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Religiones exógenas

Convertidos por los misioneros a partir del último cuarto del siglo XIX, los ugandeses son predominantemente cristianos, con tantos católicos como protestantes. La distribución religiosa, según el último censo de población (2014), es la siguiente: un 84% de cristianos (incluyendo un 39% de católicos y un 32% de anglicanos), un 14% de musulmanes y un 2% de seguidores de otras religiones (hinduismo, animismo, bahaísmo, judaísmo...). Según algunos académicos, hay más musulmanes de lo que sugieren los datos publicados por la Oficina de Estadísticas de Uganda. En cualquier caso, los distritos con mayor proporción de mahometanos se encuentran principalmente en el sureste del país. El distrito de Yumbe, fronterizo con Sudán del Sur, destaca tanto geográfica como sociológicamente, ya que es la única subdivisión territorial con más musulmanes que cristianos. Predomina el islamismo suní, introducido por los mercaderes swahili y las tropas egipcias. El chiísmo -como el ismailismo, cuyo líder espiritual es el acaudalado Aga Khan- también está presente. Por último, señalemos, subsumidos en la denominación de protestantismo, una plétora de iglesias y movimientos evangélicos (pentecostalismo, baptismo...) muy activos en Uganda.

Religiones tradicionales

En las zonas rurales, las creencias animistas siguen vivas. Dan crédito a una fuerza vital, un espíritu o un genio protector, inmaterial e inaccesible, pero presente en todo (árbol, río, piedra...) que desempeña el papel de médium entre esta entidad espiritual y los hombres. En caso de catástrofe natural, agresión externa o enfermedad, a menudo se consulta e invoca a los espíritus, y en particular a los de los antepasados, mucho más que al Dios cristiano. La invocación de los espíritus (como los de Nakayima en Mubende) implica ritos propiciatorios y de sacrificio y ofrendas. Para ejemplificarlo, veamos la religión tradicional de los Baganda. Se basa en una jerarquía en cuya cúspide domina Katonda ("creador de todas las cosas"), honrada en tres santuarios, pero relativamente alejada de los hombres y de sus preocupaciones cotidianas. Los veintiocho balubaale ("guardianes"), espíritus de hombres ilustres, vienen en segundo lugar. Omnipresentes, se veneran en los templos donde sus oráculos son recogidos por un sacerdote o sacerdotisa(mandwa). Se hacen sacrificios para atraer sus buenas gracias (fertilidad, cosechas abundantes...). Por último, en la parte inferior de la escala, hay una miríada de almas de los difuntos -bienintencionadas o no, que viven en las montañas, los bosques, los ríos o encarnadas en animales (como la pitón)- a las que hay que satisfacer, sobre todo haciéndoles ofrendas (granos de café, dinero...) en una cesta prevista a tal efecto en cada hogar.