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De una infancia modesta a unos comienzos difíciles

Sin embargo, nada predestinaba a esta mujer a convertirse un día en "a rainha da morna", la reina de la morna. Nacida en el seno de una familia muy modesta y una de 7 hermanos, Cesária ingresó en un orfanato desde muy pequeña. Allí se inició en la música cantando en el coro y conociendo la música tradicional de su país.
El propio padre de Cesária era guitarrista de morna, una lastimera mezcla de fado y blues que transmite el sufrimiento del pueblo. Fue en 1958, a la muerte del primo de su padre, el poeta Francisco da Cruz, apodado B. Leza, empezó a desarrollar su sensibilidad artística y a actuar en bares, donde su remuneración solía reducirse a tabaco y unas copas de grogue.
Un paseo por las calles de Mindelo nos lleva a conocer a la humilde mujer que se escondía detrás de la estrella. Su rostro plasmado en las paredes nos indica que estamos ante lugares que contaron en su vida, como el Café Royal. El escenario, decorado con un fresco de su imagen, nos transporta a su juventud, cuando conoció a su primer amor, João Chalino, que se convirtió en su compañero de serenatas. Su voz era muy solicitada en bares como el Salão Gia y el Piano Bar, y en los barcos del puerto.

Su talento finalmente se revela al público

En los años 60, un cazatalentos, Gregorio Gonçalves, conocido como Ti Goy, compuso para ella un repertorio original y a medida, con melodías que siguió interpretando hasta el final. "Llevo tanto tiempo cantándolas que se han convertido en parte de mí, quizá me han traído suerte", dice. En los años 70, tras un paso por la radio, su fama llegó hasta Portugal y publicó dos discos. Pero no ganó mucho dinero con ello, y la desilusión y el alcohol la hicieron desaparecer de la escena musical durante once años, en los que se refugió en casa de su madre con sus hijos.
Hacia los 45 años, su suerte empezó a cambiar cuando el empresario musical Bana la invitó a actuar en la capital portuguesa con otros compatriotas. Allí conoció a José da Silva, su futuro mánager, mentor y amigo, que quedó prendado de su talento y carisma. Él la sacó de la pobreza y la adicción y la llevó a la fama.

Reconocimiento internacional tardío

Debutó internacionalmente en 1992, año en que fue descubierta por el público con el lanzamiento de su tercer álbum, Miss Perfumado, y fue entonces cuando emprendió una vida itinerante y se vio finalmente catapultada al estrellato internacional.
En 2009 publicó el álbum Nha Sentimento, que recibió críticas muy favorables. A los 67 años, recibió la medalla de la Legión de Honor de manos del Ministro de Cultura francés, que le dijo: "Tu historia se ha convertido en una leyenda. Es la victoria del talento sobre el destino. Conjurar el destino a través de la música, eso es lo que has hecho toda tu vida".
Pero entre gira y gira, siempre volvía a su querido pequeño país. En la plaza Estrela, donde las mujeres venden verduras, iba con su delantal lleno de escudos a comprar productos frescos para regalar a las personas necesitadas a las que ayudaba incansablemente. En el pequeño Núcleo Museológico Cesária Évora, inaugurado en 2015 y gestionado por su nieta Janette, hay una colección de objetos personales que nos hablan de las dos caras de Cize: su lado más humano, como la ropa que llevaba cuando paseaba por las calles de Mindelo, su cenicero, su vaso de grogue favorito..., y recuerdos de su carrera profesional, como sus pasaportes diplomáticos y los vestidos que lucía en sus espectáculos. El Palacio do Povo también alberga una exposición permanente de objetos que pertenecieron a la artista.

La Diva Descalza

Apodada la "diva descalza" -por su aversión al calzado para unos, como gesto de solidaridad con los pobres para otros-, solía decir a los periodistas que no veía nada malo en ello. Ahora, el 27 de agosto, día de su cumpleaños, sus fans han decidido rendirle homenaje pasando todo el día descalzos.
A pesar de vender 5 millones de discos en todo el mundo y de ser admirada por artistas como Madonna, que la invitó a cantar en su fiesta de cumpleaños, Cesária siempre se ha negado a formar parte del star system y del mundo del brillo, prefiriendo la sencillez. Su inmensa popularidad no le ha impedido vivir en Mindelo, siempre fiel a su isla natal, lejos del lujo, como una persona corriente, cerca de la gente y disfrutando del tiempo que pasa en los bares que nunca ha dejado de frecuentar.

Una mujer sencilla que se convirtió en leyenda

El 17 de diciembre de 2011 fue un día de luto nacional en Cabo Verde. Cesária, la mujer que nació y murió en la humildad y que descansa junto a su madre en una tumba sin adornos en el cementerio de Mindelo, falleció a los 70 años. En cambio, se ha encendido la estrella de un mito, que ahora brilla en todos los rincones de este archipiélago.
Cesária Évora se consagró como la figura que ayudó a popularizar un estilo poco conocido. Rápidamente pasó a ser adorada por todas las generaciones y sigue inspirando a jóvenes artistas. El cantante Stromae le rindió un generoso homenaje con toda una canción titulada "Ave Cesária". Por cierto, fueron los músicos de Cesária quienes acompañaron a la cantante belga.
Es raro que un artista haga más por su pueblo que la clase política. Eso es lo que ocurrió con Cesária Évora: desde su actuación en un teatro de París, la gente ha aprendido a situar la nación-archipiélago en el mapa del mundo. Ella abrió el camino a otras generaciones de músicos que, siguiendo su estela, gozan hoy de una repercusión social y comercial más allá de nuestras fronteras.
Inextricablemente ligada a sus raíces, Cize cantó conmovedoramente al mar, al amor y a los desamores del exilio, a la muerte y al olvido, con su voz cimbreante que se reconoce al instante. Sin duda, todas sus canciones seguirán celebrando Cabo Verde en todo el mundo, con un toque de sodade..