Parc de la Ciutadella ©  trabantos - Shutterstock.com.jpg
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Détail de la façade de la Nativité © Pecold - Shutterstock.com.jpg

Un impulso de modernidad

Entre finales del siglo XIX y principios del XX, periodo marcado por el progreso técnico y una relativa prosperidad económica, varios países europeos vieron surgir un movimiento artístico que pretendía romper con el academicismo dominante. Según los países, se denominó Art Nouveau en Francia y Bélgica, Modern Style en el Reino Unido y Estados Unidos, Jugendstil en Alemania o Liberty en Italia. En España se denominóModernismo(Modernisme en catalán).

Asociado a los conceptos de modernidad y progreso, el Modernismo se desarrolló en Cataluña gracias a las élites nacidas de la Revolución Industrial. Tras impulsar la Renaixença -el renacimiento cultural catalán-, esta nueva burguesía afirmó su voluntad de situar Barcelona en un contexto europeo moderno o, en palabras del escritor Joan Fuster, de transformar "una cultura regional tradicionalista en una cultura nacional moderna".

Los primeros edificios modernistas aparecieron en 1888 en la Exposición Universal de Barcelona. El Arco de Triunfo y el Castillo de los Tres Dragones, en el Parque de la Ciutadella, marcaron el inicio de esta revolución modernista. Pero fue sobre todo gracias a la creación del Eixample que el Modernismo pudo desarrollarse. Este barrio, diseñado por el urbanista Ildefons Cerdà en la década de 1860, fue una "extensión" planificada del centro de la ciudad, tras la destrucción de las murallas de Barcelona (1854-1856).

Diseñado en cuadrícula, con bloques de viviendas perfectamente idénticos, el Eixample se construyó en torno al paseo de Gracia, eje principal de la nueva ciudad. A partir de 1890, este elegante paseo se convirtió en el corazón residencial de la alta burguesía y en el escaparate del Modernismo catalán. Gracias al mecenazgo, entre 1890 y 1920 se construyeron aquí espléndidos edificios de Gaudí, Puig i Cadafalch y Domènech i Montaner. Su genio combinado puede verse en la Illa de la Discòrdia, donde la Casa Amatller (n.º 41) y la Casa Batlló (n.º 43) se erigen una al lado de la otra.

Rasgos característicos del modernismo

Influido en parte por el Arts and Crafts, movimiento anglosajón que propugnaba el renacimiento de la artesanía, el Modernismo compartía muchas afinidades con el Art Nouveau y sus diversas variantes europeas: el deseo de libertad creativa, las líneas curvas, el gusto por la riqueza ornamental y las formas de la naturaleza. En Cataluña, la singularidad del movimiento y de sus artistas fue tal que el "Modernismo catalán" pronto se consideró un movimiento autónomo.

Las referencias a la arquitectura medieval son una de las señas de identidad del primer Modernismo. Ejemplos de ello son la Casa de les Punxes, como un castillo gótico que se eleva sobre la avenida Diagonal, y la Casa Martí (1895-1896), reconocible por sus líneas neogóticas. Pero lejos de copiar este lenguaje medieval, los arquitectos modernistas lo trascendieron combinando métodos de construcción tradicionales catalanes con materiales propios de la era industrial. La bóveda catalana y el hierro forjado se combinaron con el ladrillo, la cerámica y el vidrio industrial.

Otro rasgo distintivo del Modernismo catalán es el uso de formas y motivos tomados del nacionalismo. La presencia recurrente de la Senyera (bandera catalana) y la representación de Sant Jordi y el dragón son los mejores ejemplos. En la fachada de la Casa Amatller se distingue fácilmente el soberbio Sant Jordi esculpido por Eusebi Arnau. El tejado de la Casa Batlló, que se asemeja a la espina dorsal del dragón, y el Sant Jordi de cerámica que corona la Casa de les Punxes, son algunos de los mejores ejemplos de la ciudad.

