Pinxtos et taps ©  MisterStock - Shutterstock.com.jpg
Patatas bravas © Karl Allgaeuer - Shutterstock.com.jpg

"Tapas", instrucciones de uso

Los pintxos son tapas hechas sobre una rebanada de pan y pinchadas con un palillo. Son típicos del noroeste de España, sobre todo del País Vasco. Suelen comerse de pie, con los dedos, como acompañamiento de un aperitivo. En Barcelona, los establecimientos que ofrecen este tipo de tapas suelen ser muy turísticos, a excepción de algunas buenas direcciones como Cervecería Catalana y Koska Taverna. Koska Taverna es una de las direcciones emblemáticas de la calle Blai, una calle peatonal del barrio de Poble Sec que alberga muchos de los bares de pintxos y montaditos más auténticos de la ciudad. El montadito tiene un parecido asombroso con su primo el pintxo: de hecho, ¡sólo los puristas notarán la diferencia! Se sirve en una rebanada de pan ligeramente más ancha que el pintxo, y se distingue de éste por la ausencia de palillo. La bodega Quimet & Quimet, templo barcelonés del montadito, es una visita obligada para probar estos bocados divinos rellenos de mejillones y caviar, setas en aceite de oliva trufado o foie gras en sal volcánica. Todo para degustar de pie, apoyado en la barra o en una mesa alta, como es tradición. Las raciones ( 'racions ' en catalán) son otro de los platos gastronómicos, generalmente referidos a la cocina popular o marinera: raciones de calamares, chocos, chipirones y bunyols de bacallà se colocan en el centro de la mesa para compartir. Este tipo de tapas son realmente típicas de Barcelona, mucho más que los pintxos o los montaditos. Generalmente se comen con tenedor, como entrante o como comida completa, ¡el único requisito es compartir el plato! En las tabernas de los barrios marítimos, las raciones de fritos se acompañan de almejas, gambas y navajas frescas a la plancha, como en Jai Ca, L'Ostia o la ineludible Cova Fumada. Esta última también es famosa por ser la cuna de la bomba, la tapa emblemática de La Barceloneta en forma de gran bola rellena de carne y patatas. En l'hora del vermut -que significa "la hora del aperitivo"-, los catalanes son especialmente aficionados a las aceitunas rellenas, las anchoas marinadas, los berberechos y los mejillones en conserva, que se comen con un palillo. Las antiguas bodegas con sus paredes llenas de botellas y barriles son, por supuesto, el marco ideal para un aperitivo a la catalana, como la Bodega Vasconia, en el Barri Gòtic, o El Xampanyet, en el Born. Pero la moda del vermut, que ha resurgido con fuerza en los últimos diez años, también ha propiciado la aparición de vermuterías más "gastro", donde las tapas tradicionales son actualizadas por jóvenes cocineros de vanguardia. Morro Fi, con varios locales en Barcelona, fue el precursor de esta tendencia. A los hipsters barceloneses les vuelven locos sus clásicos revisitados, como laesqueixada (ensalada de bacalao) y laensaladilla rusa (mezcla de verduras).

La revolución de las tapas

Uno de los clásicos de los bares de Barcelona son, por supuesto, las patatas bravas, patatas doradas en aceite de oliva y servidas con una salsa roja picante y otra blanca de alioli. Las del Bar Tomás están entre las más conocidas de la ciudad. Tampoco pueden faltar las croquetas (rellenas de jamón, setas, etc.), las tortillas y el famoso pa amb tomàquet (rebanada de pan tostado untada con tomate y aliñada con aceite de oliva)La escalivada, elaborada con tiras de berenjena, cebolla y pimiento rojo estofadas al horno, es el acompañamiento perfecto del pan con tomate. También se utiliza como cobertura de la coca de recapte, una deliciosa pizza catalana con sardinas o anchoas. Aparte de estas pocas especialidades, las tapas pueden adaptarse infinitamente a la imaginación de los cocineros. Desde finales de los años 90 y la revolución de El Bulli -el famoso restaurante de Ferran Adriá y cuna de la cocina molecular-, los chefs catalanes han aprovechado las tapas para llevar a cabo una auténtica revolución culinaria. Conocidas como platillos en castellano o platets en catalán, estas tapas "creativas" están omnipresentes en las mesas barcelonesas, desde bodegas pur jus hasta gastrotavernas de moda, neobistrós chic e incluso restaurantes con estrellas Michelin El Gresca Bar y la Teòric taverna gastronòmica son sólo dos de los lugares donde la tapa de autor está dejando su huella. Las tapas se degustan en un ambiente cordial e informal, muy alejado de la atmósfera estirada de algunos restaurantes gastronómicos. Porque las tapas, modestas o innovadoras, ¡son cuestión de ambiente! Para una visión completa, diríjase a la Bodega La Palma o La Pepita, dos lugares estupendos para probar una mezcla de platos clásicos de mostrador y tapas creativas. Varias agencias ofrecen tours de tapas en francés, como el Food Lover Tour (foodlovertour.com), con sus cinco paradas gourmet. La agencia Ma Barcelone, dirigida por un equipo francófono, ofrece un taller de "tapas creativas" para grupos. Y no olvide visitar los mercados de la ciudad, como el de La Boquería o el Mercat de Sant Antoni: ¡sus mostradores son imprescindibles para picar productos locales catalanes!