Lagune de Karavasta © Zbigniew Dziok - Shutterstock.com.jpg
Vipère cornue © reptiles4all - Shutterstock.com.jpg
Tortue bordée © Rudmer Zwerver - Shutterstock.com .jpg
Parc national de Valbona © Thomas Kauroff - Shutterstock.com.jpg

Ecosistemas bajo presión

Bosques amenazados. Albania es el único país de Europa que ve disminuir sus bosques. Cubren 1,05 millones de hectáreas (10500 km²), es decir, el 36% del territorio, frente al 80% en 1943. Esto es el resultado de una intensa tala durante la era comunista y de una deforestación ilegal a una escala sin precedentes desde 1992. La situación es tal que, en 2016, el Parlamento votó a favor de prohibir dicha explotación durante diez años. Sin embargo, la tala ilegal continúa, y se cortan entre dos y tres veces más árboles de los que se replantan. El país perdió otras cuatrocientas hectáreas entre 2016 y 2019. Al mismo tiempo, el propio Gobierno ha vendido seiscientas hectáreas de bosque a empresas mineras e hidroeléctricas. Los bosques primarios, con árboles de más de 120 años, prácticamente han desaparecido: representaban el 7% del territorio en 1997 y menos del 1% en la actualidad. El haya común (Fagus sylvatica), llamada ahu en albanés, es el árbol más frecuente, presente en todo el país a altitudes de entre 800 y 1900 metros. Los principales hayedos se encuentran en la parte oriental del país, mientras que en otros lugares hay bosques mixtos donde el haya crece junto al abeto blanco (Abies alba), el pino negro (Pinus nigra), el pino de los Balcanes (Pinus heldreichii) y el pino de Macedonia (Pinus peuce). Solo estos dos últimos crecen por encima de los 1600 m de altitud.

Ríos en peligro. Los ríos de Albania sufren las consecuencias de la deforestación y, sobre todo, del desarrollo de la producción hidroeléctrica. Puesta en marcha en la época comunista, la construcción de presas se ha disparado desde 1992, con el resultado de que prácticamente todos los cursos del país han sido modificados, y con ellos toda una parte de la biodiversidad sacrificada. Solo el Vjosa, el segundo río más largo del país (272 km, 80 de ellos en Grecia), ha escapado al desastre. Está considerado uno de los últimos ríos salvajes de Europa. Pero se prevé construir una enorme presa cerca de Përmet, que transformará el Vjosa para siempre. En total, el país planea aumentar el número de centrales hidroeléctricas de las 150 actuales a 440.

Humedales en convalecencia. Al igual que la laguna de Karavasta, los humedales del país están bastante bien. Y es que, a diferencia de los bosques y los ríos, los lagos, lagunas y deltas se han beneficiado del fin de la dictadura. Durante el periodo comunista, estas zonas sufrieron una drástica reorganización con fines agrícolas. Debido a la falta de atención desde 1992, están volviendo poco a poco a su estado original. A pesar de la contaminación procedente del puerto de Durrës, ahora son santuarios para miles de aves migratorias en su camino hacia África o Asia. Tal es el caso del rarísimo pelícano ceñudo (Pelecanus crispus). Esta especie en peligro de extinción ha hecho de la costa entre Durrës y Vlora su principal lugar de reproducción en Europa. En 2019, las lagunas de Narta y Karavasta albergaban a más de 200 pelícanos ceñudos, incluidas 69 parejas que anidaban allí. También ha habido mejoras en torno a los lagos, como el Prespa, otro paraíso ornitológico. En el extremo sur, sin embargo, la laguna de Butrinto presenta un resultado más bien negativo.

Especies peligrosas

Aunque ciertas pequeñas bestias mediterráneas pueden asustar, a menudo son inofensivas. De hecho, la especie más devastadora en Albania es el hombre.

Arañas. De las 491 especies registradas en el país, solo una es peligrosa para el ser humano: la viuda negra europea (Latrodectus tredecimguttatus). Se la reconoce por su gran abdomen cubierto de manchas rojas, y también puede ser vista en Córcega. En Albania ha sido responsable de varias muertes desde el 2000, dos de ellas en 2006. Sin embargo, su picadura solo es mortal en el 1,7% de los casos. La otra preocupación es la aparición de nuevas especies que proliferan como consecuencia del calentamiento global, de las que todavía no hay datos científicos en Albania. Además, el país solo tiene una especie endémica: la Harpactea albanica, pequeña, rara e inofensiva para el ser humano.

Escorpiones. Seguro que se toparía con ellos, tanto cerca de la costa como en la montaña... e incluso en el cuarto de baño, como ya nos ha ocurrido a nosotros. Pero de las seis especies presentes en Albania, solo el Mesobuthus gibbosus tiene un veneno tóxico. De color amarillo o arena y siete centímetros de longitud, solo ha causado algunas hospitalizaciones en los últimos años, pero ningún caso grave ni muerte. Por tanto, no es peligroso para los humanos con buena salud. Se recomienda a los aficionados buscar la única especie endémica del país: el Euscorpius beroni, pequeño, marrón e inofensivo. Se encuentra en los Alpes albaneses a partir de los 1400 m de altitud.

