Hoazin huppé, parc national Yasuni © pxhidalgo - iStockphoto.com(1).jpg
shutterstock_1455005048.jpg

Parques nacionales y conservación de la biodiversidad

El país cuenta con medio centenar de zonas protegidas (once de ellas parques nacionales), que ocupan casi el 20% de su superficie. Protegen zonas con climas y biotopos diferentes, desde las llanuras costeras occidentales (Costa) hasta la cuenca amazónica (Oriente), pasando por los Andes (Sierra) y las islas Galápagos.

Situado al sur de Quito, en la cordillera de los Andes, el Parque Nacional del Cotopaxi protege una notable biodiversidad en una variedad de biomas: selva tropical, tundra, páramo (grandes llanuras cubiertas de hierba en las altas mesetas) y nieves eternas. Alberga el volcán activo más alto del mundo, el Cotopaxi, de 5.897 metros, que el científico humanista Alexander von Humboldt intentó escalar en 1802. El Cotopaxi, como todos los glaciares ecuatoriales, podría desaparecer a finales de siglo. La causa es el calentamiento global, que ya ha derretido más de la mitad de la superficie de los siete glaciares del país.

ElParque Nacional de Cajas, también en los Andes, protege los humedales de las tierras altas. Clasificado como sitio Ramsar, alberga una gran variedad de aves y restos incas, incluido un sendero que puede recorrerse varios kilómetros.

ElParque Nacional Machalilla, situado en la costa y también clasificado como sitio Ramsar por sus notables humedales, conserva una biodiversidad excepcional, incluidas especies en peligro como las ballenas jorobadas y los albatros de Galápagos.

Elpaís también cuenta con el Parque Nacional de las Islas Galápagos, situado en las islas homónimas, cuyas especies endémicas ayudaron a Charles Darwin a establecer su teoría de la evolución durante su exploración en 1835. En noviembre de 2021, el ex presidente Guillermo Lasso propuso una ampliación de casi la mitad de la superficie de la Reserva Marina de Galápagos a cambio de una reducción de la deuda del país. En 2022, esta innovadora propuesta dio lugar a la ampliación del parque en unos 60.000 km2 y a la creación de "bonos azules", préstamos estatales cuyo capital se destina exclusivamente a la protección de los océanos, a partir de 2023. Esta operación ha sido posible gracias a la intervención de Credit Suisse, que al mismo tiempo ha recomprado más de 800 millones de dólares de la deuda externa del país. La idea es crear un corredor ecológico con otras zonas protegidas de países vecinos, para proteger, entre otras cosas, la migración de especies marinas.

En la parte amazónica del país destaca el parque nacional de Yasuní. Reserva de la biosfera de la UNESCO, el parque es una de las 19 regiones de "megabiodiversidad" del mundo. Este territorio excepcional, donde las comunidades indígenas han logrado coexistir de forma equilibrada con los no humanos, está amenazado por la extracción de petróleo. El ex presidente Rafaël Corréa inició entre 2007 y 2013 un proyecto para proteger la zona de la explotación petrolífera, a cambio de una contribución financiera internacional (iniciativa Yasuní-ITT). Tras una recaudación de fondos insuficiente, finalmente se llevó a cabo la extracción de petróleo. Las comunidades indígenas, cuya visión del mundo se basa en un continuo humano-no humano (como demostró el antropólogo Philippe Descolan, que convivió varios años con los achuar), han conseguido mantener un equilibrio con todos los seres vivos. Ahora participan en proyectos de desarrollo: ecoturismo en la zona de Kawapi para los Achuar, y el centro de salud de Naku para los Sapara. También está la iniciativa Cuencas Sagradas, en colaboración con organizaciones indígenas y la Fundación Pachamama, para crear una zona protegida de toda forma de explotación. Esta iniciativa condujo a un referéndum en 2023 que confirmó la prohibición de explotar el subsuelo del Yasuní.

Cuando la agricultura y la ganadería amenazan la vida

La agricultura intensiva para la exportación (flores, plátanos, aceite de palma, etc.) es una amenaza tanto para la biodiversidad como para el clima. Conduce a la deforestación, la segmentación de los entornos naturales por la construcción de carreteras y la degradación del suelo por los insumos químicos. La deforestación contribuye al calentamiento global, la erosión y el empobrecimiento del suelo. Las aguas de escorrentía cargadas de pesticidas contribuyen a la contaminación de los entornos naturales. La cría industrial de gambas contribuye a la destrucción de los manglares, que son reservas de biodiversidad, almacenan carbono, protegen las aguas subterráneas y actúan como barreras contra la erosión costera. Este tipo de cría también conduce a la sobrepesca de peces... para alimentar a las gambas. Estas actividades, que se realizan a expensas de los cultivos alimentarios, amenazan también la soberanía alimentaria del país. El sistema económico actual no favorece la agricultura a pequeña escala, concediendo exenciones fiscales a los grandes agricultores. Por ejemplo, los exportadores de aceite de palma están exentos de impuestos a la exportación de divisas. Sin embargo, hay que señalar que los proyectos alternativos basados en la agroecología, impulsados por las poblaciones locales y apoyados por las ONG, se están extendiendo por todo el país.

La extracción y la energía en el centro de las luchas

La cuenca amazónica es un campo de batalla entre defensores de la Madre Tierra y promotores del extractivismo. Aunque el país consagró los derechos de la Madre Tierra (Pachamama) y el buen vivir en su Constitución en 2008, la realidad sobre el terreno es más fluida. Por citar solo un ejemplo, la comunidad huaorani, liderada por la emblemática figura de Nemonte Nenquimo (Premio Goldman de Medio Ambiente 2020), logró ganar su caso contra una petrolera en 2019, tras una denuncia presentada por contaminación de la tierra y el aire por bengalas (se dice que 447 bengalas operan en la zona en cuestión). El tribunal local falló a favor de la comunidad, prohibiendo la producción de petróleo en la zona. Uno de los hitos de la batalla medioambiental será la ratificación por Ecuador en 2021 del Acuerdo de Escazú, el primer tratado medioambiental de América Latina y el Caribe. Además de la explotación petrolífera, los proyectos extractivos (minas de oro a cielo abierto) y las presas hidroeléctricas amenazan los ecosistemas y las poblaciones locales. La construcción de turbinas eólicas ha provocado la sobreexplotación de la balsa, la madera utilizada en las palas de los aerogeneradores. También en este caso se han logrado avances, con la creación de una industria sostenible de madera de balsa por parte de una cooperativa de huaroanis.