es más importante que el respeto a los derechos humanos".

Salud

Más del 35% de los bolivianos no tiene acceso a una atención sanitaria moderna en el campo y casi el 50% de las personas no ha visto nunca a un médico en su vida. Esto es relativamente normal, dado que solo hay 1,61 médicos (2016) y solo 1,1 camas de hospital por cada 1.000 habitantes en Bolivia. El sector de la salud representa menos del 6,9% del PIB del Estado en 2019. Por varias razones, es más probable que los bolivianos busquen tratamiento de un curandero tradicional que de un médico alópata. Hay sobre todo una razón económica para esta elección, pero no hay que olvidar una razón cultural: el médico alópata será a menudo una persona blanca y no hablará la lengua de su paciente, ya sea de origen quechua, aymara o guaraní. Así, el paciente tendrá generalmente miedo de ser tratado por un q'ara, el "blanco con dinero".