Serpientes. De las dieciséis especies que viven en Albania, tres se consideran peligrosas para el ser humano. Aunque la más venenosa es la víbora cornuda (Vipera ammodytes), no ha causado ninguna muerte reciente en el país. Reconocida por su protuberancia, mide entre 45 y 95 cm de longitud. Se encuentra en todo el territorio nacional, hasta a 1800 m de altitud. Su veneno es muy tóxico y requiere atención médica urgente. Las otras dos especies peligrosas son la víbora común europea (Vipera berus) y la víbora de Orsini (Vipera ursinii). Sus mordeduras rara vez causan problemas graves.

Fauna y flora raras

Durante mucho tiempo aislada y poco conocida, Albania está revelando poco a poco una fauna y una flora mucho más ricas de lo que se imaginaba.

Especies endémicas. Hay muy pocas. Solo 81 especies son autóctonas de Albania, frente a las 2000 de la vecina Grecia. Pero los investigadores no han empezado a interesarse por el país hasta hace muy poco, por lo que casi todos los años se descubren nuevas especies. De las treinta plantas endémicas existentes, dos de ellas (con hermosas flores) se encontraron hace poco. El tulipán albanés (Tulipa albanica) se identificó en 2010 en Surroj, cerca de Kukës. Sus pétalos son rojos o amarillos. El ajo albanés (Allium albanicum) se descubrió en 2018. Produce pequeñas flores blancas y unicamente se encuentra en los terrenos rocosos del norte. En cuanto a los insectos, figuran trece especies locales, la última de ellas identificada en 2019: un artrópodo perjudicial para los cultivos de nombre Vadonia albanica. También hay cinco especies de caracoles y dos de peces que viven en los ríos salvajes del sureste. Por último, Albania cuenta con cinco insectos e invertebrados endémicos, entre ellos el mencionado escorpión Euscorpius beroni, descubierto en el 2000.

Tortugas. El país alberga ocho especies, la mayoría raras o amenazadas. El litoral albanés es zona de nidificación de cuatro especies marinas: la tortuga verde (Chelonia mydas), la tortuga laúd (Dermochelys coriacea), la tortuga carey (Eretmochelys imbricata) y la tortuga boba (Caretta caretta). Pero, como consecuencia del turismo, su presencia en las playas se ha vuelto esporádica. La tortuga carey, por ejemplo, solo se ha visto una vez, en 1997. Sin embargo, se están haciendo esfuerzos con la creación en 2016 del centro de tortugas marinas en la laguna de Patok, al sur de Lezha. Las dos tortugas de agua dulce están amenazadas por la contaminación: el galápago europeo (Emys orbicularis), presente también en España (aunque con una presencia muy reducida), y la tortuga de los Balcanes (Mauremys rivulata). Por último, dos especies terrestres sufren un fuerte declive debido a la deforestación: la tortuga mediterránea (Testudo hermanni), que antaño se encontraba en todo el país a altitudes de hasta mil metros, y su prima, la Testudo marginata, que solo sobrevive cerca de Saranda.

Mariposas. Con 208 especies catalogadas, 40 de ellas recientemente, Albania se ha convertido en un destino de interés para los lepidopteristas, los amantes de las mariposas. Algunas especies también pueden observarse en España, como la Hipparchia hermione y la Parnassius apollo. Pero otras son típicas de los Balcanes y Oriente Próximo, como la insólita y ocelada Pseudochazara cingovskii y la extraordinaria Euchloe penia, de motivos asimétricos.

Animales emblemáticos

Hay tres especies que son el orgullo de los albaneses y, aunque en teoría están protegidas por una prohibición total de caza, su hábitat disminuye constantemente.

Águila real. Es más fácil ver al símbolo del país disecado en un restaurante que sobrevolando las montañas. El águila real (Aquila chrysaetos) está desapareciendo de Albania: de 200 parejas en 1992 a menos de 100 en la actualidad. De hecho, todas las aves rapaces están amenazadas. Se han cazado alrededor de 150000 águilas, halcones y otros milanos desde la caída del régimen comunista. ¿La culpa? La caza furtiva, pero también los coleccionistas ilegales. En los arcenes de las carreteras, no es raro toparse con vendedores de aves vivas. Un águila real se vendía por unos 400 € en 2010 y, hoy en día, un busardo ratonero (Buteo buteo) puede rondar los 65-100 euros. Por último, de las cuatro especies de buitres que había en el país, solo queda el alimoche común (Neophron percnopterus), con menos de diez parejas.

