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Partidarios del juego limpio

No hay que olvidar a los irlandeses que viven en otros lugares. La vieja costumbre de poner una vela encendida en la ventana en Navidad sigue muy viva. Es un recuerdo de los días en que la gente volvía a pie a sus pueblos y la luz de las velas les guiaba durante la noche. Sí, los irlandeses son muy solidarios y muy sociables. Siempre que podemos, formamos un grupo y salimos a mezclarnos. Nos contamos historias. Los irlandeses son curiosos y se preocupan: ¿de dónde eres? ¿Qué has hecho últimamente? ¿Te puedo ayudar? Yo sé mucho.

Paradójicamente, a los niños más pequeños se les anima a ser independientes; a los niños irlandeses se les educa para serlo. De mayores hay que tener fuerza para asumir riesgos. Los niños irlandeses son maduros y seguros de sí mismos. Sus padres les animan a ser atrevidos y emprendedores. Lo peor no es fracasar, sino no intentarlo. Los padres siempre están ahí, guardianes del refugio seguro. Independientes, pero no individualistas. De jóvenes, los irlandeses aprenden rápidamente a formar parte de un grupo. Participan en equipos deportivos y visten los colores del colegio. Los uniformes escolares difieren, de modo que cada colegio tiene su propio signo de reconocimiento. Esto es aún más cierto en el colegio y la universidad. El concepto de la famosa corbata del club es un signo distintivo. Se llevará con orgullo mucho después de dejar la escuela. Así que no es de extrañar que, sea cual sea la causa o disciplina, los irlandeses sean miembros activos de asociaciones benéficas y partidarios del juego limpio en el deporte. Los irlandeses practican deporte por diversión, por el grupo, por el desafío. Ser uno, formar parte de un grupo, apoyar, animar, dar energía. Está en su ADN.

Juntos, iguales y ¡viva la diferencia!

Las diversas invasiones, las sucesivas conversiones y la diáspora han conformado el carácter irlandés. Este carácter particular se manifiesta cotidianamente a distintos niveles, dando lugar a reacciones sociológicas y políticas particulares. Tienen una rara capacidad de adaptación. Se fijan objetivos y los alcanzan. Pragmáticos, saben hacer concesiones para triunfar. Saben dar pequeños pasos en largas negociaciones. Son personas alegres y estudiosas, con un optimismo inquebrantable, aunque a veces la nostalgia les adormezca. Participan activa y alegremente en el florecimiento de la legendaria Suertede los Irlandeses. Un grupo sí, unido sí, respetando las diferencias, fomentando las particularidades. El país tiene un talento excepcional, una capacidad para preservar la tradición al tiempo que se apasiona por la innovación. Hay que quererlo y tomarse el tiempo necesario para hacerlo, y esto es lo que la sociedad irlandesa ha demostrado en varias ocasiones.

Entre 1999 y 2019 se han producido avances espectaculares, sobre todo en el derecho al aborto y en las nuevas leyes que garantizan la igualdad de trato a las personas LGBTI. Tras ser uno de los últimos países europeos en obtener el derecho al aborto, Irlanda es ahora uno de los 17 países de la OCDE con mayor protección legal para las minorías sexuales y de género. Ejemplo de democracia participativa, en 2015 Irlanda se convirtió en el primer país del mundo en legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo por votación popular. No faltan ejemplos del progreso de los derechos humanos en Irlanda: dos presidentas de la República, y no menos importantes, Mary Robinson y Mary McAleese. Irlanda ha reconocido oficialmente a la comunidad itinerante (0,6% de la población irlandesa) como una de las minorías étnicas autóctonas del país. Por último, pero no por ello menos importante, el gobierno ha reconocido que necesita avanzar rápidamente en la inclusión de las minorías en el empleo. Por tanto, es con y para las personas con discapacidad, las poblaciones minoritarias, con las que se identifican las necesidades y se aclaran las soluciones. En Irlanda, juntos, iguales y ¡vivan las diferencias!

¡Al bar, Slainte!

Como era de esperar, todo acabará en el ambiente cálido, musical y a veces alegremente ruidoso de un pub. La elección es suya, desde el más tradicional al más contemporáneo. Según el día y la hora, optará por el tradicional pub irlandés, con sus veladas de música tradicional o menos tradicional, acogedoras, a menudo tranquilas, sin televisión durante el día entre semana, o por los amplísimos pubs modernos, tanto bares deportivos con grandes pantallas como bares de cócteles con pistas de baile y música moderna. Es fácil irse de fiesta toda la noche con la legendaria Guinness. Fiesta sin perder la cabeza, ya que el bello rubí ya está disponible sin alcohol.

Hoy ya no hay bares vetados a las mujeres ni salones reservados sólo para ellas. Las mujeres irlandesas ya no están confinadas en casa. Recuerden lo que dijo Mary Robinson con una sonrisa cuando fue elegida: "Fui elegida por las mujeres de Irlanda, que en vez de mecer la cuna, mecen el sistema ". (Fui elegida por las mujeres de Irlanda, que en lugar de mecer la cuna, sacudieron el sistema").

Habitantes de la ciudad o más rurales, ricos o no, jóvenes o no tan jóvenes, todos los irlandeses se reúnen en el pub. Aquí se entra en el corazón de la vida social irlandesa. No dude en aventurarse a entrar, le recibirán con la misma cordial bienvenida de siempre. Irlanda tiene un sentido especial de la bienvenida. Ese pequeño je-ne-sais-quoi que rápidamente te hace sentir como en casa. No tema entrar en un pub lleno de desconocidos. La reivindicación popular dice que sólo son amigos que aún no conoces. Tienes un cómplice designado: el barman. Es el tesoro de la sociedad irlandesa. Es a su vez tu camarero, tu amigo, tu guía... Cuando te conviertas en un habitual del pub, descubrirás que también puede ser tu médico, tu psicólogo... No, no, no exageramos, es el ángel de la guarda del lugar más cómodo para escribir un libro, leer poesía, no hacer nada o escuchar la lengua gaélica en los Gaeltachts. Sí, un pub irlandés es así e incluso mejor. Si las apariencias le llevan a pensar que un pub es sólo un local de copas, mírelo más de cerca. Reúne a todas las edades, hace las veces de tienda de comestibles en las profundidades de Connemara, produce jóvenes músicos que se convierten en estrellas mundiales, calienta una cremosa chowder (sopa de pescado) para turistas en bicicleta perdidos bajo la lluvia, te alimenta con pequeños bocadillos vegetarianos a todas horas. Puedes quedarte todo el día sin que te obliguen a comer... En el pub, decides si te quedas solo o no... ¿Nos vemos allí? ¡Sláinte!