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"No hay cine mauritano

Así se expresaba un crítico al ser preguntado por RFI en 2014 sobre el estreno de Tombuctú , de Abderrahmane Sissako. No es que nunca existiera, sino que, al contrario, desapareció muy pronto, por falta de apoyo y de una voluntad real de crear una industria nacional. Antes de la independencia, es difícil en cualquier caso trazar la historia del cine mauritano aún bajo tutela francesa. En un país que apenas contaba con diez salas de cine para un millón de habitantes, el séptimo arte se construiría a trompicones con la independencia del país. Fue gracias al impulso de dos personalidades que el público se fue aficionando poco a poco a la gran pantalla. Un francés de nombre Gaumèze se convirtió en uno de los primeros operadores cinematográficos del país, mientras que el polifacético Hammam -o Hemmam, según la grafía- Fall desarrolló una red de pequeños complejos, comprando cines que antes habían gestionado los colonos. De director de cine pasó a productor, y luego a director en los años setenta, con películas que iban desde documentales a ficciones como Terjit (1976), o Nomade moderne (1977). A finales de la década, la capital Nouakchott contaba con diez salas de cine, todas ellas propiedad del autor, convertido en empresario. Pero su prematura muerte en 1978, unos meses antes que la del otro padre del cine mauritano, Ould Saleck, precipitó a la naciente industria nacional a un nuevo periodo de carestía. Sin ayuda del nuevo gobierno, la Oficina Nacional del Cine, creada bajo la república islámica, desapareció. Desde entonces, no hay verdaderos cines en Mauritania. La televisión por satélite, el DVD y los soportes digitales son los medios preferidos para difundir el cine en un país donde sigue siendo extremadamente difícil hacer una película.

Dicho esto, la creatividad de los cineastas mauritanos se expresa en el extranjero desde los años sesenta. Uno de ellos es Med Hondo, cineasta mauritano que emigró a Francia y tuvo una carrera difícil debido al racismo de la sociedad francesa de la época. A partir de sus experiencias, realizó su primer largometraje, Soleil Ô (1971), una obra furiosa y rebelde que cuenta la historia de un inmigrante negro que va a París para seguir los pasos de "sus antepasados los galos". Y la desilusión que le sigue. Aclamada por la crítica, se proyectó en Cannes y ganó el Leopardo de Oro en el Festival de Locarno. A pesar de una distribución difícil, la película se ha convertido en un nombre conocido en los circuitos internacionales, y entre los más grandes. A finales de 2010, justo antes de la muerte de Hondo, Martin Scorsese ayudó a restaurar esta obra única, que ahora puede verse en vídeo a la carta. Med Hondo, más allá del cineasta, es también un conocido actor de doblaje francés. Ha interpretado las voces de Eddy Murphy y Morgan Freeman, sobre todo en Shrek. Es una forma de seguir viviendo del cine, al tiempo que prosigue con sus realizaciones únicas, como Antillas (1979), Sarraounia (1986) o más recientemente Fátima, l'Algérienne de Dakar (2004).

Al mismo tiempo, varios cineastas desarrollan su carrera formándose en el extranjero. A principios de la década de 2000, Abderrahmane Sissako se dio a conocer con En attendant le bonheur (2002), que ganó el Premio Internacional de la Prensa en el Festival de Cannes. Sissako colaboró con otros cineastas mauritanos, entre ellos Abderrahmane Ahmed Salem, para crear la Maison des cinéastes. Ahora es este último quien dirige este instituto de formación y apoyo a jóvenes cineastas, que trabaja para sacar nuevas estrellas. La Maison des cinéastes es también la iniciadora de la Semana Nacional del Cine, una oportunidad para que los jóvenes creadores muestren sus películas al público. En 2014, Sissako se convirtió en el primer africano en ganar el César al mejor director, con Timbuktu. Rodada en la impresionante ciudad de Oualata, también fue galardonada con el César a la mejor película y al mejor guión, antes de acudir a los Oscar. En cuanto a las mujeres, Mariem Mint Beyrouk es la primera cineasta de Mauritania y una activista por la integración de la mujer en la industria audiovisual nacional. Su documental Les Chercheuses de Pierre (2008) fue premiado en Bruselas, y su trabajo en televisión es ahora reconocido más allá de las fronteras.

Una gran victoria, aunque todavía quede mucho camino por recorrer hacia una verdadera cinematografía nacional. En 1978, Sidney Sokhona, cineasta mauritano y ahora político, escribía para Cahiers du Cinéma: "África ha sido colonizada, y su cine también" Una amarga constatación, pero también un mensaje para las nuevas generaciones, una llamada a la independencia cinematográfica y a una creación cada vez mayor.

Anécdotas del rodaje en Mauritania

¿Lo sabías? El quinto elemento (1997), de Luc Besson, protagonizada por Bruce Willis, Milla Jovovich, Gary Oldman y Maïwenn, se rodó en parte en Mauritania. Las escenas ambientadas en Egipto, rodeadas de mitología y que permiten encontrar el famoso quinto elemento, resaltan la belleza de los desiertos mauritanos. Los interiores, en cambio, se reconstruyeron íntegramente en el estudio. Además, los niños que animan la primera secuencia de la película tuvieron que ser contratados de nuevo, ya que el equipo no podía volar de Mauritania a Inglaterra, donde se rodaron las escenas en los famosos estudios Pinewood.

Más recientemente, es el pueblo de Rosso el que acoge algunas escenas de la películaGuilty, or The Mauritanian, de Kevin Macdonald (2021). En este conmovedor biopic que cuenta la historia de Mohamedou Ould Slahi, encarcelado injustamente en Guantánamo, Tahar Rahim interpreta al hombre de Rosso. La película, rodada principalmente en Ciudad del Cabo (donde se encuentra Guantánamo), se detiene en algunas escenas en la región natal de Mohamedou. Aclamada por la crítica tanto por su dirección como por las interpretaciones de Jodie Foster y Tahar Rahim, Designated Guilty bien merece las distracciones de su viaje a este país rico en paisajes y cultura.