Los grandes arquitectos modernistas

Entre los principales representantes del Modernismo destacan tres nombres en el panorama catalán: Lluís Domènech i Montaner, Josep Puig i Cadafalch y Antoni Gaudí. Desde el historicismo de sus inicios, cada uno perfeccionó su propio lenguaje y evolucionó hacia un estilo singular. Sus obras ilustran una profunda investigación formal, situando a la ciudad de Barcelona en la vanguardia de la creación artística.

Lluís Domènech i Montaner (Barcelona 1850-1923) desempeñó un importante papel en la difusión del Modernismo desde su puesto en la Escola Tècnica Superior d'Arquitectura de Barcelona, de la que fue director desde 1900. También fue autor de un artículo publicado en 1878 en la revista La Renaixença, "En busca de una arquitectura nacional", en el que teorizaba las premisas del Modernismo catalán. Sus principales obras dan testimonio de una fantasía arquitectónica que tiene pocos equivalentes en otros lugares. En Barcelona, diseñó la editorial Montaner i Simón (1885), hoy sede de la Fundació Tàpies, y el café-restaurante de la Exposición Universal (1888), un castillo feudal más conocido como el Castell dels tres Dragons (Castillo de los tres drag ones), o la Casa Lleó i Morera (1902), adornado con balcones y capiteles con motivos vegetales, y rematado con elegantes almenas de hierro forjado coronadas por una torreta.

ElRecinto Modernista de Sant Pau (1902-1912), una verdadera ciudad-jardín formada por cuarenta y ocho pabellones unidos por calles y pasajes subterráneos, está adornado con esculturas de Eusebi Arnau y Pablo Gargallo, sobre un fondo de ladrillo y mosaicos. Pero su obra más famosa sigue siendo el Palau de la Música Catalana (1905-1908), templo de la música catalana y joya del Modernismo, donde la alianza entre arquitectura y artes decorativas alcanzó su apogeo. Construido en ladrillo, el edificio es un encanto de vidrieras, mosaicos y delicadas esculturas diseñadas por Eusebi Arnau. Estos dos edificios, declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, figuran entre las mejores aportaciones a la arquitectura barcelonesa.

Josep Puig i Cadafalch (Mataró, 1867- Barcelona, 1956) está considerado como el último representante del Art Nouveau catalán. Discípulo de Lluís Domènech i Montaner, realizó sus mejores obras modernistas durante la primera etapa de su carrera arquitectónica (1895-1905), antes de pasarse al racionalismo y luego al monumentalismo. Este historiador del arte, apasionado de la Edad Media y del arte románico en particular, se inspiró en el imaginario medievalista para crear sus obras, al tiempo que concedía un lugar fundamental a las artes decorativas.

Diseñó la Casa Martí (1895-96), una fabulosa residencia inspirada en el gótico del norte de Europa, que se convirtió en el baluarte de la bohemia artística con la apertura de la taberna Els Quatre Gats en 1897. También fue responsable de la Casa de Les Punxes, un edificio de estilo gótico flamenco cuyas torrecillas se elevan como picos(punxes) hacia el cielo de Barcelona. Con el Palau Baró de Quadrás, construido entre 1904 y 1906, Josep Puig i Cadafalch reinterpretó las fachadas góticas del norte de Europa. También en este caso, la colaboración con el escultor Eusebi Arnau pone de manifiesto la importancia de las artes decorativas en el imaginario modernista. El interior del edificio es mucho más ecléctico, con cierta influencia árabe.

La Fábrica Casaramona, sede del centro cultural CaixaForum, es un buen ejemplo de la estética modernista aplicada a la arquitectura industrial. Esta antigua fábrica textil de las afueras de Montjuïc mezcla influencias góticas y mudéjares, con sus altas torres en forma de minarete. Otro ejemplo de arquitectura industrial, las Cuevas Codorniu en Sant Sadurní d'Anoia, incorpora las innovadoras técnicas de las bóvedas catalanas y los arcos parabólicos. Pero su obra más notable es sin duda la Casa Amatller, en el paseo de Gracia. Terminada en 1900, esta maravillosa residencia evoca el estilo gótico flamenco, con sus frontones almenados adornados con mosaicos.