Oso pardo. Se estima que el país alberga unos 180 osos pardos (Ursus arctos), el número más bajo jamás registrado. Han sido cazados principalmente por sus oseznos. Estos se vendían en Internet o se exhibían en restaurantes y ciudades, como la famosa Jeta, conocida como la «osa selfi», en Durrës. Y como ella, un total de cincuenta osos que vivían en condiciones miserables y seguían siendo utilizados como atracción en todo el país en 2015. Los animales liberados han sido trasladados a refugios de Kosovo o Suiza, mientras que los osos salvajes que quedan viven principalmente en los Alpes albaneses, en el Parque Nacional de Shebenik-Jabllanica y en la frontera griega. Pero el animal está ahora amenazado por la deforestación. Otra especie oficialmente protegida, pero también en declive, es el lobo (Canis lupus). Solo quedan unos doscientos ejemplares en las mismas zonas que el oso. Recalcamos que los ataques a humanos por parte de animales salvajes son raros, con cuatro accidentes no mortales entre 2000 y 2015.

Lince de los Balcanes. Apodado el «fantasma de los bosques» por los albaneses, este lince (Lynx lynx balcanicus) es una de las especies más amenazadas de Europa. Solo quedan entre 50 y 100 ejemplares de este gran felino entre Montenegro y Grecia. La mayoría ha encontrado refugio al otro lado de la frontera albanesa, en Macedonia del Norte, en el Parque Nacional de Mavrovo. Entre diez y veinte de ellos visitan regularmente Albania, en el Parque Nacional de Shebenik-Jabllanica y en la región de Puka, entre el macizo de Munellë y el Parque Nacional de Lura. Mientras que los últimos estudios son bastante optimistas en los países vecinos, en Albania ocurre lo contrario. Allí, el animal se considera un trofeo y su hábitat se está reduciendo progresivamente. De hecho, en marzo de 2015, un cazador fue capturado tras matar a una cría de lince en el macizo de Munellë. Con respecto al Parque Nacional de Lura, este ha perdido la mayor parte de sus bosques y el de Shebenik-Jabllanica corre ahora la misma suerte.

Parques nacionales

Albania cuenta con doce parques nacionales, creados entre 1966 y 2022, y gestionados por la Agencia Nacional de Áreas Protegidas (AKZM, www.akzm.net), fundada en 2015. Debido a la falta de recursos y de voluntad política, la mayoría de ellos están poco protegidos.

Unesco. Existen tres parques teóricamente protegidos por la institución cultural de la ONU. En el sur, el Parque Nacional de Butrinto, que ha sido declarado Patrimonio Mundial, incluye un suntuoso yacimiento arqueológico y una laguna. Sin embargo, esta última está siendo invadida por los vertidos contaminantes de Saranda, ya que su complejo turístico costero carece de depuradora. Cerca de Elbasan, el Parque Nacional de Shebenik-Jabllanica constituye el pulmón verde de Albania. Alberga el 30% de la biodiversidad del país y está inscrito en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO bajo el epígrafe de «Bosques antiguos y primarios de hayas de los Cárpatos y otras regiones de Europa». A pesar de ello, es víctima de una intensa deforestación. Por último, en el sureste, el Parque Nacional de Prespa se extiende entre los grandes y pequeños lagos de Prespa. Forma parte del «Programa sobre el Hombre y la Biosfera» de la UNESCO y está relativamente bien conservado. Es, asimismo, una parada importante para las aves migratorias, en particular el pelícano ceñudo.

Parque marino. Situado justo al sur de Vlora, el Parque Nacional Marino de Karaburun Sazan es uno de los más recientes, creado en 2010. Es el único de su tipo en el país y se extiende entre la tierra y el mar, sobre la península de Karaburun, la isla de Sazan y una zona de una milla náutica más allá de la costa. La naturaleza ha permanecido casi intacta, ya que, durante la época comunista, la isla y la península albergaban bases militares a las que estaba prohibido acceder. Aunque la presencia militar continúa, el parque alberga el yacimiento arqueológico de Orikum y numerosas especies de aves (144), mamíferos (al menos 70), reptiles (36) y anfibios (11). En particular, se pueden avistar delfines y, a veces, algún cachalote. También es el lugar de apareamiento de dos de las especies marinas más amenazadas del Mediterráneo, la tortuga boba y la foca monje del Mediterráneo (Monachus monachus).

Otros parques. En la costa podemos encontrar el Parque Nacional de Divjaka Karavasta, con sus ricos humedales, y el de Llogara, que constituye un magnífico punto de acceso a la «Riviera albanesa». Ambos son muy populares entre los visitantes, por lo que están relativamente bien conservados. Lo mismo ocurre con el Parque Nacional de los Alpes, creado en enero de 2022, y que agrupa los parques nacionales de Theth y el del valle del Valbona, y la reserva natural de Lumi i Gashi. En los alrededores de Tirana hay dos habilitados principalmente como espacios recreativos: el del monte Dajti y el de Qafe Shtame. Por último, los otros parques nacionales están asolados por la deforestación ilegal: el del monte Tomor, el de Lura, el de Hotova y Lumi Vjosa.