Gaudí, el genio místico

Antoni Gaudí (Reus, 1852-Barcelona, 1926) es el representante más famoso del Modernismo catalán y una figura clave en la historia de la arquitectura contemporánea. Su obra, gran parte de la cual está declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, es fruto tanto de préstamos históricos como de audacia formal. Nacido en el seno de una familia modesta, estudió arquitectura en Barcelona y recibió su primer gran encargo en 1883 con la Casa Vicens, un auténtico palacio de inspiración oriental, reconocible por su fachada policromada decorada con azulejos de barro. Ese mismo año, se hizo cargo de las obras de la Sagrada Familia, un proyecto gigantesco al que dedicó toda su vida, y el punto de partida de un meteórico ascenso profesional.

Su encuentro con el acaudalado industrial Eusebi Güell dio rienda suelta a su genio creativo. Los dos hombres, que compartían los mismos valores nacionalistas y católicos, iniciaron una prolífica colaboración basada en la admiración mutua. Así lo atestiguan los Pavellons Güell (1884-1887), cuyo portal en forma de dragón es una obra maestra de la forja, y el Palau Güell (1886-1890), refinadísima residencia concebida como vivienda principal del mecenas; la Colonia Güell, cuya cripta (1908-1915) fue el campo de pruebas de numerosas técnicas innovadoras aplicadas más tarde en las obras de la Sagrada Familia; y, por supuesto, el Parc Güell, maravillosa ciudad jardín inacabada cuyo dragoncito y banco ondulado cubierto de trencadís son hoy iconos de Barcelona.

En el paseo de Gràcia, Gaudí dio rienda suelta a su imaginación para remodelar la Casa Batlló (1904-1907), cuya extraordinaria fachada está adornada con fragmentos de mosaico y balcones de formas orgánicas que le valieron el sobrenombre de "casa de los huesos". Casi enfrente, La Casa Milà - La Pedrera (1906-1912) destaca por el uso de una planta de forma libre: gracias a una estructura portante hecha de pilares y vigas, la fachada está libre de cualquier restricción estructural y se impone, inmensa, como una masa ondulante de piedra. Fue la última obra pública de Gaudí, que después se dedicó exclusivamente a su obra maestra inacabada, la Sagrada Familia.

La visita a la basílica es imprescindible para comprender el genio y la devoción del arquitecto. Desde 1914 hasta su muerte en 1926, se dedicó en cuerpo y alma a su construcción, trasladándose incluso a su estudio durante los últimos meses de su vida. El arquitecto, cuyo estilo se describe a menudo como "naturalista", se basó más que nunca en la naturaleza para diseñar el espacio y la estructura de sus obras. Un ejemplo es el inmenso bosque de columnas de la nave de la basílica, que se ramifican en la parte superior como las ramas de un árbol.

Gaudí murió el 10 de junio de 1926 tras un trágico accidente. El anciano asceta se dirigía a la iglesia de Sant Felip Neri para asistir a misa cuando fue atropellado por un tranvía. Iba tan mal vestido que le confundieron con un indigente. Durante su vida sólo se terminaron la cripta -donde está enterrado su cuerpo- y la fachada del Nacimiento. Las obras de la Sagrada Familia no han cesado y su finalización está prevista para 2026, año del centenario de la muerte del arquitecto.

Para saber más sobre la obra de Gaudí, descárguese la aplicación "La Barcelona de Gaudí" de la web de la oficina de turismo. Varias agencias locales ofrecen también visitas guiadas en francés sobre el tema de Gaudí y el Modernismo, entre ellas Ma Barcelone y su itinerario "Barcelona Modernista". Por último, no deje de consultar la página web y las publicaciones de la Ruta del Modernismo (rutadelmodernisme.com), una valiosa fuente de información sobre el Art Nouveau catalán, disponible en francés. La página ofrece una lista de unos 120 monumentos para descubrir en Barcelona, así como una selección de obras para ver en los alrededores de la ciudad.